Museo del Barro (y mucho más)

Se encuentra en La Bañeza y no es una bodega más. Aunque en un principio crea que entra en un simple restaurante enclavado en la tierra, antes de llegar a los cortes de carne más sabrosos se dará cuenta de que es un auténtico museo lleno de antigüedades

P.J. Abajo
09/08/2016
 Actualizado a 12/09/2019
Una de las muchas estancias de la bodega, la que remata el final del largo pasillo que se adentra bajo tierra. | ABAJO
Una de las muchas estancias de la bodega, la que remata el final del largo pasillo que se adentra bajo tierra. | ABAJO
Cuando su propietario puso en marcha esta aventura empresarial ya tenía claro que su bodega no podía ser un restaurante más; ni siquiera una simple bodega enclavada en la tierra como tantas y tantas que abundan por nuestra provincia. Teodoro Falagán siempre quiso que el comensal –aparte de comer y beber muy bien– tenía que disfrutar de un ambiente atractivo, con el peso de doscientos años de historia y el barro que cubre cada estancia como protagonistas, y que los pequeños detalles fueran, al final, grandes detalles para disfrutarlos e inmortalizarlos en una foto para subir a las redes sociales. Por ejemplo.

Por eso, al lugar donde servir una selección de las mejores carnes rojas, ancas de rana al estilo de La Bañeza, embutido del que fuera de aquí se conoce como «leonés premium» o una esmerada carta de postres caseros y de vinos, a ese lugar donde nada más entrar es inevitable mirar al suelo, después al techo y, finalmente, a cada rincón para descubrir cada detalle, a ese pequeño ‘museo’ le llamó Museo del Barro.

Ya desde la entrada, el espacio destinado a bar muestra un lugar decorado con un sinfín de objetos curiosos que se mezclan con botellas y copas. Después, el pasillo que conduce al final de la bodega, ornamentada con piezas seleccionadas y restauradas cuidadosamente, e iluminada a la perfección, sirve para ubicar las mesas en pequeños espacios reservados donde hay cuadros de todo tipo; óleos y programas de mano o carteleras de teatro con casi un siglo de historia. Ah, como esta página no es la sección gastronómica del periódico, he intentado no centrarme en la cocina ni en el servicio, pero si es un amante de los detalles y de las antigüedades y he logrado convencerle para ir, no le va a defraudar. Y si además le gusta comer bien, volverá.
Archivado en
Lo más leído