Cuando a otro leonés inclasificable por la cantidad de cosas que hace, José Vicente Casado, bautizado como El Cazameteoritos, le propusieron hacer una serie de televisión sobre espeleología —otra de sus facetas— y tesoros escondidos tuvo claro por dónde iba a empezar: «La Mina Profunda, porque en ella me inicié en el mundo de la espeleo; y la cercana a ella Mina Divina Providencia, a la caza de piezas de la preciada villamaninita».
Cuando al ingeniero de minas Roberto Matías, gran estudioso de la minería antigua leonesa le piden un texto sobre la villamaninita escribe: «La mina ‘Divina Providencia’ de Villanueva de Pontedo encierra una especie mineralógica que tiene en este lugar su ‘localidad tipo’, reconocida internacionalmente. Se trata de la villamaninita, un sulfuro cobre, níquel, cobalto y hierro que prácticamente sólo se encuentra en esta zona del mundo. El mineral es de color negro brillante-gris metálico y se puede presentar en agregados fibroso-radiados (rica en níquel) o cristales octaédricos (rica en cobre)».
Parece incuestionable —no lo parece, lo es— la importancia de la villamaninita. Como también es incuestionable —en este caso no lo parece, se ve— el abandono de la mina que lo acoge, olvidada en los montes de Villanueva de Pontedo, donde te reciben unos restos de las antiguas explotaciones que te dejan pronto muy claro el olvido de esta mina del tesoro, porque nadie duda que alberga un tesoro, al margen de un lugar cargado de otros muchos alicientes, como demostraron no hace mucho unas grabaciones realizadas en el interior por el espeleo Pedro González (de Guheko) o el citado programa de El Cazameteoritos (La 7) de José Vicente Casado titulado ‘A la caza de la villamaninita’.
Pero, sobre todo, lo demuestran los trozos de este mineral único que pueden verse en la exposición ‘El tesoro invisible’, del MSM, que muestra una parte de la colección de Manuel Cañón. «Calculo que lo que puede verse será como el 10% de todo lo que tengo, porque está dedicada a minerales de León y yo he recogido en otras muchas partes y también tengo más de León». Una vieja pasión de coleccionista que, recuerda Cañón, viene de lejos: «No se me olvida el primer mineral que cogí para mi colección, fue en 1983, en la Vega de Liordes». Y aquella pasión que nació en Picos se mantiene viva hasta nuestros días.
Explica Cañón, durante muchos años minero en la Hullera Vasco Leonesa, que estas piezas también tienen mucho que ver con su antiguo oficio: «De las entrañas de nuestras minas han salido estos minerales que con los años he ido recolectando y que ahora presento en el museo, una parte, como he dicho».
Y cita alguno de los tesoros que se pueden descubrir en la visita: «Es muy importante la riqueza en este campo, señalaría losbellos ejemplares de Cinabrio de Escarlati (de la mina de Tarna), la Estibina de Riaño, Cuarzos de Ponferrada, Cristales de Barita, como los aparecidos en la obra del AVE a su paso por Buiza de Gordón, entre otros», para cerrar su comentario que «no me puedo olvidar de nuestro mineral más especial: la Villamaninita, que en el mundo solo se encuentra en la leonesa Mina Divina Providencia; en Villanueva de Pontedo, curiosamente en el Ayuntamiento de Cármenes aunque su nombre podría hacer creer otra cosa, pero ésa es una anécdota de los tiempos en los que fue descubierta», por Schoeller y Powell y, dice Cañón: «Eso ya no se puede solucionar pues no hay precedentes de algún cambio así».
Bromea Manuel Cañón con la importancia de este mineral afirmando «que es la que más me gusta de micolección y mira que es fea». Por ello, lamenta la situación de olvido y abandono que vive, tanto el mineral como la mina: «Si la villamaninita estuviera en cualquier otro lugar, en el País Vasco por decir un lugar, habría numerosas actividades girando en torno a ella: Un centro de interpretación, excursiones, una ruta guiada» y, lamenta: «Qué menos que una ruta que suba hasta ella, está absolutamente olvidada».
Sobre ese abandono hablaba también José Vicente Casado, en el citado programa, con una vecina de Villanueva de Pontedo que le acompañó hasta la mina, la ganadera Idoia Sandoval, que incidía en sacar a este lugar del abandono. «Ya se podían acordar de nosotros para poner en valor la mina y la villamaninita; y no para lo que se acuerdan, de ponernos molinos eólicos y basuras».
Divina Providencia
Sobre la historia de la olvidada Mina Divina Providencia señala Roberto Matías que «se encuentra a 2,2 km al oeste delVillanueva de Pontedo, se accede a ella por un camino que parte del pueblo en dirección a la localidad vecina de Millaró de la Tercia». Y sobre la actividad minera recuerda que «se explotó en tres etapas. A la primera, entre los años 1906 y 1914, le siguió un periodo de inactividad de seis años y en 1920 se reanudaron las labores que se mantuvieron hasta 1926. En 1958 la Electrólisis del Cobre excavó una galería en la parte baja de la mina para intentar comunicar con sus galerías más bajas y desaguar las labores. Sin embargo, no consiguió esta comunicación y ante las malas expectativas económicas, la empresa decidió abandonar las labores».
Y, finalmente recuerda cómo se descubrió el raro mineral: « Las dificultades en el tratamiento del mineral hicieron que se enviaran muestras a Londres para su estudio. Estas muestras sirvieron para que se descubriera la villamaninita».