Rojo púrpura imperial

Un León rojo, el púrpura ceremonial utilizado desde tiempos de Roma y el territorio que conformaba un vasto Imperio. Una sencilla frase con más de 2000 años de historia, una frase que abarca un sueño nacido de un campamento militar donde gentes de diferentes territorios sentaron los pilares de nuestra cultura occidental

PEDRO VILLANUEVA
04/06/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Imagen de una de las recreaciones anteriores.
Imagen de una de las recreaciones anteriores.
Esta semana comienzan los faustos y celebraciones del Natalicio, ese punto de partida de la ciudad del León, de quien lleva en su nombre la esencia de Legión romana y una larga tradición forjada por el paso del tiempo. La Legio VII Gemina, constituye en nuestro país un punto de referencia en nuestra dilatada y asombrosa historia, hundiendo sus raíces en el año 68 d.C. hasta los últimos días del Imperio Romano, dejando su profunda huella en los diferentes campos sociales, económicos, políticos y por supuesto militares investigados en sus diferentes áreas académicas.La literatura está poblada de sus gestas, unas gestas que serían y otras que no tanto, pero no cabe duda que la importancia de la Legio VII Gemina, madre de León capital, y de las celebraciones del Natalicio, que estos días poblarán escenarios cargados de una intensidad emanada de las vidas de los hombres, no puede ser pasada por alto.

Cuentan los escritos de los grandes de Roma (Estrabón, Plinio, Suetonio…) que por aquel año 68 ya sólo quedaba asentada en la Península la Legio VI Victrix, que la Legio IV Macedónica marchó en tiempos de Calígula (año 39) y que la Legio X Gemina partía en el año 63 a tierras del Danubio a la guerra contra los Judíos. Los efectivos estimados en la Península en tiempos de Galba, romano que fundó la Legio leonesa, superaba discretamente los 9000 hombres, cantidad insuficiente para llevar su guerra y asalto al poder de Roma. Este contexto político, de Galba levantando sus armas contra el Emperador Nerón, es el momento de nacimiento de la Legio VII Gemina.

La noticia de la muerte de Nerón adelanta los acontecimientos y Galba marcha sobre Roma, reclutando hombres para su nueva Legio VII, numeración que recibe al continuar el nombre de la Legio VI Victrix, que era la que estaba estacionada en ese momento en Hispania; de hecho Tácito la nombra como Legio Galbiana en un primer momento. La nueva legión marcha fuera de sus fronteras y toma partido en diferentes contiendas, llegando a la frontera del Rhin tras la muerte de Galba y tomando partido a favor de Vitelio.

Vuelve a Hispania en el año 75, coronada por Vespasiano con el nombre de Legio VII Gemina Felix, y toma nuevamente raíces profundas y ya nunca cortadas en León. Son múltiples las referencias en monumentos en todo el territorio Peninsular, que hacen mención a la Legio VII; monumentos de los Flavios son testigos de ello. Marchan contingentes de la misma con Trajano y cubren su retaguardia, otros quedaron en labores de policía, vigilando calzadas y pasos del oro en su caminar hacia Roma, o realizando funciones administrativas y de ingeniería.

Cuentan que el mismo Galba entregó el Águila Legionaria a la Legio VII, símbolo de su protección por el Dios Júpiter, Águila que según describen debía estar hecha de material innoble (normalmente madera) recubierta de plata en un primer momento y por oro posteriormente. El símbolo protagonista en el Natalicio, que estos días se va a celebrar, el Águila Legionaria, era a su vez protegida por las diferentes Legiones Romanas, y se refiere a que en el norte tres legiones romanas enteras fueron borradas del terreno por los bárbaros y con ellas desaparecieron sus águilas protectoras; cuentan también que los romanos volvieron para vengar tal afrenta y recuperaron dos de las tres águilas perdidas, símbolo de su poder imperial.

El águila sobrevivió hasta tiempo de Constantino, emperador cristiano que obligó a retirar el símbolo del Dios pagano Júpiter de sus estandartes, no sin levantamientos y con gran derramamiento de sangre. Queda aquí este pedazo de historia, recuperado en estos días, por los recreadores de la Legio VII Gémina, personas desinteresadas que ponen de su tiempo y esfuerzo, para que no olvidemos y aprendamos con ellos las costumbres y oficios, ecos de los reflejos del Rojo Púrpura Imperial, esencia noble de León.
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