En la Sala Provincia del ILC se presenta la exposición del joven artista Rafael Carralero Carabias, un pintor conocido en estas tierras no solamente por ser hijo de afamados artistas, sino por la muestra realizada en la sala de exposiciones de la Obra cultural de Caja España en Santa Nonia en el año 2009.
La exposición está comisariada por Luis García Martínez y se compone de un conjunto de obras compuestas por un tríptico y un díptico de gran formato, además de 30 pinturas más que son óleos sobre lienzo. La inauguración tendrá lugar a las 20:00 horas y contará con la presencia del artista; de su padre, el pintor, catedrático y exdecano de la Facultad de Bellas Artes de Salamanca, Rafael Carralero; del diputado de Cultura, Pablo López Presa, y del comisario de la exposición y director del Departamento de Arte y Exposiciones del ILC, Luis García. La exposición podrá visitarse en Provincia hasta el 26 de abril.
Eduardo Aguirre, quien ha comisariado varias de sus exposiciones, afirma acerca de sus inicios en la pintura: «Los Carralero más que familia con una misma profesión son una forma de sentir. Hay tanta pintura corriendo por sus respectivas venas que debo comenzar admitiendo mi asombro ante este marchamo familiar, que en cada uno se manifiesta con una impronta diferente, y con un estilo propio que le singulariza. En efecto, no es frecuente que en una familia de pintores todos hayan sido bendecidos con el don del color; lo tienen Rafael y Rosa –sus padres–, lo tiene él, también su hermana Noemí...». Y Marcelino Cuevas, gran crítico de arte leonés, contaba acerca de su exposición de 2009 lo siguiente: «Alguien dijo que los cuadros de Rafael Carralero Carabias están plagados de mensajes, que cuentan entre susurros la verdad íntima del artista, que son obras que a nadie dejan indiferente y que, bendito él que tiene a quien parecerse, conservan el mejor legado de sus progenitores». Todo ello es válido en la actualidad, aunque él mismo reconoce haber cambiado su forma de pintar para acercarse más a la luz, y por ello el título de su exposición es ‘De Lumine’.
Rafael reconoce que su pintura actual ha variado sustancialmente y pasa de la oscuridad a la luz, como de la noche al día creando imágenes más claras y aumentando el tamaño de los cuadros. Como dice: «mi idea es mostrar desde el campo de la pintura a través de una forma de entender la luz, cómo ha sido mi evolución desde las épocas de mis inicios en los que la obra era muy oscura, muy dramática, de mucho movimiento, de mucho contraste y como progresivamente, no se sabe por qué, la pintura me ha ido llevando a un sitio en el que se ha ido iluminando, se ha hecho más suave, más delicada y además ha ido cogiendo cada vez más tamaño, una pintura de tacto, de ver en directo». Y tal vez sea esa progresión la que ha hecho que el pintor varíe su forma de crear su trabajo a partir de su interior, de sus sensaciones y sus emociones que le arrastran hacia un mundo muy diferente del de sus planteamientos iniciales tras salir de su período de formación en la facultad de Bellas Artes. Es, pues, el síntoma de su madurez, de ser pintor que se va consagrando poco a poco en el devenir de la vida, alejado de las influencias iniciales y que emprende un camino nuevo y personal.
Respecto al tamaño de su obra reconoce que una vez que acabó en la escuela pintaba cuadros más bien pequeños, pues «yo tenía casi el convencimiento de que si no era capaz de pintar algo pequeño, cómo iba a pintar los grandes. Entonces tardé mucho en pintar en gran formato porque pensaba que no me lo había ganado. Poco a poco, muchos años después, empecé a entrar en el gran formato, en el que la pintura ya no es una ventana donde reproduces algo concreto, sino que es un espacio, una atmósfera, un lugar en el que pasan cosas y que poco a poco se convierten en cuadros móviles, no tanto gestuales sino de sensaciones y de emociones», señala el autor.
Sus cuadros en la exposición parecen de paleta reducida en ocasiones, como se ve en las series verdes o azules, pero tienen una gran cantidad de matices diferentes y el trazo, que va llenando el cuadro de pequeños gestos coloristas. Además en los cuadros no hay un patrón en el trazo, sino que se va modificando continuamente ese trazo hasta cubrir completamente el lienzo. Cuando el espectador los ve de lejos dan la sensación de estar pintados en una sola tonalidad, mientras que otros tienen los trazos de colores diferentes y variados, con distintas saturaciones, con más aguadas, con materia incluso y pinceladas más cortas, más rítmicas. «Nunca tiene una pincelada el mismo tamaño, el mismo gesto, pero luego al verlo da la sensación de que hay un cierto orden, quizás musical, pues en mi obra hay una cierta fusión entre música y pintura», comenta.
Algunos son cuadros etéreos, intentando pintar el aire, pues se ve la textura del lienzo a pesar de tener unas suaves pinceladas casi invisibles, y otros cuadros en los que al acercarse se ven detalles de amarillos y blancos con suaves tonalidades que de lejos apenas se perciben. Y esa búsqueda de la luz en la que se ha sumergido Rafael Carralero lleva al espectador a integrarse en esas piezas en las que puede participar positivamente cada persona que las quiera contemplar.
Es una pintura muy singular que invade al espectador que se acerca a ella y le puede llegar a emocionar, integrándose psicológicamente y entrando en el cuadro a través de sus emociones y sensaciones, las mismas que el autor ha querido proyectar en su obra.
Rafael Carralero: "En mi obra hay una cierta fusión entre música y pintura"
El pintor leonés inaugura este viernes en la sala Provincia del ILC la exposición ‘De Lumine’, donde presenta varias piezas de gran formato realizadas en tonalidades más bien claras y luminosas
28/02/2020
Actualizado a
28/02/2020

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