Miguel Velayos es sabedor, aunque no conocedor en profundidad, de ese movimiento que se ha ido forjando en los últimos años en la capital leonesa de llevar la poesía a los bares. "Eso me han dicho. La verdad es que no conozco toda esa cultura que se está generando en León de los movimientos poéticos en los bares, pero me parece que es una buena noticia. Nosotros vamos con muchas ganas de poder presentar nuestro humilde proyecto en un lugar que debe tener cien años, por lo que me han comentado, y me hace mucha ilusión poder hacerlo en un lugar tan emblemático de la ciudad de León", destaca el autor, cuyo estrecho vínculo con las artes escénicas le ha llevado a realizar funciones teatrales en lugares diferentes a los habituales, una tendencia que se ha visto incrementada desde la irrupción de la crisis económica y que ha obligado a la gente vinculada con el mundo de la cultura a tener que reinventarse y depender más de su propia iniciativa. "La crisis económica no solo ha cambiado el panorama cultural sino todos los ámbitos de la vida. No creo que volvamos a ser los mismos después de estos siete u ocho años. Nuestra manera de mirar, de ejercer la cultura o de comunicar nuestro trabajo ha cambiado como consecuencia de la crisis, aunque hayan intervenido también otros factores. Lo público ya no puede atender a todas las demandas y los que nos quedamos fuera tenemos que buscar la manera de gestionar nuestro trabajo. Luego, es verdad que la crisis ha hecho que la palabra tenga de nuevo una importancia fundamental, porque, en momentos de crisis, la poesía, por alguna razón, siempre florece".

La literatura y el cine han abordado con frecuencia la figura del padre ausente, que se ha convertido por ejemplo en una constante de la filmografía de la directora Gracia Querejeta. La manera en que Miguel Velayos lo ha abordado es más personal, pero sin renunciar a toda esa tradición literaria. "Yo lo he tratado de abordar desde un punto de vista personal, pero con referencias literarias muy claras. Antes de sentarme a escribir este libro sí que procuré leer bastantes obras del género elegíaco, desde Jorge Manrique a opciones mucho más contemporáneas como Francisco Umbral con la muerte de su hijo o Goytisolo con la muerte de su madre. La orfandad es un tema milenario", reconoce Velayos, para quien todos los autores que han tratado el tema comparten a su juicio el hecho de que "tu lugar en el mundo está muy marcado por la identidad del huérfano y vives desde ese dolor. Cuando uno se queda huérfano a una edad muy temprana tu manera de vivir y de mirar el mundo está marcada por ese acontecimiento, pero también existen otras cuestiones, como el homenaje a las personas que sobrevivieron a ese vacío y te han sostenido.Igualmente en todos esos libros, y yo lo he intentado hacer en la medida de mis posibilidades en ‘Lecciones de orfandad’, hay una filiación a la vida muy profunda. Yo tenía claro, y también se refleja en el espectáculo que vamos a hacer en León, que quería acabar, aunque suene contradictorio, con la alegría y la esperanza que representa esa oda a la vida. Precisamente por haber vivido la muerte tan temprana o el dolor, quieres afiliarte a la vida de una manera muy rotunda y muy profunda", concluye.