En esta exposición se exhiben ciento setenta piezas de noventa y seis autores, casi todas de pequeñas dimensiones y de materiales pobres, montadas en las habitaciones particulares de artistas y poetas prácticamente desconocidos en su gran mayoría, ideadas y dirigidas a muy pocos, si no al propio autor o a otros como él, pertenecientes a la secta secreta de la ilusión creativa.
La poesía visual ha encontrado en su existencia la dificultad natural de ser una práctica híbrida, a medio camino entre la imagen y el poema. Finalmente está en los dos sitios y en ninguno, no ha sido aceptada del todo ni por el arte ni por la poesía. Incluso en los casos más destacados ambas puertas se resisten a ser franqueadas por los poetas visuales, es raro encontrar una antología que incluya a Joan Brossa entre los poetas del siglo pasado así como una historia del arte que cite a Francisco Pino como artista del siglo XX.

Contiene la exposición obras de autores históricos como Max Aub, Joan Brossa, Cirlot, los premios Velázquez Esther Ferrer e Isidoro Valcárcel Medina, la premio nacional Elena Asins, poetas importantes de Castilla y León como Felipe Boso, Francisco Pino, José Miguel Ullán o Gustavo Vega, además de la presencia de un sinfín de editoriales que apostaron por esta poesía visual, entre las que cabe destacar nuestra exquisita colección ‘Plástica & Palabra’ de la Universidad de León, que ha iniciado una nueva etapa con el nombre de ‘Caligramas’.
Poder recorrer con la mirada una muestra tan extensa es un auténtico lujo teniendo en cuenta que presenta una actividad, la poesía experimental, de difícil acceso y de la que pocas veces se ocupan las editoriales y las instituciones culturales. Es una buena noticia, además, que una gran exposición como esta, de producción propia, vaya a ser exportada y se vea después en el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía en Córdoba.