Moda vaquera, lo que lleva y lo que le queda

Una moda que no se pasa de moda, la de años que lleva en el candelero y bien parece que le quedan muchos más

Toño Morala
03/02/2020
 Actualizado a 03/02/2020
Imágenes icónicas de la moda vaquera, con gran incidencia en el cine. | L.N.C.
Imágenes icónicas de la moda vaquera, con gran incidencia en el cine. | L.N.C.
Bueno, aquí sí que hay tela para contar, cortar, coser, descoser, y todo un repertorio de moda vaquera; desde los famosos pantalones, pasando por cazadoras, bolsos, zapatos realizados con esa tela, abrigos con borreguillo, camisas, carteras, incluyendo pantalones vaqueros carpintero, vaqueros de campana,vaqueros pitillo yvaqueros de tiro bajo, y todo un colorido y roturas varias, que encima se pagan… ¡Si está viva mi abuela, que remendaba los pantalones y toda la ropa, y ve a estos chavales con los pantalones vaqueros destrozados, no les deja salir de casa! Buena era ella; pobres, sí, pero limpios y remendados; aunque les confieso que esto de los pantalones vaqueros, uno cree que no puso los primeros hasta que le nació la barba, por lo menos; antes andábamos con pantalones cortos todo el año – bueno, los que nos criamos en barrios obreros, donde hacía menos frío que por estas tierras- Allí sí que vimos a los obreros de todo tipo con pantalones y petos de mahón, las fundas (monos de trabajo). Pero como en todos los sitios, supongo, siempre había algún adelantado que le regalaban los famosos pantalones… era la necesidad de verse diferentes al resto, mientras el resto, cuando en la pandilla éramos ocho o diez, juntábamos las perras para ir al cine el domingo al Padre Ferrero, o a las monjas, y mira que era barato, pues si no había para todos, aunque faltara para uno, nos quedábamos todos sin ir al cine, y gastábamos las perras en chuches y santas pascuas; eso era amistad y solidaridad… hoy, me temo que si no hay… apáñatelas, y punto. Pero luego, aparte de los vaqueros, también llegaron aquellos abrigos de hijos de papá, el loden y los zapatos castellanos, que alguno llevaba más perras en ropa puesta, que entre los diez o doce del resto.

Si ven las abuelas, que remendaban toda la ropa, a estos chavales con los vaqueros destrozados Pero así era la vida; y eso de pedir marcas, ni se te ocurriera, la contestación era una mirada silenciosa, que no mataba, pero… y a saldos Arias, allí te probabas los pantalones vaqueros, siempre había que subirlos, y andando en zapatillas, o aquellas botas de toda la vida. Y no te salieras de la línea, que la cuestión era aún peor… te podías quedar sin salir el domingo sin más, y con morro todo el día. Sin embargo, con las hermanas, la cosa iba de otra manera, eran más permisivas tanto madres como abuelas, les compraban cosas sin marca, pero más arregladinas, y como solo había un baño, entre ellas y las amigas… tenías que pedir la vez, jolines lo que tardaban en prepararse; algunas, tardaban más en mirarse al espejo y demás, que el tiempo que estaban fuera de casa. Y ellas sí que tenían ya vaqueros, cazadoras, camisas, bolsos… y cuando llegaban las rebajas… me niego a contarlo, se lo imaginan. Tenía que ser todo el mundo como el que les escribe; necesito unos pantalones, cojo los primeros de mi talla, los pruebo, los pago, y se acabó; dice la mujer que nunca ha visto comprar a nadie tan rápido. Pero hombre de dios, entre la música, la cantidad de ropa por todos los sitios, el personal que se mira veinte veces al espejo, la cola para el probador, la cola para pagar… prefiere uno vestirse en las tiendas de toda la vida. Pero íbamos con lo de la moda vaquera, quizás no haya otra igual en durabilidad en lo que al paso del tiempo se refiere… desde 1830 más o menos, hasta nuestros días, ya ha llovido, y ahí siguen marcas y marcas, y ahí siguen gastando miles de litros de agua en hacer la moda que algunos usan, qué despilfarro de agua; hablan los entendidos, que un pantalón vaquero, en toda la cadena, desde el algodónhasta los varios lavados, gastan unos tres mil cuatrocientos setenta y nueve litros de agua; hay que hacérselo mirar.

