Preguntado si esa ausencia de conciertos de música clásica a lo largo del año es beneficiosa o perjudicial para los intereses del Festival de Música Española, su director tiene claro una mayor presencia de música clásica en la capital siempre es positivo. «Por nosotros ojalá que la Oscyl pudiera venir en más ocasiones o que la Orquesta Ibérica, que cumple veinte años, pudiera ofrecer un mayor número de conciertos en el Auditorio y que nos dejaran ensayar con mayor frecuencia en él», insiste el también violinista de una formación de cámara como Los Músicos de Bremen, que está convencido que desde el Festival de Música Española están contribuyendo a que todo esto se recupere. «Lo ideal es que hubiera más conciertos a lo largo del año además de los ofrecidos por el propio festival o por asociaciones como Eutherpe, CelloLeón o Juventudes Musicales», reconoce Fernández Llamazares, que aprovechando la celebración del veinte aniversario de la Orquesta residente del Festival quiere subrayar la recuperación de compositoras como Rosa García Ascot y la presencia de autores leoneses como Julio Aller, que en la presente edición estrenaba ‘Sueños irreales para orquesta’, sin olvidar otras presencias habituales del certamen como Barja o García Laborda. «Esto es interesante porque tenemos grandes talentos, algunos están fuera y vienen encantados para participar en los ciclos que organizamos». También los intérpretes han recibido esta ‘nueva normalidad’ con entusiasmo y ganas de poder de nuevo desplazarse a otras ciudades para participar en conciertos. En este sentido la Orquesta Ibérica se vio reforzada en su versión sinfónica por músicos procedentes de otras provincias en el concierto inaugural de la 34º edición y todos ellos acudieron prestos y deseosos de interpretar un programa de calidad como el ofrecido en el Auditorio Ciudad de León en septiembre.Después de 34 ediciones, el Festival de Música Española es un evento plenamente consolidado y de enorme prestigio dentro del circuito de festivales, si bien la estabilidad económica siempre ha sido un caballo de batalla, como reconoce su director. «Este año hemos tenido un impulso por parte del Ayuntamiento de León que ha sido muy importante, aunque esa estabilidad no está del todo resuelta por parte de la Junta que empezó a implicarse más el año pasado. La estabilidad económica es fundamental para poder organizar un festival en condiciones. No dejamos de ser una asociación cultural sin ánimo de lucro y tenemos los medios que tenemos. Para nosotros también es fundamental disponer del Auditorio para los ensayos y no solo para los conciertos y principalmente seguir dando a conocer la gran cantidad de compositores y de compositoras que tenemos, porque es una deuda histórica contraída con las mujeres sobre todo, pero también con la música actual y con la recuperación del patrimonio», argumenta Fernández Llamazares, que en este sentido quiere reivindicar la música de Ángel Barja a través de una serie de partituras de los años ochenta y noventa del siglo pasado que apenas han sido interpretadas. «Hay ciertas músicas que no se escuchan nunca», se lamenta el director del Festival de Música Española, siendo este uno de sus objetivos prioritarios, «seguir dando a conocer todo ese patrimonio».
Este cronista ha echado en falta en la edición de este año un homenaje al compositor Antón García Abril, fallecido el pasado mes de marzo, que podría hacerse extensible de cara a la próxima edición al músico bilbaíno Luis de Pablo, fallecido este mismo mes. «Todo eso ya lo estamos preparando para el año que viene en forma de sentido homenaje a los grandes maestros de la Generación del 51, entre los que también se encuentra Cristóbal Halffter. El problema es que son muchos los compositores a los que hay que tener presente y muy pocos los conciertos que disponemos en el marco del festival», reconoce su director, que también quiere destacar el Curso de Extensión Universitaria que en colaboración con la Universidad de León se ha desarrollado entre febrero y junio y que es la manera de seguir visibilizando el festival en su parte teórica.Otro objetivo que se ha marcado el festival es incorporar a instrumentistas que aporten nuevos sonidos que vayan más allá de las habituales formaciones sinfónicas o de cámara. «Siempre procuramos incorporar este tipo de formaciones, como este año ha sido el caso del quinteto de viento y metal Spanish Brass, que llevan 30 años tocando y que participaron en un concierto celebrado en el Palacio de los Guzmanes, o Neopercusión, que están apostando por la búsqueda de nuevas sonoridades».