El veterinario cántabro Francisco Álvarez Baldor lleva más de media vida en León, desde que vino a estudiar la carrera de Veterinaria después se quedó para ser uno de los veterinarios «a la antigua usanza», de cuadra, ganadería y campo; siendo uno de los personajes más conocidos y queridos de los ganaderos leoneses.
Paralelamente a su profesión Paco Baldor ha dedicado muchos esfuerzos a estudiar diversos fenómenos vinculados a su profesión o a sus orígenes; así desde hace 35 años trabaja en una desconocida emigración desde su tierra natal, Cantabria, a su tierra de vivencia, León: la de un buen número de herreros que llegaron a esta provincia en el siglo XIX.
De ello hablará este jueves en la Fundación Sierra Pambley de León (a las 19.30 horas) con una charla que ha titulado ‘Emigración de La Cavada y Liérganes a León en el siglo XIX’; ya que de estos dos municipios cántabros procedían aquellos trabajadores, herreros en su gran mayoría, que llegaron a tierras leonesas.
- ¿Vinieron a toda la provincia?
- A una parte muy importante; al Bierzo no llegaron pues es una comarca que ya tenía un buen número de herrerías y tenían cubiertas sus necesidades de estos artesanos.
Señala Álvarez Baldor que el motivo de esta emigración, el desencadenante, era que «el tirón agrícola de la provincia de León a finales del siglo XIX hizo imprescindible la presencia de artesanos que cubrieran las necesidades de herramientas para la agricultura; y aquellos cántabros eran maestros en todo tipo de ellas, pero no solo picos, azadas... también los carros, que no son nada fáciles de hacer».

Y como siempre ocurre en estos casos unos fueron ‘tirando’ de los otros y llegó a juntarse una importante comunidad cántabra en tierra leonesas.
- ¿Es fácil seguir el rastro de sus paisanos después de siglo y medio?
- No es fácil, pero a base de trabajo se va pudiendo dibujar ‘el mapa’ de su presencia. Ten en cuenta que han pasado nueve generaciones desde la llegada de los primeros. Una herramienta fundamental para localizarlos son los apellidos, que no eran habituales en León.
- ¿Qué apellidos eran los más repetidos entre aquellos cántabros?
- Podría señalar los Lombó, Cubría, Oslé, Sotorrío o Larrán como las ramas más importantes, aunque hay alguno más.
- ¿Y se podría calcular el número de descendientes de aquellos emigrantes cántabros en León?
- Con exactitud es prácticamente imposible; pero aproximadamente yo diría que alrededor de unos 3000 leoneses son descendientes de aquella gente, tienen raza cántabra.
Entre los destinos más comunes de aquellos herreros hay uno destacado, la entonces pujante ferrería de San Blas (lo que hoy es el Museo de la Siderurgia y la Minería) en Sabero. «En el año 1846 está documentado que la ferrería recluta obreros en La Cavada»; y sobre cómo se van extendiendo por la provincia señala Álvarez Baldor que hay un dato que nos da una idea de la importancia del fenómeno. «Pascual Madoz desvela en su diccionario que en 1850 había en la provincia de León medio centenar de herreros atendiendo a más de cincuenta fraguas y, excepto las del Bierzo como he señalado, buena parte de ellas estaban atendidas por aquellos herreros llegados desde Liérganes y La Cavada».
Y así se han ido sucediendo durante nueve generaciones, hasta ser 3000 leoneses más con sangre cántabra, como Paco ‘el veterinario’, que en la tarde de este jueves estará acompañado por un colega: el antiguo profesor de la Facultad de Veterinaria de León, Jesús González Salvador. Dos que tienen mucho que contar... y contarán.