El director del documental, Capellín, señala que "una de las cosas que más me impresionó es la historia de un chaval que empieza a trabajar en El Tarronal a los 16 años, que a los 34 está jubilado y a los 37 muerto. Su hijo, recuerda que se pasaba los días en la ventana, sin poder respirar y con tremendos dolores".
Morían como ratas
Los 800 obreros de aquella mina eran una especie de ONUobrera,entre los 800 obreros los habíaportugueses, gallegos, extremeños, castellanos, andaluces y también leoneses atraídos por los sueldos "relativamente elevados" que el mercurio proporcionaba con respecto al carbón. "En los testimonios del documental narran cómo era el trabajo en la mina, que la esperanza de vida rara vez superaba los 50 años y cómo las enfermedades estaban a la orden del día entre los trabajadores, empezando por el cáncer. Aquellos mineros morían como ratas, ahogados por una especie de silicosis acentuada, más dura y más letal que la carbonífera".
La mina es dura pero ésta era terrible. Mi padre murió con 37 años, pasaba las noches en la ventana para respirar Además de los testimonios, muy duros, también es muy significativo el abandono de la mina, de las instalaciones y el estado de todo aquel entorno. "Hay cosas que quedaron exactamente igual que estaban en el momento del cierre, en el año1974: desde unas botas o unos guantes hasta documentación que está por ahí tirada. La mina de El Tarronal es uno de esos Chernóbiles silenciosos propicios al rodaje de películas postapocalípticas".
Lo extraño es el olvido en el que ha vivido esta epopeya minera de estos hombres "a los que jamás nadie indemnizó por morir a los treinta años tosiendo mercurio y sangre. Por eso les hice este homenaje", señala Capellín.