En estos tiempos lo cierto es que apenas de mueven unos pocos miles de cabezas de ganado en la trashumancia pero entre los siglos XIV y XVIII, periodo de mayor esplendor ganadero, se habla de varios millones los animales que se movían entre las montañas leoneses y sus invernadas en Extremadura. Es conocido el relato de que estas praderías, debido al clima y a sus aguas, producían pastos excelentes que consumidos por las ovejas merinas, se traducían en una producción de lana abundante, fina, blanca, sedosa y de gran calidad, muy cotizada en los mercados europeos precisamente con el marchamo de «lana leonesa». Fueron siglos de prosperidad en la zona pues si bien es cierto que los dueños de los ganados eran nobles, monasterios o terratenientes de lejanas tierras, estos concejos obtenían beneficios por el arriendo de pastos o puertos, como se les llama aún, además de la creación de empleo local como el de pastores, utileros y zagales o incluso rabadanes o mayorales, que eran los jefes de estas expediciones, cuyos sueldos también generaban consumo y riqueza en estos núcleos.

Como desde el N estos movimientos pecuarios tienen su origen en la zona de Babia, Luna, Omaña o Laciana, buscaremos algunos pasos pontoneros que tradicionalmente utilizaba el ganado en sus movimientos.
Puentes de Caboalles de Abajo
Es el punto de encuentro de viejas veredas ganaderas cuyos rebaños, tras permanecer en los altos majadales o agostaderos de los puertos de Cerredo o Leitariegos iniciaban su regreso utilizando los pasos de este puebluco. Se puede considerar este cruce fluvial como el de mayor dificultad para el paso de ganados o trasporte de arriería ya que la serie de arroyadas que allí confluyen y su propia erosión a lo largo de millones de años, ha creado un zócalo profundo por donde se canalizan las aguas del Arroyo de La Chanada. Tiene un bellísimo puente de tres ojos que se construyó a principios del siglo XX y con pilas verdaderamente altas para salvar la profundidad de esta barranca aunque su intervención para adosarle viales peatonales en cantos, ha sido poco acertada. También son interesantes el Puente del Carreirón, de impronta medieval, semejante a los que ya he descrito en el cauce del río Curueño o el llamado Puente de Arriba, con cuidada y primorosa fábrica de mampostería.Puente de San Justo de la Vega
Siguiendo ese discurrir por la traza de la Y mencionada y camino del sur, los ganados trashumantes preferían acogerse a las vegas del río Tuerto por un sector de la cañada real llamada «La Coruñesa», en las cercanías de la ciudad de Astorga. El impetuoso cauce de este río obligaba a la necesidad de puentes y probablemente tuvo varios efímeros de madera hasta que en el período isabelino, mediado el siglo XIX se proyecta un rotundo puente de fábrica en piedra con 4 ojos de directriz escarzana. Lo importante de este diseño ingenieril es que, dado que esta amplia terraza que conforma en este punto el río Tuerto se solía encharcar durante muchos meses en períodos de avenidas por lluvias o deshielos en las montañas donde nace, fue necesario la construcción de variadas tajeas y alcantarillas en el propio camino real y que sirvieran para drenar estas lagunas dejando expedita una calzada tan importante. Son pequeñas estructuras pontoneras en piedra, realizadas con esmero y calidad y todavía se pueden observar algunas de ellas, que siguen dando servicio a la carretera nacional N-120.Puentes de Astorga
En los arranques del páramo maragato se entremezclan cauces de cierta importancia como son los ríos Jerga, Turienzo o el Tuerto junto al Arroyo de la Moldera y que se salvaban por medio de variados puentes y pontones, algunos de ellos dieron servicio a la mítica Vía de la Plata de origen romano. Quizás, el más histórico es el conocido como Puente de la Molinera sobre el Arroyo de la Moldera. Es una estructura viejísima, probablemente medieval, de tablero alomado y con tres ojos de trayectoria curva aunque abierta que recientemente se ha restaurado y da servicio a vehículos de esta barriada y a los peregrinos que siguen el Camino de Santiago. Cerca del lugar y sobre el mismo arroyo existe un puentecillo precioso de huella clasicista con tres ojos y que también tiene interés. En la propia Astorga aunque extramuros y junto al viejo camino real –ahora carretera nacional N-VI– podemos admirar el firme y potente Pontón de San Roque, de traza barroca construido con sillería muy cuidada y que pese a la ampliación de su tablero en una intervención reciente poco afortunada, todavía mantiene su soberbio porte imperial.
Puente de Castrillo de las Piedras
Salva el río Turienzo, en las cercanías de este lugar perteneciente al término municipio de Valderrey y es visible desde la propia carretera radial N-VI junto a su PK 318. Es una estructura bella y muy antigua, probablemente de origen romano, modificada en el Medievo y en ruina durante los últimos siglos aunque se ha rehabilitado recientemente y presta servicio a los cientos de miles de peregrinos que viajan hacia Santiago de Compostela todos los años. Es amplio y dispone de 4 ojos de buena factura. Aunque es conocido como Puente de Valimbre, ciertamente el auténtico puente así llamado es el que ahora está bajo la nacional N-VI en ese punto. Debido a la continua ruina de aquél, a finales del siglo XIX se construyó otro bello puente de piedra que su proyectista, Francisco de Rivas denominó Puente de Valimbre y que en los años 50 del siglo XX sufrió una drástica transformación emparedando sus muros de piedra con otros de hormigón, dejándolo «niquelao» aunque en una actuación grosera y poco respetuosa con obras civiles históricas.Enlace al blog Cazando Puentes.