Y vamos con algo de “historia” de esta tela que tanto se lleva; y como casi siempre, la historia con estas cosinas, dependiendo quien la escriba, es de una manera o de otra; tan pronto salió de España, como la inventaron en Estados Unidos; vamos por partes. Cuentan…“El término apareció por vez primera en mil setecientos noventa y cinco, en el momento en que un banquero suizo de nombre Jean-Gabriel Eynard y su hermano Jacques fueron a Génova y estuvieron los dos al frente de una compañía comercial en ascenso. En mil ochocientos, las tropas de Massena entraron en la urbe y Jean-Gabriel fue contratado para su abastecimiento.

Le pagábamos a un vendedor de París al contado confiando en que nos mandara la mercancía. Los pantalones llegaban gracias a taxistas y estraperlistas  Particularmente, les vestía con uniformes de corte de lona azul llamadas “bleu de genes” de donde más tarde se deriva la conocida prenda famosa universalmente como ‘blue vaqueros’. Otra… «Dicen en Bergara que quizá el pantalón vaquero provenga de este pueblo guipuzcoano. Allí, en 1846, una fábrica textil tintaba con índigo sargas que después exportaba a Estados Unidos a través de Francia. No es descabellado pensar que el mismísimo Levi Strauss (o alguno de sus contemporáneos) acabara empleando estos tejidos en la confección de sus vaqueros, pues estas prendas se cosían en San Francisco con telas que llegaban de la vieja Europa. De ahí el nombre “denim”, resultado de la contracción de “de Nîmes”, uno de los lugares de origen. En Bergara fantasean incluso con la idea de que la antigua fábrica de hilados, tejidos y estampados Echaide y Compañía diera forma a algún pantalón antes de 1873 (año en el que, según la historia oficial, Levi Strauss diseñó el primer tejano)”… y otra más. “El pantalón vaquero, de mezclilla, tejano, jean, pitusa, mahones, prestado del inglés jeans o blue jean, adaptado al español como bluyín, son un tipo de pantalones, generalmente confeccionados de tela de mezclilla o dungaree. Por lo general, el término “vaquero” se refiere a un estilo particular de pantalones, llamados “vaqueros azules”, que fueron inventados por Jacob Davis y Levi Strauss & Co. en 1871 y patentados por Davis y Levi Strauss el 20 de mayo de 1873. Originalmente diseñados para hombres vaqueros del viejo oeste americano y mineros, estos pantalones se hicieron populares en la década de 1950 entre los adolescentes, especialmente los miembros de la “cultura greaser”. Los jeans fueron un artículo de moda común en la cultura Hippie de la década de 1960 y lo siguieron siendo entre las culturas juveniles de punk rock y heavy metal de los años 1970 y 1980». Bueno, pues esto es lo que hay.

También tenemos y hemos tenido unas grandes marcas de ropa vaquera realizada íntegramente en España; luego las cosas cambiaron, pero hay que nombrar a algunos que fueron pioneros en esta moda; marcas hay para dar y tomar: la empresa valenciana Saez Merino. Creada en 1954 como fabricante, no fue hasta 1962 cuando se registra la marca Lois. Y utilizaban para hacer publicidad a grandes estrellas de la época como ABBA, Björn Borg, Rod Stewart, Johan Cruyff… Otro avanzado fue Toño Foraster, propietario de las tiendas multimarca For de Bilbao; recuerda cuando un madrileño apareció en su pueblo de veraneo con unos Levi’s y logró cambiárselos por una caña de pescar. Quizá fue entonces cuando nació su fascinación por los tejanos. Él fue uno de los primeros españoles en comercializar esta prenda. Suya era la marca registrada “Territorio vaquero”, que años después vendió a El Corte Inglés. Toño compraba los Levi’s en Francia. “Le pagábamos a un vendedor de París al contado confiando en que nos mandara la mercancía. Los pantalones llegaban gracias a taxistas y estraperlistas que burlaban la frontera”, explica.Y una de las grandes, fue, la marca de los pantalones vaqueros Rok, que estuvo más de cuarenta años fabricando ropa vaquera, tiene una historia larga y un final muy triste para sus trabajadores… en 1993, se largó conesto de las deslocalizaciones… James Dean, entre otros, popularizó los vaqueros en la película ‘Rebelde sin causa’ (mil novecientos cincuenta y cinco). Y hay que comprar vaqueros, pero por lo menos, que estén enteros… y pedir etiqueta de que no gastan tanta agua en su fabricación… luego allá cada cual.
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