«Aunque el dicho cuenta que en León solo hay dos estaciones: la del tren y la del invierno; no debemos olvidar que estamos aquí para celebrar precisamente el final del invierno, la salida del frío y el letargo y la celebración de la primavera. Debemos por ello, felicitar el Año Nuevo, agrícola por supuesto, que según los estudiosos es lo que hoy nos congrega aquí». Con palabras parecidas explicó el pregonero de las rondas leonesas el origen de la fiesta que salía de San Marcelo a recorrer las calles de la ciudad, cantando y bailando, gracias al trabajo del grupo Aguzo, que desde hace 25 años ha recuperado esta tradición de Las Marzas.
No hubo sorpresas y la autoridad competente concedió la venia para la celebración de la ronda «del tránsito del invierno»y otras penas pues Morán no quiso olvidar otros versos propios de la fecha: «El bendito San Rosendo, que nos libre y nos defienda, de las penas del infierno», recordando que el santo citado fue obispo de Mondoñedo, como lo había sido el actual obispo Luis Ángel de la diócesis de León.
Tuvo Morán un recuerdo para la mujer leonesa en este primer sábado de marzo pues «se dice que los marzeros son varones mozos y solteros;y yo ni una cosa ni la otra», reconociendo que muchas tradiciones tienen un componente un tanto machista que «por suerte vamos superando, no hay más que mirar ahora para este grupo y comprobar la amplia presencia femenina», la misma que tiene el grupo Aguzo, al que agradeció la recuperación de esta entrañable fiesta y que se mantenga en el tiempo;como también les agradeció el honor de acordarse de él para que pronunciara estas palabras iniciales del recorrido. «Como director del Museo de los Pueblos os recordaré que tenemos allí una colección de candiles y faroles de todo tipo, pero el primero es el que se alimenta de madera de aguzo. Tomadlo como un homenaje».
Después de recordar el origen de la fiesta y la autoridad de Caro Baroja ‘al bendecirla’ dio ‘el pistoletazo’ de salida a los cantos, los bailes, el vino, el pan y los Ronchitos.