Sonidos para alimentar la creatividad

Los alumnos del CRA Ribera del Porma ensayan estos días para la muestra final del proyecto ‘Los sonidos de la escuela rural’, con el que han podido experimentar durante todo el año las distintas dimensiones del mundo sonoro

C. Centeno
13/05/2018
 Actualizado a 17/09/2019
Ensayo general de los alumnos con la orquesta de Juventudes Musicales, Hara Alonso y Luis Martínez este sábado en Cerezales. | REPORTAJE GRÁFICO: FUNDACIÓN CEREZALES
Ensayo general de los alumnos con la orquesta de Juventudes Musicales, Hara Alonso y Luis Martínez este sábado en Cerezales. | REPORTAJE GRÁFICO: FUNDACIÓN CEREZALES
Los cuatro centros que forman el Colegio Rural Agrupado (CRA) ‘Ribera del Porma’ han tenido durante este curso un día a la semana señalado en el calendario en el que, durante dos horas, los alumnos de Primaria cambian sus clases de lengua y matemáticas por los sonidos, los que el maestro y musicólogo Luis Martínez les empuja a descubrir gracias al proyecto ‘Los sonidos de la escuela rural. De la escucha activa a la creación colectiva’, impulsado desde la Fundación Cerezales Antonino y Cinia.

La iniciativa, en la que se lleva trabajando desde enero del año pasado, se hizo realidad con el comienzo de este curso que encara ya la recta final. Por eso, estas semanas los estudiantes trabajan con Luis y Hara Alonso –pianista y compositora encargada de escribir este proyecto pedagógico– en una muestra en la que se unirán todas las partes participantes y que tendrá lugar el próximo viernes en la sede de la Fundación en Cerezales. Estarán los dos músicos, los padres, los profesores y, por supuesto, los alumnos, que interpretarán cuatro cuentos escritos y musicalizados por Hara para ellos y la orquesta de Juventudes Musicales, otra de las partes activas de este programa cofinanciado entre la Fundación Cerezales y la Fundación Daniel & Nina Carasso y que se extenderá en este CRA durante un total de tres años.En el colegio de Vegas del Condado, ensayaban su cuento junto a Luis y Hara y sus profesoras el pasado viernes, antes de juntarlo todo en el ensayo general que tuvo lugar ayer en Cerezales. Allí, los niños tenían instrumentos como ramas, hojas secas o piñas, para interpretar los sonidos del bosque mientras dos de ellos narraban el cuento. Mientras, Luis Martínez relataba la experiencia de este primer año del proyecto, que comenzó con la pregunta «¿cómo sonamos nosotros?» A partir de ella, han tratado de descubrir los sonidos de ellos mismo y los del entorno rural que les rodea a través de juegos y diferentes actividades educativas. Desde el primer momento, estas horas con Luis fueron bien acogidas por los alumnos, que se han involucrado porque «lo bueno que tienen los niños es que no tienen ningún reparo en experimentar», asegura el profesor. ‘Los sonidos de la escuela rural’ es, además, un proyecto interdisciplinar en el que han descubierto el entorno, la oralidad o técnicas de grabación básica, explica Luis. La estancia de este maestro y músico en el CRA está complementada también por visitas de algunos de los integrantes de la orquesta de Juventudes Musicales de León, gracias a los que han podido descubrir algunos instrumentos. Eso sí, esta iniciativa no trata de que los estudiantes «aspiren a tocar el violín» si no «acceder a los conocimientos desde los sonoro», asegura Luis. «Este proyecto lo que intenta es enseñar música de una manera más libre y desde la escucha y los sonidos el entorno», explica Hara.Ponerlo en marcha ha sido posible gracias a la confianza que se ha ido cosiendo a lo largo de los últimos ocho años entre la Fundación Cerezales Antonino y Cinia y el CRA ‘Ribera del Porma’ a través de diferentes proyectos que inciden en aspectos de las áreas de humanidades y desarrollo personal con los que se pretende «aportar al desarrollo como mejores personas» de los niños sin que exista «competitividad o notas», asegura Nadia Teixeira, responsable de Educación de la Fundación y coordinadora de estas iniciativas.

Todos coinciden en que, tras un curso de trabajo –todavía quedan dos– los resultados no pueden ser mejores. Tanto padres –que también han colaborado con ‘Los sonidos de la escuela rural’– como alumnos «están muy contentos», aseguran todos ellos y, además, «han desarrollado mucho aspectos como el lenguaje oral, la creatividad, la expresión corporal, el oído...», confirma Ana Ferreras, tutora de Primaria en el centro Vegas del Condado, uno de los cuatro que forman el CRA. «Normalmente nosotros no tenemos tiempo para trabajar esto en clase y en las aulas normales tienen una hora de música a la semana», explica, por lo que esto «les viene de maravilla a todos los niveles», confiesa, también «a nivel de integración entre ellos».

Ahora, los niños harán llegar a sus padres toda esta creatividad y aprendizaje en una muestra que no será sinónimo de final, ya que les quedan por delante dos cursos en los que seguir descubriendo el mundo a través de los sonoro.
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