Anita García Arias, que el viernes cumplió 92 años, es una mujer singular; trabajadora, emprendedora, repostera y una de las primeras mujeres en tener carnet de conducir en la comarca de Gordón —lo sacó antes que su marido— y acaba de recibir una emotiva forma de homenaje por parte de su ‘sucesora’ en la repostería (María del Mar) y sus nietos —Julio, Ana y Ángel, de panadería Robles de Santa Lucía— al recuperar uno de sus dulces, los sequillos, que encierran un merecido homenaje a esta mujer.
Anita, que sacó el carnet para ‘facilitar’ el reparto de los productos que vendía casa por casa por toda la comarca, tenía entre sus especialidades estos sequillos que hacía para vender y también para la familia. En la siguiente generación —su hijo Julio y María del Mar— los hacían más bien para consumo de la familia y ahora han decidido ‘recuperarlos’ e incluirlos en la oferta de la panadería, desde las últimas semanas del pasado año; «con una muy buena acogida por los clientes», explica su nieta Ana —«ella se llama Anita», aclara— que fue quien le regaló el retrato que aparece en la caja. «Fuimos a París y al ver a uno de esos artistas callejeros haciendo retratos, saqué una foto que llevaba de ella y, la verdad, es que la dejó clavada, tal y como es la abuela; que tiene un extraordinario carácter y nos cuenta muchas veces aquella vida de cuando repartía por las casas, compró una Dos caballos, (LE-40.047), y mejoró mucho su vida y casi ‘obligó’ al abuelo Ángel a sacar también el carnet por aquello de que no fueran a decir que...».
Bien merece la pena el homenaje que le hacen ahora sus nietos en las cajas de sequillos; y bien se entiende además cuando al hablar de cualquier asunto se dice aquello que son historias «con alma».
En este caso el alma de la abuela Anita, de Huergas y Santa Lucía.