No voy a cometer el error de enumerar los enormes méritos académicos e intelectuales de un leonés de Villanueva de las Manzanas, el padre Natalio Fernández Marcos. Lo cometí hace 10 años preguntando qué campos abarcaba su saber para ser (entonces) elegido como uno de los cuatro españoles que integraban la selecta nómina de miembros de la British Academy for the Humanities and Social Sciences (la Academia Británica, por resumir) y volver a reproducir sus méritos me permitiría llenar estas páginas. Igual que se resume el ingreso en la Academia Británica el curriculum también podría quedar en «un sabio de verdad», que no hay muchos.
Y, como tantos sabios, a aquel leonés humilde y modesto, que falleció en 2024, de lo que más le gustaba hablar era de su pueblo, Villanueva de las Manzanas donde nació en 1.940, de la pequeña escuela, a la que llevaba de casa el brasero para combatir el frío. Añoranza que confesaba lógica pues con 9 años se fue a estudiar a los Jesuitas para no dejar de estudiar jamás. «En el colegio se estudiaba latín y griego, algo que ya me marcó y seguramente predestinó mi futuro», en el que, vaya como adelanto de los campos de su enciclopédico saber, se convertiría en un gran experto en estudios bíblicos, en traducciones del hebreo (completó la primera traducción española de la Biblia griega), arameo, griego, latín y copto... incluido el hebreo antiguo (sin vocales). El padre Natalio llegó a ser definido como «el traductor de Dios».
Él mismo ofrecía un resumen, muy resumido, de su andadura académica, que le llevó hasta el CSIC. «Siempre he sido un estudioso y aficionado a los libros. En Salamanca comencé un contacto más serio con los autores clásicos al estudiar Filología Clásica con maestros como Ruipérez, Luis Gil, Tovar... En Munich me entusiasmé con la filosofía alemana sobre todo el idealismo alemán y me hubiera gustado seguir por ese camino sobre todo estudiando a Hegel y a Marx en los años sesenta del pasado siglo. Luego Teología en Comillas y Filología Bíblica Trilingüe en la universidad Complutense de Madrid»....
Y después de viajar a estos cielos de sus trabajos regresaba a las calles de su pueblo y sus añoranzas.
- Pues pese a ser nuevo miembro de la Academia Británica, donde solo hay 4 españoles, es menos conocido que cualquier jugador del Astorga.
- No me extraña, así son las cosas, este país es más de fútbol que de ciencia. A mí me gusta estudiar a otros les gusta el fútbol. La pena no es que no se estudien las Humanidades sin que se olviden los valores que encierran.

Con estas palabras le restaba importancia al hecho de que una autoridad mundial en su campo pueda ser un personaje anónimo en su tierra. No es el único. No es país para sabios, se podría decir ‘tuneando’ la expresión adjudicada a otros colectivos.
Por ello, seguramente le haría mucha ilusión saber que hoy sábado, cuando se cumple un año de su muerte, las gentes de Villanueva de las Manzanas han preparado una gran fiesta para inaugurar la Plaza del Padre Natalio, el sabio al que disgustaba más que olvido el abandono del estudio de las Humanidades pues, como le confesaba a su paisano Emilio Gancedo en otro reportaje: «De las Humanidades y de las Ciencias Sociales depende en buena parte la resolución de problemas candentes de hoy en día como el terrorismo, los refugiados y las migraciones».
Buen día para recordarlo. Buenos tiempos para reivindicarlo.
Desde su pueblo, desde la Junta Vecinal que este sábado descubrirá la placa con el nombre del padre Natalio, dentro de los actos de la festividad de San Isidro, explican que se trata de «un acto sencillo, para inaugurar el nuevo nombre de la plaza y que un experto nos recuerde algunos de los logros de nuestro vecino, orgullo de tanta gente. Solo hay que recordar lo que se escribió en publicaciones nacionales e internacionales cuando falleció, ahora hace un año».
Vaya un ejemplo, lo que de él escribían en la página del Consejo Superior de Investigaciones Científicas: «El profesor Fernández Marcos es doctor en Filología clásica, licenciado en teología y formó parte además de la primera promoción de licenciados en Filología bíblica trilingüe. Habla, lee y escribe bien inglés, alemán y francés. De los antiguos lee y traduce el griego, el latín, el hebreo, el arameo y el siriaco. Miembro de sociedades científicas y de la Academia británica de humanidades y ciencias sociales, ha publicado numerosos libros en torno a la Biblia, en particular sobre las traducciones bíblicas y en especial sobre uno de sus libros olvidados, la Septuaginta, o biblia griega, la primera traducción de la Biblia.
Es, además, el único hispanohablante que participa en la edición crítica de la otra Biblia, la hebrea, la nueva edición de la Biblia del siglo XXI, el libro con más traducciones del planeta, y el único libro declarado por la UNESCO patrimonio de la humanidad».
Sólo es el comienzo... como siempre sus estudios son más extensos.