Ni la nieve puede con Operación Triunfo

Cuando Bisbal, Bustamante, Rosa o Chenoa reunían a 10.000 personas en la Plaza de Toros hace algo menos de 16 años, muchos de los que ayer buceaban en las profundidades de El Corte Inglés para poder tener a centímetros a tres de los concursantes de la última edición de Operación Triunfo ni siquiera habían nacido.

A buen seguro que ni los primeros ni los segundos hubieran imaginado nunca el resurgir de un concurso televisivo que parecía haber muerto y que a base de apostar por el talento de jóvenes sin envoltorio ha conseguido enganchar cada lunes a buena parte del país en torno a la televisión pública, todo un hito por sí mismo.

León fue ayer testigo directo de ello con la llegada a El Corte Inglés de de la firma de discos que están realizando los concursantes ya expulsados de la academia más famosa de la televisión por toda España. A la capital le tocó una de las últimas en marcharse, Nerea, uno de los que más pasiones ha levantado especialmente entre el público femenino, Cepeda y otro que reconocía en el sótano más profundo del centro comercial, a donde se tuvo que trasladar el evento dadas las condiciones metereológicas en el exterior, tener lazos familiares con la provincia.

«Mi padre es de San Miguel de Escalada y toda su familia aún vive allí», aseguraba Ricky. No quedó muy claro si ello suponía un argumento más a favor para que fueran muchas las que pidieran un churumbel al joven mallorquín. De cualquier forma ese, junto al «Cepeda se queda» (el chico sobrevivió a nada menos que  cinco nominaciones convirtiéndose en una especie de bestia negra para el resto), «Nerea ganadora» o, especialmente el «concierto en León», fueron los cánticos más escuchados durante una tarde que transcurrió en un flujo incesante de personas desfilando por delante de los ‘triunfitos’, carreras, ‘selfies’, nervios, lágrimas y la esperanza entre los presentes de poder verles pronto de nuevo y sobre un escenario.