'Sancho', 'Chile' y las minas de mercurio

Dos antiguos trabajadores de estas minas en Maraña recuerdan aquella explotación que "no era peligrosa pero sí muy enfermiza"

Fulgencio Fernández
11/07/2021
 Actualizado a 11/07/2021
Modesto Muñiz y Camilo del Molino (con cachas) posan juntos en Maraña, su pueblo y en cuyas minas de mercurio trabajaron. | MAURICIO PEÑA
Modesto Muñiz y Camilo del Molino (con cachas) posan juntos en Maraña, su pueblo y en cuyas minas de mercurio trabajaron. | MAURICIO PEÑA
Maraña sí que tiene ‘un color’ especial, unas gentes singulares que aglutina a su alrededor Josu —José Eugenio— en ese bar tienda Riosol que es el centro de la actividad del pueblo y por ello el antiguo alcalde sabe que no se puede jubilar pues «Maraña sin bar...» y hace un gesto que deja muy claro lo que quiere decir, «sería el fin. Otra cosa es que cierres un día, como este domingo por la tarde para ir a los aluches, que ya no me aguanto sin ir», dice con cara de celebrar ya ese reencuentro con el deporte que tanto le apasiona.

En su bar quedamos con dos antiguostrabajadores de las minas de mercurio. Con uno pues el otro, Chile, ya nos espera cuando llegamos, con su porrón de vino, las piernas encima de una silla «para la circulación» y una conversación impagable. «Sí hombre, claro que trabajé allí, en la del valle Riosol, que había otra en el Puerto de Tarna. Aquellas minas dieron mucha vida a Maraña y mucho de comer a todos estos pueblos».

- Y a losque vinieron de afuera, que había muchos gallegos y asturianos, sobre todo. Bueno, yo entré con 14 años a trabajar y mi oficio era pelar patatas para los barracones, para hacer la comida a todos aquellos obreros; matiza Sancho, que ya se sumó al grupo.- A ver, me dijeron que hablara con Camilo del Molino y tú me dices Chile.- Claro, aquí todos me conocen por Chile, en Maraña somos muy de motes. Es que de guaje era pequeño, bueno todavía lo soy, y a mi padre se lo decían y saltaba como una avispa: ¿Pequeño?, Camiloes más grande que todo Chile.- ¿Y a ti Sancho? Porque tienes más pinta de Quijote...- Pues se conoce que de rapaz era gordo y me llamaban Sancho.Y parece que en Maraña un apodo ya es para toda la vida.Los dos trabajaron por los años sesenta en una de las dos minas de mercurio que hubo en Maraña, la Carmina en Riosol (la otra era la Escarlati en el Puerto de Tarna). La explotación de estas minas había comenzado por los años 50 y en los setenta desaparecieron. «En los 60 esto era un hervidero, dieron mucha vida, pero aquello empezó a bajar y bajar y las cerraron y nunca más se supo, hasta el punto que algo de maquinaria quedó ahí. Y las galerías se pueden visitar, que ahí están para siempre pues están excavadas en la roca».Explica el ingeniero Roberto Matías, gran estudioso de la minería en León, que una de las ‘joyas’ de aquella maquinaria ‘el horno rotativo de la mina del caserío de Riosol’, «se lo llevaron para Almadén. Para aquella época era muy moderno pero después se quedó desfasado».Sancho pronto dejó su trabajo de pelar patatas «y ya me fui a la tolva, en la línea de baldes que bajaba de la mina para descargar el mineral. Había que abrir para que cayera, allí se molía y después ya se llevaba para dos hornos que había en Riaño. Con el tiempo ya los pusieron en Maraña también».Chile fue barrenista, «allí zumbando, que se montaba una polvareda terrible pues primeramente barrenábamos en seco... tenía yo un compañero que estaba en medio de la polvareda y fumando... Yo no. Yo eso no».- Pero tenemos la idea de que las minas de mercurio eran peligrosas.- Peligrosas no, lo que sí eran es enfermizas, muy enfermizas; ahí coinciden los dos en la palabra, enfermizas.- ¿Porqué?- No te sabría explicar. Ese polvo es muy malo para los pulmones y, para que lo entiendas, si no fuera malo ¿por qué en Almadén sólo se trabajaba tres horas?, por algo sería...- ¿Y aquí?- Pues ocho. O más. Y otra cosa, que aparecían vacas muertas en los alrededores de la bocamina eso es un hecho, ¿qué si era del mercurio? Pues yo no lo se, pero siempre se dijo.

Coincide Matías en que no eran peligrosas, que sacaban el mineral por la propia cueva; pero también ve muy posible que muriera algún animal: «No eran muy peligrosas las de Maraña porque no había arsénico, que en Miñera por ejemplo sí había, pero podría ocurrir por los residuos del lavadero, que podían ser tóxicos».

Recuerda Camilo del Molino, que fue quien más subió pues era barrenista, que tenía «seis capas, seis niveles, aunque dos de ellos ya están cegados. Algunos iban a dar a un pozo, un grajero. Recuerdo una vez que bajé atado con unas cuerdas y estaba lleno de huesos, de todo tipo de animales, corzos, jabalíes... de todo, allí si caes ya no sales».

En estas minas estuvieron los dos unos años y los dos se fueron. Camilo al extranjero, pero no se fue a Chile... «no hombre, hubiera sido curioso, pero estuve 34 años en Bruselas y ahora, con 84 años, pues disfrutando de la vida. Por el invierno voy para Gijón pero donde más disfruto es en Maraña, aquí se está muy bien».

Modesto también se fue a buscar la vida pero «yo anduve media España e hice de todo. Trabajé en minas de carbón en el Bierzo y en la Camocha de Gijón, fui albañil primero, camionero después y ahora aquí...». Tiene 72 años y coincide con Chile en dos cosas: «También pasó los inviernos en Gijón y también creo que como en Maraña en ninguna parte».

Hay otro vecino de Maraña, Silvino, que ya cumplió los cien años y también trabajó unos cuantos años en las minas de mercurio.

Dos minas en Maraña de las seis que, recuerda Matías, hubo en la provincia: «Otras dos en Lois, una en Pedrosa del Rey y otra en Miñera de Luna, la única que no estaba en esa montaña oriental».
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