Octubre del 34 en Astorga (III):Informe Delasalle, Martín y Cortés

Por José Cabañas

14/08/2023
 Actualizado a 14/08/2023
El cabecilla revolucionario de Matarrosa del Sil, Nemedio Pascual Sáez, hecho prisionero y conducido a la cárcel de Bembibre.
El cabecilla revolucionario de Matarrosa del Sil, Nemedio Pascual Sáez, hecho prisionero y conducido a la cárcel de Bembibre.

José Cabañas González reproduce en esta serie sobre la revolución de octubre de 1934 en Astorga las actas y documnentos del Sumario 241/36 , que fueron incautados en la Casa del Pueblo, o quizás en el domicilio del acalde socialista Miguel Carro Verdejo, y en las que se desvelan hechos desconocidos hasta el momento y otros muy poco conocidos.  En la primera entrega  dibujó el contexto histórico de la época y a continuación va publicando los informes textuales: 

En vista del informe prestado por el camarada José Fuertes esta comisión acuerda:

1º Pedir a los camaradas Luis García Hidalgo y José Carro Verdejo (ausentes) un informe escrito y detallado de su actuación en el referido movimiento insurreccional interesándoles la máxima rapidez.

2º Citar para mañana día 21 de marzo a los camaradas Belarmino Lasalle, Bienvenido Martín y Alfonso Cortés Rivas a las seis, siete y ocho de la tarde y a los camaradas Miguel Carro, Guillermo García Bosna, Manuel Gervasi y Lorenzo Nistal cuando sea el caso.

3º Pedir al camarada José Fuertes que diga el nombre del camarada de poca reserva al que alude en su informe.

Astorga, a 20 de marzo de 1936.
Rubrican: Manuel Carro, Ramón Pontones, Ramón Calvo.
Rubrica: José Fuertes.


Bernardino Lasalle

En Astorga, a 21 de marzo de 1936 siendo las siete de la tarde comparece ante esta comisión el camarada Belarmino Lasalle, afiliado a esta Agrupación y expone lo siguiente:

Que en el mes de noviembre del año 33 perteneció a uno de los Comités que se formaron con motivo de un posible levantamiento, que no se llevó a efecto, siendo su misión preparar en compañía del camarada José Carro Verdejo los explosivos pudiendo adquirir algún material de esta índole en un determinado viaje que hicieron; que confeccionaron diez bombas aproximadamente que quedaron bajo la custodia del exponente a más de otros materiales para los mismos usos; que a más del camarada José Carro Verdejo fueron sus colaboradores Joaquín del Palacio Nistal, los dos hijos [Victorino y Cesáreo Fernández Candanedo] de don Gerardo Fernández Moreno y Ángel Francisco.

Que desde entonces hasta los primeros días del mes de Octubre del 34 no volvió a intervenir en ningún asunto de este carácter hasta que el día 3 o el 4 el camarada José Fuertes le preguntó que qué había de ese material y le contestó que estaba en un lugar seguro pero que no respondía de su estado toda vez que para mayor seguridad lo había enterrado ya hacía un año y pico.

Que nadie volvió a preguntarle ni a decirle nada hasta el día 6 en que un tal Claudio llamado el de San Román se presentó en su casa y le manifestó que le habían ordenado ponerse a las órdenes del que suscribe, pero que como el que subscribe no había recibido orden de ninguna clase ni tenía conocimiento de que perteneciera a ningún comité a partir del ya referido del año 33, el que suponía el que subscribe anulado ya, capeó las preguntas sin negarse ni afirmar. No obstante realizó algunas gestiones para orientarse en lo que pudiera haber y nadie le ilustró de nada porque parecía ser que todos los consultados se hallaban en el mismo caso que el que subscribe. En vista de ello y viendo que el movimiento era inminente pidió cooperación a Ángel Francisco [López] obteniéndola, pues este se puso a su disposición incondicionalmente y le proporcionó gasolina. Ya en estas gestiones se le presentó el camarada Córdoba [Alonso, Juan Antonio] con otro compañero de él y le preguntó acerca del material de que se disponía; cambiaron impresiones y acordaron lo siguiente:

Marchar los cuatro a Celada para ver la manera de volar el puente, que dos se quedarán en dicho pueblo para preparar y efectuar el atentado y que el que subscribe en compañía de uno de los cuatro camaradas antedichos marcharía a Nistal con objeto de volar el puente sito en aquel término.

