Quintales de dignidad

Las carboneras, mineras, mujeres silenciadas, quintales de dignidad para la sobrevivencia. Un duro oficio que durante mucho tiempo se negó incluso su existencia. Ejemplares

Toño Morala
10/04/2017
 Actualizado a 12/09/2019
Con el cesto en la cabeza… el equilibrio del pan negro, el del carbón.
Con el cesto en la cabeza… el equilibrio del pan negro, el del carbón.
«La carbonera se muere de mal de amores, y es que un minero picador, a unrival le partió el corazón, y desde entonces pena cárcel… carbonera, carbonera, no esperes al picador… que la vida entre carbón, no es nada buena…”. La historia, qué mal ha tratado en general a las mujeres, pero además, las hubo que el olvido interesado era el pan nuestro de cada día. Trabajadoras que lo dieron todo en aquellos tajos duros y muy negros como era el trabajar con carbón mineral. Años de duro trabajo y que cuesta, y mucho, escribir sobre estas buenas mujeres, que ayudaron a la industrialización y modernización de este país, y de otros durante las diferentes guerras y la posguerra.

La historia, que siempre maltrató a las mujeres, añade en este caso un olvido Siempre que me pongo a escribir sobre las mujeres obreras en aquellos años, durante días, me queda una desazón… de comprobar por la poca documentación que hay, el cómo se tragaron interesadamente la historia y vida de estas grandes mujeres; incluso, había paisanos queno les gustaba que trabajaran con el carbón; muchas de ellas, en cuanto se casaban, dejabande trabajar en los diferentes tajos de carboneras. Los empleadores y empresas, necesitaban de ellas,pero preferían que hicieran el rol de reproductoras para asegurar la mano de obra para más adelante. La cuestión patriarcal estaba a la orden del día,de ahí que muchas de estas mujeres carboneras comenzaran a trabajar a partir de los 11 o 12 años, hasta que se casaban- otras casadas, siguieron trabajando de carboneras, pero muy pocas-; después, salvo que quedasen viudas, no volvían al carbón. Como anécdota contar que en el congreso por aquellos años, sobre 1900 promulgaron una ley anterior… engañosa para que los niños no comenzaran a trabajar hasta los 16 años… papel mojado; los empresarios de la época hacían firmar un documento al padre constando que las jovenes tenían 16 años o más, de esa manera, se libraban cuando había aquellos terribles accidentes laborales. Además tenían que hacer horas extras gratis para el Estado, para ‘levantar la patria’, casi nada. Durante muchos años, estas mujeres trabajaron duro y encima cobraban menos de la mitad que un hombre; muchas de ellas, además, limpiaban las oficinas de la empresa, lavaban la ropa de capataces y vigilantes, y otros añadidos que siempre inventaban los mismos… que si la limpieza del botiquín, los aseos, y la casa de máquinas. Y no hay que olvidarse que en las cuencas mineras durante la mal llamada Guerra Civil, los hombres iban al frente, y quedaban pocos en los tajos; ahí también ocuparon muchas mujeres esos trabajos.

Tenían que hacer horas extras gratis para el Estado, para "levantar la patria" Hay que diferenciar entre aquellas mujeres que trabajaron en la minas del carbón, en el interior, y aquellas otras que jamás entraron en la mina, pero trabajaban de carboneras en el exterior, muchas en los cargaderos y lavaderos, y muchas escogiendo carbónen las cintas; a la par, no hay que olvidarse de aquellas mujeres que rebuscabanen las escombraras carbón para llenar un cesto y poder venderlo luego;esas mujeres, llevaban sobre la cabeza aquellos cestos y recorrían largas distancias. Luego, por otra parte, también estaban las carboneras que repartían el carbón, bien en carros manuales o con caballerías; generalmente eran viudas, sus maridos morían en la mina… y las empresas y subcontratas las contrataban, bien para el reparto del vale del carbón cuando se ganó aquella reivindicación, bien para transportar el carbón a empresas y particulares; otras, más acá, compraban el carbón y lo vendían ellas mismas, eran autónomas; y algunas siguen siendocarboneras con furgonetas y pequeños camiones.

