«Cinco años de carrera universitaria y un máster para cuidar vacas...»; bromea Benedicto González, Bene, al observar a Flor León Martín dando de comer a las vacas de la ganadería de ambos en Navafría de la Sobarriba.
Bromea al ver a la hija del médico en diversos pueblos de León y Zamora, licenciada en Historia del Arte, con un máster en Restauración y trabajo relacionado con sus estudios que en 2004 se embarcó en la aventura de vivir en la naturaleza, trabajar en ella, en un campo inusual, la cría de halcones, sobre todo, y otras rapaces. Las ideas, el campo de actuación, las ganas de emprender nuevos caminos llevaron a Flor León también a la ganadería, en 2009. La leonesa acaba der ser nombrada Mujer Rural 2025 en el apartado de ‘Tradición y desarrollo rural’, a instancias del Asociación Inter-municipal para el Desarrollo de la Zona de Sahagún-Sureste (Adescas).
- ¿Lo esperabas, lo sabías...?
- A ver. Los de Adescas desde que conocieron nuestrao trabajo dijeron que me querían presentar a estos premios;pero yo les daba largas, me dan mucho corte estas cosas, me sacan de mi hábitat pero como insistían...:‘Venga, vale, si me lo dan pues ya está y si no pues se acabó, aquí lo dejamos.
- ¿Te hace ilusión?
- A ver, no quiero parecer una desagradecida, no lo soy. Digo que me cuesta trabajo salir de mi mundillo, pero agradezco el reconocimiento, y mucho, pues da visibilidad a un trabajo que venimos haciendo desde 2004, más de veinte años, aquí en Navafría.
- ¿Eres de la Sobarriba?
- No. Yo digo que soy de Astorga, porque es donde están mis padres, pero viví en varios pueblos de León y Zamora en los que estuvo destinado mi padre. Y ahora soy de La Sobarriba, donde encontramos el terreno apropiado para nuestros halcones, a un precio razonable, cerca de León... incluso nuestro hijo Elías colaboró a que no se cerrara la escuela cuando vinimos.
Comenzaron allí Flor y Bene con Falco Iberia, criando entre 150 y 200 halcones que fundamentalmente vendían a países como Emiratos Árabes, Arabia Saudí, Qatar... «En esos lugares aprecian mucho los halcones leoneses, la cetrería es una especie de deporte nacional».
- Flor, pero en el premio hablan sobre todo de tu condición de ganadera...
- Sí, ahora estamos bastante volcados en la ganadería , pero eso llegó después. Hasta 2009 no tuve la primera vaca y una ternera recién nacida, pero era para consumo propio, una parda, para tener leche en casa.
Con el tiempo fueron sumando más vacas, hasta unas cincuenta, «que es para las que más o menos teníamos pasto e infraestructura en Navafría, era la opción más razonable, menos vacas y seguir con los halcones pero...».

La mantequera leonesa
Ese ‘pero’ final abre una nueva puerta. Bene sonríe porque ahí él también tuvo su culpa. «Entonces se nos apareció la historia de la mantequera leonesa, de la que no sabíamos nada ninguno de los dos y resulta que es una raza que siempre estuvo ahí, que forma parte de nuestra historia. Mira hace un par de años murió mi abuelo y en el entierro un tío mío me contó que siempre habían tenido en casa un par de vacas mantequeras...».
Recuerda Bene que a él se lo contó Félix García, el de la Sociedad Canina. «Es un tío que tiene recortes de todo, conoce historias alucinantes y nos habló de la mantequera leonesa». Y añade Flor cómo conocieron que el Censyra de Boñar, donde tenían vaca mantequera, semén... estaba a punto de cerrar «porque no había ganaderos que se decidieran. Nos pareció una historia tan sugerente, era recuperar una raza, pero también una historia nuestra, una cultura propia. Y nos lanzamos a ello, hará siete años, y ya tenemos una ganadería importante repartida entre Navafría, la zona de Gradefes, la Montaña... que ahora en invierno las traéremos nuevamente para acá».
Pero Flor León añade algo que habla de su carácter, de su forma de entender la vida y la ganadería: «Nos hemos implicado mucho en lo de la mantequera, pero hemos dejado unas cuantas pardas, no quise deshacerme de ellas, son con las que empezamos en la ganaderíay me daba pena que no siguieran con nosotros».
Han apostado además por la ganadería ecológica en el sentido de que «son animales rústicos, adaptados a la vida al aire libre, con alimentación a diente o de hierba segada en primavera para ellas...». Y buena prueba de ese cuidado del proceso en Ganadería Navafría es su último proyecto, la novedad que han incorporado en los últimos años: La venta directa de la carne que producen y que Flor explica: «Fue un poco de cabezonería pues me parecía una paradojab que criábamos nuestras terneras, con la leche materna, pasto... y al venderlas las cogían en camiones, las llevaban a un cebadero y finalmente al matadero. Lo del despiece y la venta no es lo que más me gusta de este trabajo, pero me parece fundamental para no engañarnos a nosotros mismos y que no engañen a la gente».
Y sonríe para añadir: «Con la suerte de que a nuestro hijo Elías sí le gusta lo de la venta directa...».
Se queda mirado al horizonte, a los halcones, a los perros... siempre le están rondando cosas en la cabeza a esta Mujer Rural Leonesa 2025 cuyo siguiente paso está vinculado a la recuperación de algo muy nuestro en la ganadería extensiva, y muy necesario: las sebes, el arbolado, recuerda a vecinos ancianos que hablan de que hacía frío en las fiestas (en septiembre) porque «había muchos árboles que daban sombra».
