Ruta inclusiva de los Canteros

Un recorrido que parte de la ciudad de San Miguel de las Dueñas para llegar a un entorno agreste y escondido a lo largo del río Boeza

Vicente García y Marce Fernández
02/02/2024
 Actualizado a 02/02/2024
Boeza encajonado. | VICENTE GARCÍA
Boeza encajonado. | VICENTE GARCÍA

El recorrido que hoy se propone lleva a tierras bercianas, en un itinerario que comenzará en el monasterio de San Miguel de las Dueñas y con finalización en Ponferrada, a través de un trazado lineal de casi nueve kilómetros y un escaso desnivel, que apenas llegará a los trescientos metros y que se sucederá de forma amena, con pequeñas subidas y bajadas a lo largo del camino, en el que se acompañará al cauce del río Boeza, al que se comprueba cómo se encajona en un angosto cañón, entre moles graníticas y una exuberante vegetación que sin duda ofrecerá un paisaje de gran belleza y un escenario ideal para los aficionados a la fotografía.

La senda combina muchos tipos de firme; compuesto de pista forestal, senderos sinuosos y pasos encajonados entre rocas. Esa diversidad, unido a su escaso desnivel y una longitud muy asumible, lo hacen idóneo para que se pueda hacer también con niños, pero siempre bajo la atenta mirada de los padres o cuidadores, ya que en los puntos más expuestos es necesario incrementar la atención. Las sillas todoterreno adaptadas ruedan con facilidad todo el trazado, si bien es necesario que estén conducidas por montañeros experimentados y con la formación suficiente en el uso de este sistema de movilidad, a fin de afrontar con seguridad los puntos más técnicos.

Dada la suavidad de su clima y el encajonamiento casi constante del recorrido, la hacen especialmente idónea para realizarla en los meses más fríos, donde los líquenes, que se apoderan de las especies vegetales de hoja caduca, parecen cobrar vida, nutriéndose de la humedad reinante y otras, más mediterráneas, como los alcornoques, los madroños y los pinos, dan colorido a un recorrido por esta singular senda, cuyo nombre alude a los canteros, que en este lugar extraían un granito de gran calidad y con el que se construyeron muchos edificios históricos, entre ellos el Palacio Episcopal, obra de Antonio Gaudí, cuya construcción se llevó a cabo entre 1889 y 1915. En el recorrido se podrán ver restos de las canteras y bloques de granito tallados y que, como artísticos mojones, se encontrarán al lado de la senda.

Alto de San Pelayo. | MARCE FERNÁNDEZ
Alto de San Pelayo. | MARCE FERNÁNDEZ

La senda actual se ejecutó de forma privada, a través de una colaboración entre las localidades de Ponferrada y San Miguel de las Dueñas, que contribuyeron de forma económica para su adecuación y señalización. Entre esas dos localidades transcurre, y se podrá elegir en qué sentido se desea recorrer. En este caso la ruta se describe con comienzo en San Miguel de las Dueñas, donde parte de la explanada del Monasterio, saliendo por la calle del Agua en sentido oeste y llevando siempre el río Boeza a la mano izquierda.

 

La ruta

El itinerario da comienzo en la localidad de San Miguel de las Dueñas, bien en el mismo pueblo, bien en el monasterio, desde donde se sale en dirección Sur y algo al Oeste caminando entre la vía del tren y el río por un bosque de ribera en su fase inicial,  aunque no tardará en ir separándose de su cauce tras pasar bajo las vías del ferrocarril, para seguir en suave ascensión a través de una senda, ya más estrecha, y que, entre bosques fascinantes apoderados de líquenes llevará al punto más alto del recorrido, el mirador de Pelayo, una cota formada por  enormes bloques romos de granito que constituye un balcón sobre el río que transcurre allí encajonado en un impresionante cañón, rodeado de vegetación frondosa y que se podrá seguir contemplando en otros puntos, donde los claros se abren entre un fascinante bosque que parece sacado de un libro de hadas, como de hadas es el nombre del paso que ofrece pequeño puente de madera, donde en un rústico y artístico letrero se lee "El paso de las hadas", que se sustenta sobre un retorcido alcornoque.

Caminando al lado de la vía. | MARCE FERNÁNDEZ
Caminando al lado de la vía. | MARCE FERNÁNDEZ

El río Boeza se detiene parcialmente cuando llega al embalse de Montearenas, donde se reflejan los montes y también unos enormes abetos de la orilla, mientras la senda surca un pinar que al finalizar se transforma en el último paso pétreo antes de proseguir su descenso, de forma sencilla, para encaminarse al final de la ruta.

Ya cerca de Ponferrada, se multiplican las fincas que se irán sorteando de manera sinuosa, aunque sin dificultad, ya que la senda está bien señalizada, entrando a continuación en la capital berciana por la calle de Los Arrieros, donde se encuentra el panel explicativo de la ruta que finaliza y donde también podría ser el punto de comenzarla, según se planifique la actividad, teniendo en cuenta de que de hacerla de ida y vuelta suma unos 17 km, por lo que es aconsejable contar con un vehículo en el punto de llegada o consultar el horario de trenes por si fuera factible hacer el retorno en ferrocarril, ya que tanto en Ponferrada como en San Miguel de las Dueñas hay estación.

RUTA

 

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