Que estando planeando todo esto, el compañero de Córdoba desapareció del grupo, que esperaron por él y viendo que tardaba, marchó el camarada Córdoba a buscarle, que regresó el compañero de Córdoba y a su vez volvió a marchar a buscar a este, que volvió Córdoba y se repitió la operación quedando el que subscribe con Ángel Francisco y viendo que no regresaban se dirigió a la Casa del Pueblo, donde fue detenido.

El que suscribe hace constar que sabiendo que el material estaba inservible debido al tiempo que hacía que se hallaba enterrado creía hacerlo servir añadiendo a la dinamita un excitante o reactivo que al objeto ya tenía destinado y lo mismo con la mecha la que pensaba sustituir mediante unos tubos de papel y pólvora y mecha de algodón.

Que la guardia civil y elementos particulares conocían sus actividades y lo achaca el que subscribe a la poca discreción de algún camarada de los que colaboraban con él.

Que antes del día 6 del año 34 el camarada Luis García Holgado habló al que suscribe del movimiento en términos de gran vaguedad y le dijo que vendría un elemento del aeródromo de León a entrevistarse con él y que como él estaría ausente por esa fecha confío al que subscribe esta gestión. Este elemento se le presentó al que subscribe en su misma casa, pero como el referido camarada Holgado, contra lo que creía se hallaba en esta, lo envío a su casa y al cabo de unos días volvió a verle, pero como ambos desconfiaban mutuamente no llegaron a tratar nada concreto no pudiendo enviarlo otra vez al camarada Holgado por haberse este marchado.

Rubrica: Belarmino Lassalle.

cabañas2
Desfile de las llamadas ‘Tropas moras’ desfilando por las calles de Gijón en 1934.


Bienvenido Martín

En Astorga, a 21 de marzo de 1936 siendo las ocho de la tarde comparece ante esta comisión el camarada Bienvenido Martín, afiliado a esta Agrupación y expone lo siguiente:

Que por el año 34 lo nombró el camarada Tenes jefe de grupo (no puede precisar fecha exacta) y él habló con Benito Rebaque, Ramón Córdoba y Valentín Magán para ver que estos lo constituyeran aceptando los dos primeros y negándose el tercero alegando que no había armas y como razón definitiva que una vez que la revolución estuviese en marcha todo vendría por sí solo. El camarada que subscribe estima que estos argumentos eran una manera de eludir la responsabilidad.

Que el día 6 le pasaron recado para que se personase en casa de la Urbana [Fernández Planas], como así lo hizo una vez terminado el trabajo. Allí encontró al camarada Herrero [José], al camarada del Campo [Rubio, Francisco] y además a un muchacho joven que no sabe quien es y del que decían que era quien manejaba la dinamita.

Que marcharon a dar un paseo por las afueras para hablar con libertad. Que el que subscribe le preguntó al camarada del Campo que con qué elementos se contaba y que le contestó indicándole al joven desconocido: -Aquí este chico maneja muy bien la dinamita y esta noche además vendrán los de Fabero y se volará el puente de Nistal. Que el que subscribe insistió diciendo que no tenía armas de ninguna clase a lo que le contestó del Campo diciéndole que él tenía un pistolón y que no había que hacer más que llegar al puente y matar al guardia que es muy viejo y entonces colocar los cartuchos y volar el puente. Al terminar esta conversación, cerca de San Andrés, el que suscribe decidió recabar la ayuda de dos camaradas suyos de gran confianza, diciendo al camarada del Campo que marchaba a la estación del oeste a tal efecto rogándole el camarada del Campo que volviese a darle cuenta del resultado de la gestión. El que subscribe fue a la estación vio a los camaradas en cuestión que eran los referidos anteriormente y estos que estaban ya en posesión de elementos suficientes para el caso se pusieron a su disposición. Que una vez puestos de acuerdo con estos camaradas volvió a dar la contestación al camarada del Campo, viendo antes al camarada Herrero el cual le dijo que era conveniente volar también el puente de Valderrey, de la línea del oeste; que no encontró al camarada del Campo tal vez por estar cerrado el establecimiento llamada Casa de la Urbana y viendo en cambio al camarada apodado Triqui [Marcelino Fernández Gutiérrez] con quien cambió impresiones y teniendo el que subscribe elementos suficientes para cumplir la misión que se le había confiado marchó en busca de sus compañeros para llevarla a efecto.

