San Feliz de Torío, un pueblo que no se quiebra la cabeza con su callejero

Un buen número de pueblos de la provincia mantienen un callejero que podríamos llamar "una bendición para el cartero"... La calle de Arriba, la de Abajo, la del Centro, la Ancha, la Estrecha, la Plaza

01/09/2024
 Actualizado a 01/09/2024
https://youtu.be/s7k_dUVOaR8

La calle de Arriba, la de Abajo,  la del Centro, la Ancha, la Estrecha, la Calle del Caño, la Plaza del Caño, la de la Iglesia, la del Molino, la de la Carretera, la del Castillo, la de Las Eras, la de la Estación, la de la Carretera... y ya tenemos un pueblo a la antigua usanza. Por ejemplo San Feliz de Torío, ahí a la sombra de León y que es al que pertenecen todas las calles citadas. Sin complicarse la vida y una bendición para los carteros.

Y, por supuesto, ningún quebradero de cabeza para los controvertidos equipos de expertos que se han ido creando con la finalidad de aplicar la famosa Ley de Memoria Histórica, que obliga a bucear en las biografías de quienes ostentan la titularidad de muchos de los nombres del callejero provincial. 

Es evidente que en las ciudades, con más de mil calles, es imposible un ‘modelo’ similar al de San Feliz, y otros muchos pueblos de la provincia, pero también es una realidad que en muchos callejeros similares los diferentes ayuntamientos han ido colocando nombres propios que, a veces, se han convertido en controvertidos, nacidos al calor de los gustos del  regidor de turno, o en no menos ocasiones se han ido olvidando de quien fue el homenajeado en su momento y son demasiados los leoneses que viven en calles que nada saben del nombre que llevan. Antiguos médicos, maestros, alcaldes, benefactores... proliferan en el callejero.

Otros muchos han seguido fieles a las viejas costumbres. Por ejemplo, el ayuntamiento de Garrafe (al que pertenece San Feliz) mantiene en prácticamente todos sus pueblos un callejero similar al ya citado. En la capital del municipio, con mayor número de calles, se llaman: Calle del Ayuntamiento, el Barrio, la Calleja, la de la Carretera,  las Eras, la Estación, las Huertas,  plaza de la Iglesia, la calle del Molino, la del Molino del Soto, la del Monte,  Pedrosa, Tebisiellas o Valdecarros; en la pequeña localidad de Fontanos son El Callejón, la calle de la Iglesia, la del Cementerio, la de la Fuente y el Sendero... y así prácticamente en todos los pueblos.

José Estalote, antiguo alcalde de Garrafe, comenta que «alguna vez hubo propuestas de ponerle nombres de personas ilustres o de la comarca, que los hay, pero apostamos por seguir con un callejero clásico»; opinión que también mantiene el actual regidor, Miguel Flecha.

Sí existe alguna excepción, más bien curiosidad, en alguno de los pueblos del municipio, concretamente en uno de los más poblados, Matueca de Torío, donde hay dos calles con nombre propio, y bien dicho lo de nombre propio pues no figura ningún apellido, lo que convierte sus nombres en un enigma y una historia que invito a conocer. Son las calles de Felicísimo y Leandro, dos calles cortas que dan a la carretera, y que se suman a enigmas en el callejero, cuyo caso más repetido es el de la Calle de La Toribia, en San Román de Bembibre, una localidad en la que Toribia es el único nombre propio del callejero, si a San Agustín, San Luis o Santa Teresa no las consideramos en este apartado.

La Robla, donde también tiene una calle con el nombre de La Milana, hay una llamativa curiosidad con una calle que, seguramente, no pertenece al callejero oficial de la villa. Está integrada en uno de los grafitis que proliferan a raíz de los concursos organizados, colocado en el lugar donde debía figurar la placa de la calle que allí comienza y en ella se puede leer: Calle de Nadie. Tal vez una crítica al uso de las calles para perpetuar nombres, seguramente una ironía sobre aquella famosa expresión pronunciada por un ministro franquista (después presidente de una Comunidad Autónoma) de «La Calle es mía»; ahora le recuerdan que la calle no es de nadie, o al menos ésa.

Un largo anecdotario podría propiciar un callejero, que en León tiene una llalamada La Tremolina y siempre se recuerda la Apalpacoños... o las provocadas por las modernidades como la famosa Calle Me Falta un Tornillo, de Arollo de la Encomienda pues en ella se había instalado una de las primeras tiendas de Ikea. 
 

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