Nonia Villa mueve los hilos

‘A mesa puesta’ es el título de la exposición que Nonia Villa presenta en la galería ‘Espacio _E’, piezas escultóricas en las que predomina el alambre y que permiten a la artista hacer una crítica a la pérdida de los valores naturales en nuestra sociedad

Vicente García
27/11/2019
 Actualizado a 27/11/2019
Nonia Villa con dos de sus figuras escultóricas. | VICENTE GARCÍA
Nonia Villa con dos de sus figuras escultóricas. | VICENTE GARCÍA
La gastronomía parece ser un terreno bastante abonado para esta joven autora que gestiona su trabajo escultórico a partir del alambre. Y ella dando vueltas al alambre realiza pájaros, libélulas, peces de todo tipo: sardinas, besugos, lubinas que coloca en los platos para deleite de la vista, porque son poco aptos para ser saboreados.

‘A mesa puesta’ es una incursión en la cotidianeidad de quienes llegan a casa tras el trabajo y se encuentran la mesa preparada y la comida dispuesta para ser saboreada, lejos de las nuevas tendencias de la comida rápida y mal elaborada.

La exposición se inicia con una serie de acuarelas en las que se muestran los distintos platos del menú, con sus indicaciones por escrito en la parte superior, entrantes, primer plato, segundo plato y postre, para más tarde encontrar un árbol con sus manzanas de alambre y la mesa dispuesta con las esculturas de los alimentos en alambre, cuadros con diversos motivos y, sobre todo, insectos de alambre.

Sin embargo este menú tiene otro sentido para la autora: el sentido de la comodidad de la mesa puesta que abandona lo natural, eso que se encuentra a nuestro alrededor y no valoramos, las manzanas en los árboles, los peces en el río… nos hemos ido acostumbrando a conseguirlo todo en el supermercado y olvidamos la naturaleza. «Yo lo que quiero decir es que el producto está ahí. Antiguamente se iba al río, se pescaba y se comía, se cogía del árbol la manzana y se comía. Ahora, aunque tengas la manzana debajo de casa vas al supermercado y que te la den etiquetada», dice Nonia. Se está perdiendo el gusto por lo auténtico, los tomates están más ricos si son de nuestra huerta. No se trata de una crítica, va más allá, casi al recochineo.

Los insectos, las mariposas, las libélulas, todo está mostrado en este recorrido por la realidad que nos rodea y que lejos de admirarlos en el aire libre los metemos en vitrinas para contemplar su belleza cuando lo deseamos, como las flores del florero que se muestran encima de la mesa para darle ese aire de belleza.

En esta exposición hay muchas piezas nuevas, pero otras vienen de muestras anteriores, como ella dice: «hay piezas que formaron parte de exposiciones colectivas en las que yo participé, que las he retomado para esta exposición». Se trata de un todo a partir de lo nuevo que ha creado este último año, junto con elementos anteriores. Por otro lado Nonia ve sus exposiciones como un todo, no como otros autores que presentan un conjunto de obras individualizadas. Para ella, las piezas se encuentran dentro de una escena, por lo que si se sacan de la misma pueden verse un poco descontextualizadas. Sus exposiciones no son diferentes proyectos, es un solo proyecto elaborado de formas diferentes. Y en esa situación está la obra que se puede ver en la galería Espacio_ E, de la calle Azorín de Trobajo del Camino, hasta el día 8 de diciembre.
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