Sonya Yoncheva, una Tosca a la altura de la Arena de Verona

Cines Van Gogh retransmite este jueves desde el festival italiano la tragedia verista de Puccini, con la soprano búlgara y el tenor Vittorio Grigòlo; un montaje del argentino Hugo de Ana

Javier Heras
05/06/2025
 Actualizado a 05/06/2025
Sonya Yoncheva en la 'Tosca' de Hugo de Ana. | FUNDACIÓN ARENA DE VERANO
Sonya Yoncheva en la 'Tosca' de Hugo de Ana. | FUNDACIÓN ARENA DE VERANO

En los más de cien años de Historia del festival Arena de Verona, Toscaes la sexta ópera más representada. Tiene sentido: la programación del certamen siempre acude a títulos muy populares y a producciones monumentales. Es el caso de la tragedia verista de Puccini, de 1900, y es el caso sin duda de los trabajos del regista Hugo de Ana.

Del veterano argentino (1949) recordaremos su montaje de Le comte Ory para el Festival Rossini de 2022, que empleaba detalles de El jardín de las delicias, la pintura de El Bosco. El verano siguiente llevaba a este anfiteatro romano del siglo I su Tosca, concebida ya en 2006 y con más de un centenar de funciones a la espalda. Una propuesta oscura y muy cinematográfica, que aprovecha el enorme escenario del certamen estival, uno de los más antiguos y prestigiosos de Europa (se fundó en 1913). Es innegable que al aire libre se pierden algunas cosas (intimidad, sentido claustrofóbico en escenas como la capilla o la tortura), pero tiene mucho mérito cómo logró coordinar y coreografiar las escenas y a los actores.

Artífice también de la iluminación, el vestuario de época y los decorados clásicos (siglo XIX, respetando el libreto), Hugo de Ana no tiene complejos en abrazar lo tradicional y en buscar la claridad y la eficacia. La acción se desarrolla en las tres localizaciones que indica el texto de Ilica y Giacosa, que se basaron a su vez en la obra de teatro La Tosca, de Victorien Sardou. Por un lado, la iglesia de Sant’Andrea della Valle, donde pinta el protagonista, Cavaradossi, quien ayuda a esconderse a un preso político, lo que despierta sospechas en su amante, la soprano Floria Tosca. Por otro, el despacho del pérfido jefe de policía Scarpia en el Palazzo Farnese, en el cual interroga a los detenidos; y por último, el Castel Sant’Angelo, donde tiene lugar el fusilamiento final. En medio, una enorme estatua del arcángel San Miguel domina el espacio y simboliza la justicia divina. Su aire imponente se acentúa aún más mediante los claroscuros.

El jueves 5 de junio Cines Van Gogh concluye su temporada de ópera y ballet (que volverá tras el verano) con una retransmisión de esta Tosca, grabada en verano de 2023 en Verona. Como protagonistas, dos estrellas que ya habían brillado juntas con este título en el MET neoyorquino en 2021, y compartido en el certamen italiano La Traviata (en el verano pandémico) y la gala Love Duets: la soprano búlgara Sonya Yoncheva (1981) y el tenor italiano Vittorio Grigòlo (1977).

Cartel de la 'Tosca' de Hugo de Ana, retransmitida en los Cines Van Gogh.
Cartel de la 'Tosca' de Hugo de Ana, retransmitida en los Cines Van Gogh.

Ella, premiada en Operalia en 2010 y en Aix-en-Provence en 2007, obtuvo un ECHO Klassik Award en 2015, y pese a haber iniciado su carrera en el repertorio barroco, se ha consolidado en los grandes roles de heroína: Mimì, Norma (con la cual puso en pie Londres), Violetta…  En todas destaca su reconocible voz oscura, su caudal amplio, resonancia y redondez, aparte de su presencia y carisma. Como Tosca, se estrenó en 2017 en Nueva York, con un éxito que logró repetir en Múnich, Berlín o Viena. Poco después de Verona, cantaría el papel en Baden-Baden y Tokio.

En cuanto a su compañero, discípulo de Pavarotti, ha despuntado como Werther o Des Grieux, y no ha dejado de ascender desde su debut en La Scala. Potente pero de estilo depurado, con su bello timbre, sus intensos agudos y sus refinadas medias voces construye un Cavaradossi tan heroico como frágil (ese refinado susurro cuando está a punto de morir). No se queda corto el barítono ruso Roman Burdenko (1984) como Scarpia, lascivo y malévolo. A la batuta, el joven Francesco Ivan Ciampa (1982), que después de ganar experiencia como asistente de Daniel Oren o de Antonio Pappano es hoy responsable de la ópera de Salerno. En Verona supo aunar la firmeza, el control y la dinámica.

En el momento de su estreno (Roma, 1900), no pocos especialistas detestaron Tosca; al francés Fauré le ofendió su “vulgaridad”. Sin embargo, hoy perdura como un “milagro de teatro musical”, en palabras del director Paolo Carignani; su desarrollo no deja pausa para tomar aliento, y contiene momentos macabros (el interrogatorio), pero también otros de intimidad y lirismo. El compositor de La Bohème (un éxito de masas apenas cuatro años antes) se atrevió a lo simbólico: cada acto se sitúa en un lugar que representa un poder: iglesia, palacio y prisión. Por otra parte, se empecinó en recrear el sonido de la ciudad: encargó a un poeta el texto de la canción del pastor, en dialecto vernáculo, y buscó la melodía exacta del Te Deum de las misas de Roma.

Reconocemos el sello del genio de Lucca (1858-1924) en la profundidad psicológica de los dúos, la caracterización musical de los personajes (por ejemplo, la maldad del policía se traduce en acordes disonantes), en la estructura fluida, la instrumentación sofisticada y, cómo no, en arias tan arrebatadoras como Recondita armonia, Vissi d’arte y E lucevan le stelle.

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