Muchas mujeres carboneras comenzaron a trabajar con solo 11 o 12 años, hasta que se casaban Algunas de estasmujeres y, sobre todo las que vivían en el entorno rural, comenzaban la jornada muy de madrugada; también había que atender la cuadra con una vaca o dos, la huerta, a los chavales pequeños, generalmente hermanos, a algún abuelo enfermo… más una caminata de hasta unos ocho o diez km. ida y vuelta. Las carboneras, entre otras, sufrieron el desprecio público, ya que al trabajar en el ámbito autónomo y ganar un salario, tenían libertad económica para actuar al margen de los hombres de la casa, contradiciendo la ideología del momento. Además, al trabajar en el sector industrial, tradicionalmente masculino, se interpretaba como intrusismo y como abandono de sus deberes familiares...Y no sólo rezando y “criando a sus hijos entre amor y lágrimas y siendo las dignas compañeras del hombre”… comodejó escritoel historiador Tuñón de Lara en Asturias, en un libro-homenaje a los mineros con textos de diversos autores (1964).

“Dicen que las carboneras no tienen buena nota… ¡Carbonera es la mía, y no la cambio por ninguna otra!” Y cargaban a mano conuna pala de mango largo, vagones de hasta 20 toneladas de carbón, llegaban a casa reventadas y con las manos llenas de bojas y sangrando, pues no había todavía guantes. Y además al aire libre, con lluvia, nieve, sol, viento… la indumentaria, mandil o bata, algopara el sol y el agua en la cabeza, y mucha fuerza… y siempre bajo la supervisión de un vigilante que las controlaba las “distracciones”, las horas trabajadas y los vagones cargados. Cuando gastaban la pala, el vigilante les retiraba la pala y les daba otra que, o bienla descontaban del sueldo, o bien la compraban ellas. Ponían a los vigilantes más afines con el régimen dela empresa – que generalmente eran subcontratas- y les racaneaban horas y además eran unos “golfos”; les tiraban los tejos diariamente. Escogedoras y cargadoras que desde el inicio de la minería, trabajaron en condiciones terribles, y casi siempre, además,regalaban una sonrisa al viento…

Entraban muy de madrugada; también había que atender la cuadra, la huerta, a los chavales pequeños... Mujeres como las que en todas las cuencas empezaron buscando en el carbón sólo un dinero ocasional -al igual que los hombres- y que trabajaban muy esporádicamente, sólo cuando había una repentina demanda de carbón por parte de las empresas (como ocurrió durante la paralización de la siderurgia vasca durante la tercera Guerra Carlista), pero que pronto se convirtieron – al igual que los hombres - en auténtico proletariadoque tuvo que ir renunciando poco a poco a los modos de vida tradicionales para adaptarse a nuevos modos de vida y vivienda en torno a bocaminas y pozos. Mujeres que, con frecuencia - excepto para las tareas que requerían especial fuerza física - los empresarios preferían incluso a los hombres, por diversas razones: porque no perdían jornales ni andaban a golpes ni bebían… porque si venía una época de crisis, eran mano de obra de la que podían prescindir sin problemas y sin que las recién nacidas organizaciones obreras le dieran al hecho ninguna importancia. Y además, los hombres podían “aprender” también todas las “diabluras” que quisieran. Las mujeres, en cambio, tenían que ser “formales” o pagar muy caras las consecuencias, en una sociedad que, a diferencia de la campesina y artesana tradicional (en la que ellas cumplían una función social prominente), las destinaba ahora casi exclusivamente a la cría, cuidado y mantenimiento de la prole y las hacía depender económica y psicológicamente del salario y la protección del hombre. Los sindicatos, que desde su aparición han hecho del trabajo de las mujeres y los niños una de sus puntas de lanza reivindicativas, seguíantratando de redimirlas. Manuel Llaneza, en La Aurora Social, dedica las siguientes palabras a una joven y extenuada y huérfana pizarrera –así las contratabanen aquellos años-“Mujeres que tienen que ganarse su medio jornal en un ambiente tan embrutecedor para ellas como para los hombres, aunque mucho mas difícil de sobrellevar en el caso femenino, al alejarlas ese embrutecimiento de una estima social que para los mineros ya era escasa…”. Mujeres que nunca fueron débiles y que sabían perfectamente que de compasión no se comía. Escogedoras y cargadoras que desde el inicio de la minería trabajaron muy duro en condiciones terribles, y casi siempre, además,regalaban una sonrisa… “¡Aunque estoy en la cadena escogiendo el carbón… no tengo mancha ninguna que no me la lave el agua…!” Así eran las mujeres carboneras, mujeres de quintales llenos de vida…olvidadas por la historia… olvidadas…
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