Quike Navarro: "Es un tipo de música que está muy cerca de la gente"

El ciclo ‘Músicas del mundo’ del Teatro San Francisco incluye este domingo un concierto a cargo de la formación Quike Navarro Quartet que remite a los orígenes del jazz

Emilio L. Castellanos
11/02/2016
 Actualizado a 15/09/2019
Los cuatro componentes de la formación Quike Navarro Jazz Quartet que el domingo actúan en León. | ROBERT BLOSSOM
Los cuatro componentes de la formación Quike Navarro Jazz Quartet que el domingo actúan en León. | ROBERT BLOSSOM
Aquella beca para The University of Southern Mississippi le cambió la vida a Enrique Navarro. El violinista vallisoletano había superado con toda clase de merecimientos sus estudios en los Conservatorios de Valladolid y Madrid y de repente, en la tierra estadounidense, se topó con la raíz del jazz, algo que realmente acabó señalándole uno de los muchos caminos que la música le ha brindado desde entonces. Enrique Navarro es músico versátil, de vocación abierta, que cuando abandona el territorio de la música clásica (en cuyo seno ha colaborado con orquestas tales como las Sinfónicas de Castilla y León y Málaga, la Filarmónica de Madrid o The University of Southern Mississippi Symphony Orchestra o formar parte de grupos camerísticos como el Cuarteto Hamilton) acaba deviniendo en Quike Navarro y participando en proyectos de música electrónica (Quike Navarro House Violin), de fusión y world music (Klezmática) o de jazz, como Jazz Kidding o el que él mismo lidera, Quike Navarro Quartet, y que el próximo domingo será protagonista, a las 19:30 horas, en el Teatro San Francisco de León del ciclo ‘Músicas del Mundo’ (entradas a 12 euros que se puede adquirir de manera anticipada en Maci’3 o el portal vayaentradas.com) con un concierto titulado ‘Violín Jazz en las Raíces del Mississipi’.

"El violín es algo innato en mí", confiesa Navarro. "Siempre quise tocarlo". Sus padres se dedicaban a la medicina pero él se dejó arrastrar por la música. "Cuando aún era un niño, yo ya tocaba el violín sin violín". Una vez tuvo uno en sus manos, confirmó que "aquello era lo que quería hacer". "La verdad es que el violín me da muchas alegrías, me ha permitido viajar por todo el mundo… He convertido en profesión lo que más me gusta hacer", afirma entusiasmado.

El contrabajista Lere Gerard, el pianista Louis Portellano y la cantante y percusionista (toca el washboard o tabla de lavar) Renée Hutchins flanquean al vallisoletano en un grupo de jazz que se desenvuelve con un repertorio que ahonda sobre todo en los orígenes del jazz. "Es un tipo de música que está muy cerca de la gente", asegura Navarro, actualmente afincado en el sur español y agradecido a aquel primer viaje a Mississippi de hace ya 16 años por lo que tuvo de iniciático. "Aquella estancia en Estados Unidos fue el inicio de una carrera de largo recorrido que aún hoy continúa. Ese jazz que remite a sus inicios es el que más me tira". Y ese será el jazz, "el que escucha cuando paseas por cualquier calle de Nueva Orleans",  sobre el que se va a aplicar el cuarteto este domingo en el San Francisco, "queremos que sea una fiesta para todo el mundo; vamos a acercar el carnaval de Nueva Orleans a todo el mundo", y al que le pone un subrayado especial el violín. "El violín fue un instrumento jazzístico habitual en los primeros grupos de jazz hasta que fue perdiendo peso en favor de los instrumentos de viento. Sin embargo, ahora mismo está viviendo un destacable resurgimiento y volviendo al jazz con mucha fuerza. Al violín se le asocia tradicionalmente con la música clásica pero ha sido siempre un instrumento con muchas ramas".

No cabe duda de que Stéphane Grappelli, músico mítico que participó junto a Django Reinhardt en el desarrollo del jazz manouche en el inolvidable y celebrado Quintette du Hot Club de France, es el referente fundamental del violín en el contexto histórico jazzístico. A Navarro, al principio, no le gustaba pero acabó rendido a sus virtudes. El saxofonista vallisoletano José Luis Gutiérrez le pasó alguna grabación del violinista parisino y aquello, confiesa con sinceridad, "me horrorizó". Sin embargo, poco a poco fue experimentando una sensación de proximidad hasta quedar atrapado por sus excelencias. "Yo disfruto muchísimo de él. No sólo de la época de Django sino de las posteriores… Es una referencia fantástica, como lo es actualmente Didier Lockwood". "Aunque somos cuatro, sonamos como seis", indica Quike Navarro a propósito de una banda donde él ejerce el liderazgo con vehemencia aunque siempre abierto a la contribución del resto de músicos. "Ellos son grandes artistas. Escucho con mucho interés sus ideas y ensayando se aceptan todas sus aportaciones. Pero me gusta coordinarlo todo". La trayectoria de Navarro se ha ido beneficiando de los diferentes paisajes sonoros que ha  recorrido y que le han conferido la madurez que ahora ostenta. "Me siento muy preparado. Y eso me permite abrirme a diferentes estilos y géneros".

El cuarteto se empapa de la esencia del jazz y la hace suya, sin artificios o aditamentos que la edulcoren, con tributo permanente al sonido de los 20 y los 30. "Es una música fresquita, fácil de escuchar. Somos un grupo de talante abierto que incluso puede tocar otras cosas más modernas, pero la raíz principal es el swing". Pronto el grupo incorporará a su repertorio temas de composición propia pero de momento son los clásicos los que constituyen el eje de todas sus actuaciones.
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