Rebaque se guardó en el pecho la dinamita que estaba algo húmeda y ya en el puente de Celada vieron patrullar por la vía fuerzas de orden público no pudiendo el que subscribe precisar si eran guardias civiles o de seguridad que imposibilitaron el atentado; visto lo cual se trasladaron al de Valderrey donde se sabía de fijo que no habían más que dos guardias que eran empleados de vías y obras y un hijo de otro compañero, constándole al que subscribe que una vez pasado el tren estos abandonaban el puente y se refugiaban en la estación de Valderrey que estaba cerca, hasta el paso de otro tren.

Que una vez en el referido puente colocaron en él cuatro cartuchos, dos en la corona y dos en las pilastras dejando la mecha suficiente para que les diera tiempo a llegar hasta la estación donde esperaron que de un momento a otro les llamaran para reparar los destrozos que la explosión pudiere causar. Dicha explosión no ocurrió sin duda debido al mal estado de la dinamita y de la mecha.

El que expone quiere hacer constar que trabajó cuanto pudo por la causa que se ventilaba y que llegó a fabricar los cascos de varias bombas aproximadamente del tamaño de una naranja, tarea en la que le ayudó otro compañero que no pertenece a la Agrupación.

Rubrica: Bienvenido Martín.


Alfonso Cortés Rivas

En Astorga, a 18 de abril de 1936 siendo las siete de la tarde comparece ante esta comisión el camarada Alfonso [Ildefonso] Cortés Rivas, afiliado a esta Agrupación y expone lo siguiente:

Que un día se le presentó el camarada José Fuertes en su casa en compañía del camarada Miguel Carro diciendo que sabía que iba a estallar un movimiento revolucionario y que el camarada Holgado se había marchado llevándose la trama; y preguntó al que suscribe que qué le parecía que se debía de hacer pues las circunstancias eran perentorias. A lo que contestó el que subscribe que a su juicio se debía de nombrar otro comité revolucionario y que requerido para que expusiera quiénes lo deberían de formar él respondió que no podía dar nombres por ser de reciente ingreso en el partido y no conocer a los afiliados.

Que no volvió a saber nada hasta la noche del domingo o del lunes, no puede precisar, en que se acercó el camarada del Campo para notificarle que había sido nombrado miembro del comité revolucionario acompañándole a casa de la Urbana donde estaba reunido este. Allí le dijeron que también formaba parte del comité el camarada Moro [Lucas, Humberto], Guillermo García Bosna, del Campo y el que subscribe. Que aconsejó que a Moro no se le mezclase en ello por hallarse enferma su mujer, sustituyéndosele por el camarada Máximo Blanco.

Que se propusieron diversas medidas revolucionarias que fallaron por circunstancias ajenas a los actuantes.

Que el comité viéndose sin armas ni explosivos y habiendo fracasado el propósito de interrumpir la marcha de fuerzas y estando desconectado por completo del resto de las organizaciones revolucionarias, habiendo sido detenidos a la junta directiva de la Casa del Pueblo y a los principales agrupados que podían actuar, se limitó a atender las necesidades de los presos y familiares, tanto locales como los que llegaban a Santocildes, labor en que puso todo su interés compartiéndola con la dirección posible de la clase hasta el momento en que fueron libertadas las directivas de las diversas agrupaciones en que cesó en esta función directiva continuando la de ayuda a los presos.


José Cabañas es autor de la obra ‘Cuando se rompió el mundo. El asalto a la República en la provincia de León’, editada en dos partes, la segunda hace pocos meses.

Archivado en
Lo más leído