Trabajadores de los pozos, políticos y vecinos de estas zonas ponen voz a este relato coral en el que «la parte personal era importante», reconoce Sabugal. «Tenía que contarla porque es compartida con mucha gente, actúa como un espejo para que otras personas se puedan ver reflejadas», explica Noemí, que ha invertido tres años en viajar por las distintas zonas mineras para reunir el material que ahora ve la luz.
El resultado «tiene mucho de periodismo narrativo», reconoce la escritora y periodista, aunque cuenta con la libertad que ofrecen los recursos de la literatura. «Es una historia tan próxima y personal que contarlo en una novela no me salía, no era la manera en la que quería transmitirlo», asegura Noemí, que valora el ensayo literario como un género capaz de generar «un libro vivo, del ayer pero también del ahora».

Las historias de los territorios mineros se entrelazan con la del país, con episodios que «no recordamos ni queremos recordar», como las partidas de trabajadores esclavos africanos, convertidos a la fuerza en mineros, que trabajaron en los tajos andaluces durante el siglo XVII. «Algunos esclavistas de entonces todavía enlazan con familias muy potentes a día de hoy. No es que tengan la culpa de lo que hicieron sus antepasados pero la riqueza vino de ahí», señala la autora.
Sometidos a un forzoso proceso de cambio, algunos de estos lugares han conseguido avanzar en el campo de la diversificación económica. «Jugarlo todo a una carta fue el mayor error de esas zonas», asegura Noemí, que recalca que, incluso en los territorios donde la mina ya no da de comer, «la memoria sigue muy presente, se pasa de abuelos a nietos». «Una cuenca minera, aunque se convierta en otra cosa, sigue teniendo ese carácter», remarca la escritora, que destaca que la cuestión identitaria en las cuencas va «mucho más allá de lo laboral».
Al respecto, la escritora, autora de tres novelas –‘El asesinato de Sócrates’, ‘Al acecho’ y ‘Una chica sin suerte’–, insiste en la importancia histórica de un mineral que hasta el año 2018 fue la tercera fuente de producción de energía en España. «Todos somos de alguna manera hijos del carbón».