El anterior texto es un párrafo de un artículo de Toño Morala, uno cualquiera pues es muy fácil que en cualquiera que eligieras de los muchos que publicó en La Nueva Crónica —recogidos en el libro ‘Aquella vida. Los lunes de Toño Morala’—aparecieran recuerdos de su infancia, de su gente, de su pueblo: Villamoratiel de las Matas, donde había nacido en 1960, que siempre tenía presente pues buena parte de sus artículos se nutrían de sus recuerdos, de su memoria, de la infancia.Los dibujantes Lolo y Moñi vienen realizando talleres de muralismo por la provincia y al llegar a Villamoratiel repararon en que era el pueblo natal del bueno de Toño Morala y le hicieron una propuesta al presidente de la Junta Vecinal, Floren, para dedicarle el mural a Toño y en los dibujos recoger algunas de las escenas a las que el escritor había dedicado un buen número de artículos. La respuesta del presidente fue que "encantados", él y el pueblo, y así Toño ya vive en el recuerdo del lugar de donde realmente nunca se fue: Villamoratiel de las Matas, su pueblo, para siempre