
Los mecanismos para las cajas de músicalos hay de varios tipos, pero los más vendidos son los de manivela, donde la música sonará siempre y cuando se gire la manivela en el sentido de las manecillas del reloj. En el momento que se detenga el giro, el mecanismo dejará de sonar. La duración máxima del fragmento de la melodía es de 20 segundos. Y el de cuerda, donde la música sonará una vez se haya accionado la cuerda del mecanismo y/o se abra la tapa de la caja. Funciona como la cuerda de un reloj: se gira una manivela aproximadamente 2 vueltas completas y se suelta, accionándose automáticamente el mecanismo y sonando hasta que se termina la cuerda o se cierra la tapa de la caja. En algunas, el mecanismo funciona con tiras de papel perforadas, las cuales hay que meter una y otra vez si quieres que la melodía suene continuamente. También se puede adquirir un mecanismo de cilindro que va girando para hacer vibrar a una especie de peine, que es el que hace la música y sale de la caja como por arte de magia, y las sonrisas salen solas. Y ya si uno quiere quedar como un elegante y un fuera de serie, puedes componer tú la canción con el nombre de la persona a la que vas a regalar la caja de música, la mandas, y el fabricante te manda la melodía que has inventado; aquí seguro que pillas por lo menos un beso y un abrazo.
Pero hay que escribir algo sobre quién inventó este artilugio musical; hablan las crónicas que ya existían incluso antes del siglo XVIII, pero fue un afamado relojero sueco, un tal Antoine Favre el impulsor de esta melódica y exquisita industria. Fue por allá, en 1815, cuando se asociaron Jérémie Recordon y Samuel Junod, e inauguraron la primera fábrica de este tipo de instrumentos; antes de esa fecha, las cajas eran más bien cajones grandes con artefactos autómatas dotados de cilindrosenormes que sonaban, más o menos,como campanas poco sincronizadas.Luego llegó el genio de Edison, y vae inventa el fonógrafo; eso fue en 1877, y ya entonces la sofisticación de las cajas de música evolucionó hasta llegar a tener 50 notas, casi nada para la época. Y ya en el siglo pasado, por los años 20, aparecieron modelos de cajas musicales que reproducían pianos y violines y funcionaba con monedas; cómo van corriendo los acontecimientos monetarios de por medio. Imagino que la soledad y la gran nostalgia y recuerdos, popularizaron la venta de estas cajas de música en la Segunda Guerra Mundial, mucho más pequeñas; cabían en un bolsillo, y tenían menos de 20 notas, y fue tanto el éxito, que pareciera que a través de las cajas de música, las familias y algunos soldados se comunicaban a través de esa música en la distancia, donde la nostalgia y los recuerdos, les servían para llevar algo mejor aquella barbaridad… ¡Ay, las jodidas guerras!... También se llevaron muchas notas musicales de estas cajas de música; y para ir cerrando este viaje por la nostalgia, qué mejor que hacerlo que recordando a los amantes de estos artilugios y que inventaron múltiples maneras de melodías, armonías y mecanismos; enumeramos unos pocos. El ejemplo, quizás, más escuchado, ha sido el de tambor y campana que perfeccionaron Jérémie Recordon y Samuel Junod; su principal ventaja era que tenía la posibilidad de tener dos peines metálicos y dos cilindros. Esto le permitía que la melodía y el acompañamiento sonaran a la vez. Nicole Fréres fue el hombre que metió en un peine que estaba dividido en dos partes, el piano forte, teniendo la posibilidad de producir sonidos agudos y graves. Y qué me pueden contar del Harpe éolienne, parece ser que su nombre proviene de las arpas eólicas.Este prototipo estaba formado por finas cuerdas y cuando el aire atravesaba a través de ellas, producía una melodía digna de admirar. ¡Ah!, pero la mandolina… es el sonido por excelencia… la madre de todas las cajas musicales. Y terminamos con la caja orquesta. Este prototipo estaba formado por un tambor, campanas y castañuelas, y que permitía intercambiar los cilindros. Y hay que dejar de imaginárselo; el próximo regalo que tengan que hacer, qué mejor que el de una caja de música que convierta algo la vida, en ese patrimonio emocional, que tanto necesitamos.