
Y un grato recuerdo para aquellas casas que acogían a los músicos el día de la fiesta, y cómo no, era en las salitas y salones comedor donde sentaban a la mesa a aquellos músicos que llenaban un día de alegría en aquellos veranos de gran trabajo, pero se encontraba un hueco para la fiesta patronal… Imaginan lo que sería hoy en día sin estas piezas clave en los hogares actuales; aunque uno se da cuenta que siguesiendo la cocina, y sobre todo en los pueblos, la gran acogedora de las familias y amigos. Y cuando llegaba el médico o el veterinario, primero a ver al enfermo e ir al lavabo a lavarse las manos, y si no había, la palangana con toalla y jabón de olor, que esas ocasiones lo requerían y luego, pues se les pasaba a la salita a tomar una copina de aquel vino Sansón, y una pasta de horno de manteca de cerdo y huevos y harina fina de molino bien trabajado. Y siempre, o casi siempre, encima de algún mueble bajo, los retratos de los emigrados estaban en la memoria de los de la casa, y casi siempre, si venían de vacaciones en verano con aquellos modernos coches grandes y de marcas de renombre, pues también traían cosas y regalos para llenar las casi vacías salitas o salones…las salitas de estar y, entonces uno encontraba un corta fiambre dentro de una caja con letras en extranjero que no entendíani dios, pero además, era un regalo que casi nunca se usaba. El cuarto de estar, sala de estar, salón o “living” (del inglés living room) es una habitación dedicada a recibir visitas, leer, escuchar aquellas radios, y más para acá, ver la televisión o realizar otras actividades. En los hogares, pisos, casas, apartamentos modernos, el cuarto de estar ha sustituido al viejo salón. El término marca el esfuerzo de los arquitectos y constructores del siglo XX por sacar al salón de sus connotaciones formales y convertirlo en una habitación confortable además de acogedora.
Aquellas casas que acogían a los músicos en la fiesta, en el salón, por supuestoEl cuarto de estar concentra ahora la actividad familiar al tratarse de un espacio amplio que reúne comodidades tanto físicas como de entretenimiento. Por lo general, un cuarto de estar suele estar equipado con uno o varios sofás, sillas, mesas, quizás un televisor o un equipo de música, estanterías, así como otros muebles. A principios del siglo XVII la entrada era el lugar de reunión de la familia. Ahí comían, cuidaban de los niños, leían, charlaban… Era un espacio preparado para todas estas actividades y, a la vez, donde recibían a las visitas.
El incendio que devastó Londres en 1666 supuso un cambio en el uso de las habitaciones. En las nuevas viviendas, el centro de la vida familiar se trasladó de la entrada a una sala de estar. La vida familiar seguía girando en torno a la sala de estar. Lo que cambió en el XVIII respecto al siglo anterior, fueron los muebles y un nuevo elemento que se introdujo en las reuniones sociales: la cortesía. La conversación, la postura, el modo de comportarse, la forma de servir el té… Todo estaba envuelto ahora en un nuevo código que, bien usado, elevaba a la elegancia o, ignorado, arrastraba hasta la vulgaridad. Oriente seguía de moda. Muchas casas optaban por adornos de Oriente Medio y ponían alfombras turcas bajo sus pies. El hogar dejó de ser un refugio. La sala principal de reunión de la familia empezó a mirar a la calle. En el salónabrieron grandes ventanas hasta el suelo o pequeños balcones. Las cortinas decidían cuándo el espacio era privado y cuándo se asomaba al exterior.
Un siglo después esta costumbre se impuso también entre las clases medias y ese espacio, además, adoptó una nueva función. Las mujeres pasaban allí gran parte de su tiempo dedicado a leer, coser, pintar o tocar algún instrumento de música. En esa época se utilizó por primera vez la expresión ‘decoración interior’ y se acentuó el interés porque hubiera una armonía entre todos los elementos de la estancia. Muchos de sus muebles eran de producción industrial y otros, hechos a mano. La decoración, a menudo era artesanal. Especialmente los elementos de tela y croché que acompañaban a las mesas y asientos. A finales del XIX la belleza por la belleza se impone. El gusto por el arte y diseño entra en los hogares, y se produce una reacción contra el gusto generalizado de la época anterior. Es entonces, en la época victoriana, cuando surge el movimiento artístico que antepone la estética a cualquier argumento político o social. La electricidad entra en casa. A partir de entonces a cualquier hora habrá luz. No solo artificial. En la construcción se aseguran de que el sol entre en casa a través de ventanas francesas, con acceso directo al jardín. Los techos bajan y predomina el gusto por el Art Nouveau. Ya no es un lugar decorado para recibir a las visitas. Ahora es un espacio amable y relajado para descansar. En Londres empieza a crecer la población urbana y a escasear el suelo. Los apartamentos sustituyen a las casas y en ellas viven, sobre todo, personas solteras o parejas sin hijos. Los pisos son pequeños pero están muy bien equipados. En la década de los años 30 disponían ya de agua caliente, calefacción central y electrodomésticos. Las ventanas son amplias en busca de luz natural.
Desaparece el papel pintado y ahora, en su lugar, se pinta la pared. Los tonos son claros, para acentuar la luminosidad, y desaparecen muchos muebles para dar sensación de amplitud de la habitación. En el mobiliario también suelen optar por tonos claros: verdes, naranjas y beige pálidos. La televisión destrona a la chimenea. La sala de estar de la casa gira ahora en torno a la pantalla. Y ahora, a todas estas formas antiguas de ir tirando por la vida…sobre muebles antiguos, decoraciones años cincuenta y sesenta, ese tumulto de imágenes que salen por todas partes, le llaman ‘Vintage’… ¡Bueno, está bien, pero hay que acordarse de las salas de estar con olor a nostalgia y a aquella cera con la que se daba brilloa los pocos muebles que en ellas habitaban, lo demás son modas!