Nader Koochaki: "Una increíble transformación orográfica"

Su investigación presenta los trabajos que el conductor de buldócer Salvador Robles realizó sobre el suelo minero con una especial sensibilidad hacia la flora y la fauna del lugar

Bruno Marcos
07/02/2023
 Actualizado a 07/02/2023
Vista parcial de una zona restaurada. Emplazamiento de la obra de Salvador Robles 2018. | NADER KOOCHAKI
Vista parcial de una zona restaurada. Emplazamiento de la obra de Salvador Robles 2018. | NADER KOOCHAKI
En la exposición ‘Anidar en el gesto’, que se podrá ver hasta el dos de abril en la Fundación Cerezales Antonino y Cinia, se propone reflexionar sobre las relaciones de ida y vuelta entre la artesanía y el arte; junto a las obras de Josefina Alix Trueba, Emilio Araúxo, Xavier Arenós, Andrea Büttner, Claudia Fernández, Gareth Kennedy, Teresa Lanceta, Alberto Sánchez y Oriol Vilanova, hay un trabajo de Nader Koochaki especialmente significativo que tiene que ver con el territorio de León y la actividad que un obrero de origen andaluz realizó durante varias décadas, desde los años ochenta, para restaurar el paisaje producido por la minería a cielo abierto de la zona de Gordón.  

– ¿Cómo descubriste las labores que estuvo realizando Salvador Robles?
– En 2018 hice una serie de incursiones en el territorio leonés. Buscaba escombreras de roca estéril. Cuando pasé por la corta Pastora me llamaron la atención aquellas rocas, tan visibles desde la carretera. Se las señalé a la persona que me acompañaba y enseguida quise saber más sobre ellas.

– ¿Dónde están exactamente?
– Están al sureste de la corta, en una zona restaurada.

– ¿Qué se ve en esos parajes? – Se ve una increíble transformación orográfica. Un gran desocupación de la montaña, junto con una modificación de su entorno que impresiona. – ¿Qué relación producen con la flora o la fauna?– Una escombrera restaurada apenas tiene relieve y carece de vegetación. Las rocas de Salvador aportan rupturas en ese volumen allanado. Aportan sombras, oquedades… probablemente favorables para el retorno de la fauna y la flora. – ¿Crees que crean un paisaje nuevo o recuperan el perdido? – No me parecen dos actuaciones diferentes. El intento de imitar el pasado es un acto muy inventivo. Creo que en una restauración, lo que principalmente se pretende es cumplir con la legislación. Salvador restauró varias escombreras siguiendo las directrices de los ingenieros, pero también dispuso sus rocas sin que nadie se lo pidiera. Es difícil saber exactamente qué es lo que pretendía, pero trabajar en un entorno así no es baladí, pienso que tiene sus consecuencias.– ¿Alguien había reparado en ellos, se habían estudiado, cuál era el relato que se hacía sobre ellos por los habitantes de la zona?– Tal y como he dicho antes, son obras que se ven desde la carretera. Quien haya pasado por ahí ha tenido que verlas. Sin embargo, hasta donde yo sé nadie las ha interpretado, no al menos desde un lugar que supere lo anecdótico. Sé que Salvador era una persona muy querida en la zona y que la familia era consciente de la importancia que tenían sus obras.– Hablas en tu proyecto de que en España hay respecto a la minería una narrativa de doble filo, desarrollo y conflicto. ¿Qué papel jugaría esta obra?
– Pienso que esta obra abre otra narrativa. Introduce temas como la migración, la sensibilidad estética, la preocupación por el medio ambiente y supera dicotomías como las que se dan entre el hombre y la máquina, el mundo animal y el mundo humano, la creación y la destrucción...

– Relacionas este trabajo con el artista norteamericano del Land Art Robert Smithson. ¿En qué aspectos crees que coincide y en cuáles se distancia? ¿Conocía Robles estas prácticas artísticas?
– Robles no manejaba referencias de este tipo. Ambos coinciden en la proyección de una mirada. Los dos tuvieron la capacidad de especular sobre obras de semejantes dimensiones y en algunos casos también de ejecutarlas. Salvador carecía de la intelectualidad de Smithson, pero trabajaba en una mina y operaba con un buldócer, elementos con los que Smithson quería trabajar.

– ¿Qué futuro le espera? ¿Desaparición, documentación, conservación, puesta en valor…?
– El futuro es incierto. Por eso pienso que cuanto antes deberían de tomarse medidas para documentar las obras, darles un contexto y evitar que se destruyan.
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