El lago de Sanabria y sus alrededores es un complejo de restos glaciares entre montañas de granito. Su territorio se encuentra delimitado por sierras tanto al norte, como al oeste y sur, mientras que al este el valle se abre a las penillanuras zamoranas, ocupadas en primer lugar por las regiones de la Requejada y la Carballeda. Se trata de una zona que está bañada por el río Tera, nacido en la sierra Segundera, al que afluyen otros arroyos como el Trefacio, Villarino y Truchas.
La comarca se encuentra situada a una altitud de media-alta montaña, con una altitud media de 1157 m. Las zonas más bajas se encuentran en los valles de Hermisende y en la zona fronteriza con Portugal en Rionor de Castilla unido al portugués Rio de Onor, aunque ambos separados por la frontera.
La ruta que se va a realizar puede ser lineal o de ida y vuelta y llega desde la parte media-alta de los montes al nivel del lago para volver a continuación. Es una ruta que pueden perfectamente niños responsables que cumplan correctamente las normas. Se debe prestar especial atención a los tramos de carretera, muy concurrida los festivos.
Si se desea alargar un poco el recorrido se podría dar la vuelta al lago, aunque ello implicaría algo más de carretera o bien hacer los cañones del Tera, pero son recorridos que se pueden hacer en otro momento.
La ruta
La ruta puede comenzar en el aparcamiento de Ribadelago Viejo o en el centro de Interpretación del monasterio de San Martín de Castañeda, dependiendo de si se comienza subiendo o bajando. En principio se comienza en la parte de arriba pues las panorámicas del inicio son mucho mejores. Saliendo del monasterio, donde se puede conocer el entorno del Lago, se toma la carretera de subida hacia la laguna de los Peces. Tras un par de ascensiones por carretera se llega a un primer mirador donde se puede contemplar plenamente el panorama del lago. Continúa la carretera todavía un buen tramo más y pasados los contrafuertes del Albergue sale un camino a la derecha que pasa bajo la carretera y comienza la Senda de los Monjes.
El camino, a pesar de ser ancho en principio, tiene muchas rocas caídas y es complicado de andar, en especial por una que casi ocupa todo el ancho de la vía, desciende con bastante pendiente por lo que se debe tener cuidado en alguno de los tramos. A sus lados el bosque da sombra, en especial en los calurosos días del verano. Luego se abre al panorama del lago, carente de vegetación que impida la vista y a lo largo de unos metros se camina por una plataforma rocosa con excelentes panorámicas a la zona del Lago de Sanabria. En determinados momentos se puede adentrar uno en lugares especiales en los que la vista es singular, con la totalidad del lago al fondo. Continúa después la bajada con el suelo irregular tachonado de piedras de granito y momentos en los que la pendiente es más pronunciada y otros de mayor suavidad y en general siempre rodeados de arboleda que acompaña el camino, en especial robles.
La ruta continúa con fuertes bajadas que se alternan con tramos en los que se suaviza la pendiente, bien estando al lado de praderas, bien cruzando algún arroyo. Los tramos con arbolado se encuentran en muchas partes del descenso. Se cruzan varios arroyos generalmente vadeando, lo que en época de deshielo pudiera representar algún problema. Uno de los cruces se hace sobre el arroyo de Sorribas mediante un rústico puente hecho con lajas de granito alargadas y muy bien colocadas.
En la parte intermedia se va un poco hacia la izquierda bordeando unas piedras bastante altas para continuar entre árboles y en zona de prados.
Tras un largo y complejo descenso, que a la vuelta será ascensión, se llega a un cruce donde hay un camino hacia la derecha señalizado de color verde. Es la ruta de los cañones del Tera y en la continuación la de los Monjes va a ir junto a ella y las señales azules coincidirán con las verdes hasta Ribadelago.
El camino desemboca al final en una amplia pradera con campo de fútbol, chiringuito abierto en verano y aparcamiento con paneles de las muchas rutas que por este punto se pueden realizar. Hay un puente de madera que cruza el río y va a la central de Moncabril, pero no tiene acceso a Ribadelago, a donde se debe ir por el ancho puente que entre directamente en el pueblo.
Ver en viejo Ribadelago trae los recuerdos de la catástrofe ocurrida a mediados del siglo pasado, presentes en los monumentos a las víctimas. A continuación, se toma la carretera y se va hacia el nuevo Ribadelago, donde se da por finalizado el descenso y a continuación se hace el mismo camino ascendiendo. Si se desea se puede dar la vuelta en las praderas de Ribadelago viejo evitando el tramo de carretera.
Solamente se debe desandar el camino que se bajó y subir las cuestas entre peñas y árboles, además del tramo de carretera, para llegar de nuevo a San Martín de Castañeda donde finaliza la ruta.