
Con relación al proceso de creación de sus canciones, Rayden reconoce no tener un ‘modus operandi’ preestablecido. «Cuando me llega una idea o temática que abordar rápidamente intento buscar la forma más atractiva de desarrollarla, que es evitar decir lo que todo el mundo dice y tratar de dar otra vuelta de tuerca», asegura el músico de Alcalá de Henares, un proceso que supone un desgaste muy grande. «Cuando termino un disco siento que me vacío y tienen que pasar unos meses antes de que me sienta de nuevo preparado para tener cosas que contar. Ahora ya estoy preparando el siguiente disco, pero hasta que no pasaron seis meses de presencia de ‘Antónimo’ en la calle no me atreví a tocar un folio», reconoce el artífice de ‘En alma y hueso’, que dedica ese medio año de desconexión de su faceta creadora a ensayar con la banda, perfeccionar el directo, conceder entrevistas, preparar los videoclips y, en definitiva, «a cuidar el trabajo que acabo de sacar».
Rayden confiesa que tanto a la hora de escribir como de tocar en público siente que lo está dando todo. «Incluso cuando veo vídeos de algunas de mis actuaciones es como una especie de trance, igual que cuando escribo. Es bueno y bonito comprobar cómo en cada una de las fases, la más solitaria de componer o la de tocar en público, das incluso más de lo que deberías», reconoce un artista que asegura sentirse un «damnificado» de la época que le ha tocado vivir. «El mundo es cíclico, la historia es cíclica, todo está condenado a repetirse, hay veces que hago las cosas con una intención, abordando x temas y al final surgen otros que hace que la canción cobre otro significado», sostiene el rapero madrileño, que sobre la reivindicación de las mujeres de un trato más justo cree que todavía queda mucho camino que recorrer. «Lo que sí ha permitido la irrupción de las redes sociales y de internet es que se ha establecido una interconexión inmediata que hace que ya todo el mundo nos pongamos cara, nos pongamos voz, y sobre todo que sirva para afianzar y dar mayor seguridad a personas que se sienten en desventaja, desplazadas o minusvaloradas. Que ocurra esto es muy necesario y tenía que haber sucedido muchísimo antes», considera Rayden, también autor de libros como ‘Herido diario’ y ‘Terminamos y otros poemas sin terminar’. «Escribir fuera de la música me permite un desahogo y una libertad. La verdad es que necesito suturar por otras vías», concluye el intérprete y compositor alcalaíno.