"Se les cosificó como rojos, antiespañoles, vagos, bandoleros..."

Jesús Castrillo Yagüe fue el encargado de la primera ponencia del curso Historia y Memoria después de la inauguración oficial en Cistierna y la charla inaugural del director del curso, Javier Rodríguez, hablando de la desmemoria y el olvido

Fulgencio Fernández
18/07/2023
 Actualizado a 18/07/2023
Un momento de la inauguracion cel Curso ‘Historia yu Memoria’ y el  ponente Jesús Castrillo Yagüe.
Un momento de la inauguracion cel Curso ‘Historia yu Memoria’ y el ponente Jesús Castrillo Yagüe.
«Represión materializada en ejecuciones, encarcelamientos, juicios sumarísimos, decomisos de bienes, deportaciones, destierros, trabajos forzosos, purgas y pérdidas de carreras profesionales, exilio y pérdida de nacionalidad, “robos de hijos” y un largo etcétera de vejaciones encaminadas al exterminio físico, económico y moral de los defensores de la legalidad republicana convertidos en enemigos del nuevo régimen (franquista) y por lo tanto en sujetos sin derechos, despersonalizados y cosificados como: antiespañoles, rojos, comunistas, vagos, bandoleros, masones, …».

Con esta sucesión de hechos explicó el primer ponente del Curso Historia y Memoria, inaugurado este lunes en Cistierna, cómo el franquismo practicó la “damnatio memoriae” sobre la II República. Ésa fue la principal y constante actitud del régimen totalitario que devino tras la sublevación militar de julio de 1936. Una vez ganada la guerra se celebró la victoria que para legitimar y consolidar el ‘nuevo estado’ se dedicó de forma sistemática no solo a borrar el legado de la primera democracia española sino a demonizarla haciéndola origen y causa de todos los males de la patria.», explicó el historiador Jesús Castrillo Yagüe en la ponencia impartida después de la inauguración oficial en el ayuntamiento de Cistierna y la explicación del director del curso, Javier Rodríguez, sobre los peligros de la desmemoria, la tergiversación y la necesidad de la implicación de los historiadores de aportar la memoria de los hechos.

Castrillo Yagüe señaló que el relato histórico de la democracia republicana, la guerra civil y la dictadura- realizado durante la vigencia de esta- «se conformó con versiones tergiversadas, manipuladas y acientíficas que se acercaban más a la hagiografía del ‘salvador de la patria’ y a su cruzada en pos del ‘gen rojo’ que a la realidad histórica. Estas formas de hacer se mantuvieron en el tiempo y persistieron una vez restaurada la democracia en España con la constitución de 1978 disfrazadas en muchos casos de ‘equidistancia’ y reconciliación nacional».

El siguiente paso en este relato sería la promulgación de la «Ley de amnistía de 1977 supuso de facto una tabula rasa en virtud de la cual todas las responsabilidades de los artífices de la represión quedaban extinguidas mientras que las víctimas quedaron revictimizadas pues muchos de sus victimarios seguían figurando en el imaginario colectivo como ‘héroes de la patria’ o ‘personajes ilustres’ ya que calles, centros educativos, deportivos, … llevaban sus nombres y muchos edificios y organismos públicos sus emblemas, anagramas y símbolos».

De ahí la importancia que el historiador concede a la aprobación de la ley de Memoria Histórica, que en su exposición de motivos explica su razón de ser: «Es la hora, así, de que la democracia española y las generaciones vivas que hoy disfrutan de ella honren y recuperen para siempre a todos los que directamente padecieron las injusticias y agravios». Ampliada y completada en 2022: «La sociedad española tiene un deber de memoria con las personas que fueron perseguidas, encarceladas, torturadas e incluso perdieron sus bienes y hasta la propia vida en defensa de la democracia y la libertad».
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