Miguel Ángel Chastang: "El jazz es una forma de vida, claro que sí"

El quinteto del contrabajista madrileño, uno de los históricos del jazz español, presenta este jueves en el Teatro El Albéitar ‘From Harlem to Madrid’

Emilio L. Castellanos
18/02/2016
 Actualizado a 16/09/2019
El contrabajista madrileño Miguel Ángel Chastang es uno de los grandes referentes del jazz nacional.
El contrabajista madrileño Miguel Ángel Chastang es uno de los grandes referentes del jazz nacional.
Fue en 1986 cuando un becado Miguel Ángel Chastang emprendió rumbo a Nueva York para recibir el tutelaje de uno de los grandes contrabajistas de jazz de todos los tiempos, Ron Carter. Era treintañero y el jazz español de entonces ya le había agradecido con honores los servicios que le había prestado. Él entonces no era consciente de que aquella estancia en Estados Unidos, que acabó prolongándose durante cuatro años, iba a servir de punto inflexión no sólo a su trayectoria como músico sino a su propia vida. "Pasar por Nueva York fue muy enriquecedor. Jazz lo hay en cualquier planeta pero su embrión se localiza en Estados Unidos y en Nueva York siguen estando los mejores músicos de jazz del mundo. Es allí donde realmente se mama la tradición. Me considero un auténtico privilegiado. Nunca pensé que pudiera tocar con tan buenos músicos e incluso ser amigo personal de alguno de ellos", comenta el contrabajista madrileño y un referente fundamental en la evolución y la caracterización del jazz nacional. Él viajó a Nueva York con una carrera consolidada dominada por el aval de años y años entregado a un jazz que en España se abría paso y que en su caso le había permitido participar de manera cómplice en proyectos a los que hoy nadie discute su condición histórica y decisiva en la consolidación de un género que crecía al mismo tiempo que España se desperezaba y dejaba atrás los oscuros años de la dictadura franquista. "En ese tiempo había un ambiente espectacular. Abríamos caminos sin saberlo. Vivíamos y compartíamos la euforia colectiva que se producía en aquellos años. Las ansias de libertad coincidían con las ansias de cultura. Fueron años de creatividad y frescura".

El viaje de Chastang a Nueva York resultaba excepcional entonces. No era sencillo embarcarse en una empresa así en aquellos momentos y, gracias a ésta, el contrabajista matizó aún más sus rasgos de pionero. "Fui de los primeros en cruzar el charco. Ahora, los músicos jóvenes lo tienen mucho más fácil y disfrutan de numerosas oportunidades para viajar y moverse por ahí. Los de mi generación fuimos cuando pudimos y nos lo hicimos todo a nuestra manera". Fruto de su estancia allí, donde tuvo oportunidad de tocar con un rosario amplio de primeras figuras del jazz y de disfrutar de un ambiente cotidiano realmente enriquecedor, acabó naciendo sin duda alguna su proyecto más ambicioso, ‘From Harlem to Madrid’, que acabó traducido en la grabación de cinco discos y que ahora va a vivir su espíritu sobre el escenario a través del quinteto que en la actualidad lidera el músico madrileño. El Albéitar tendrá oportunidad este jueves (21:00 horas; entrada gratuita) de disfrutar de un concierto de esta formación, en la que se integran Luis Verde (saxo alto y soprano), Ove Larsson (trombón), Juan Sebastián Vázquez (piano) y Guillermo Mc’ Gill (batería), bajo el auspicio de AIE. ‘From Harlem to Madrid’ disfruta de un talante abierto y ha ofrecido a su principal promotor la oportunidad de abrazar diferentes paisajes sonoros, colaborar con músicos de varias generaciones (entre ellos los imprescindibles Larry Willis, pianista fundamental en la trayectoria de Chastang, y el baterista Greg Bandy, por citar algunos) y desarrollar su instinto creativo. "A través de este proyecto trato de reflejar mi realidad. Si no hubiera vivido en Harlem cuatro años y no hubiera regresado allí una decena de veces más, si no siguiera teniendo relación con amigos y músicos de allí, el proyecto sería de otra manera".

Nadie discute la calidad de Chastang como instrumentista, pero el elogio le abraza también en su faceta como compositor, una tarea que le atrae y le inunda de incentivos. "En el proceso de creación intervienen elementos técnicos pero, a mi juicio, lo que le confiere seña de identidad son los no técnicos: creatividad, concepto..., cualquier contribución que marque diferencias. Con técnica se puede escribir una canción pero siempre es mejor con el alma. La composición es para mí lo más atractivo que existe. Es un ejercicio de introspección absoluto, más que cien divanes juntos de psicólogos. A través de ella, te enfrentas a ti mismo y a tu capacidad de transmitir sensaciones. Cualquier músico, con sus conocimientos, puede dar el pego, pero para traspasar esa frontera y ser auténtico se necesitan muchas otras cosas: contacto con la tradición, vehemencia, cercanía con lo sagrado... El jazz es una forma de vida. Claro que sí". "Prefiero gente a mi alrededor que posea grandes conceptos a grandes virtudes como instrumentista", añade a propósito de su idea del liderazgo de las bandas. "Estoy abierto a todas las contribuciones que se puedan hacer".

Chastang es uno de los contrabajistas españoles más reputados. Ahí esta su biografía para ratificarlo.

Siempre tuvo claro que quería hacer jazz, "aprendí a amar la música a través del jazz", pero realmente no tiene claro por qué acabó decantándose por un instrumento como el contrabajo. "Es algo que a estas alturas todavía no he resuelto", bromea. Fueron decisivas en esta elección las clases que recibió de un músico, Victor Thomas, un contrabajista de Detroit que recaló en España para formar parte de la Orquesta Sinfónica de RTVE y que, sin pretenderlo, acabó convirtiéndose en una de las rampas principales del lanzamiento del jazz madrileño. Bajo su tutela quedaron acogidos músicos como Chastang, Jorge Pardo o Tomás San Miguel, entre otros, decisivos posteriormente en el devenir del jazz español. "Él me influyó mucho, y su figura y lo que hacía con el contrabajo me impresionaron sobremanera. Puede que esa fuera la razón por la que acabé tocando este instrumento y no otro. Mis raíces realmente hay que buscarlas en esa América de Thomas cuya música encuentra su origen en Chicago, en Detroit... Era una música visceral, revolucionaria...".

A su regreso a España, Miguel Ángel Chastang mantuvo una intensísima actividad que le permitió estrechar lazos cómplices con músicos como Jorge Pardo o Pedro Iturralde o dar impulso a proyectos tan variados, enérgicos y genuinos como el inolvidable Chastang Explosion Band (junto a nombres de la talla de Gary Bartz, Jimmy Ponder, Greg Bandy y Wallace Rooney), Tribute to Elvin Jones (junto al gran Larry Willis) o Four Generations (donde se integraba el legendario baterista Al Foster). "No he parado nunca de inventar una cosa tras otra y tras otra... Viviendo la vida que a cada uno le corresponde, en mi caso la de músico. Alguna vez ha habido algún momento flaco. Todos los tenemos pero no se cuentan... Sólo se superan. El oficio de músico es una carrera de fondo con toda clase de momentos. Estoy contento con lo obtenido hasta ahora, aunque mi mujer no dice lo mismo cuando mira la cuenta corriente... A pesar de todo, de las crisis, de las dificultades... estoy satisfecho, aunque todavía queda un montón de cosas por hacer. Me sobra ánimo para seguir metiéndome en líos. La vida es un paso adelante y dos atrás".
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