El
Auditorio Ciudad de León cierra este miércoles su temporada teatral con la puesta en escena del nuevo montaje de la compañía vallisoletana
Teatro Corsario titulado
‘Celestina infernal’, un espectáculo de títeres, o más bien habría que decir de marionetas de tamaño natural, destinado al público adulto y que supone una adaptación en clave gótica de una de las cumbres de la literatura,
‘La Celestina’, llevada a cabo por
Jesús Peña.

La representación para el público tendrá lugar a las 20:30 horas con entradas a 10 euros, habiéndose programado igualmente este mismo miércoles dos funciones para escolares (algo sorprendente tratándose de una función para adultos) a las 10:00 y 12:00 horas. Se trata, según señalan desde la compañía vallisoletana fundada por el leonés Fernando Urdiales, de «una fantasía en la que no faltan los amores apasionados, el erotismo, la violencia, la muerte y el humor más negro». Celestina, en el montaje de Teatro Corsario, es una bruja que utiliza la soga de los ahorcados para sus hechizos. Cuando intenta de forma desesperada volver a ser joven y disfrutar de los placeres perdidos, le llega un importante encargo: conseguir que Melibea se enamore de Calisto.Jesús Peña toma como principal fuente de inspiración el personaje que da título a la obra de Fernando de Rojas, fechada en el siglo XV, que a su juicio es de lo mejor que se ha escrito en castellano y de la que ha extraído «todo su potencial» para ser representada por títeres, señalaba en declaración a la emisora Onda Cero Radio de Alcázar de San Juan con motivo de la presentación del montaje en la clausura de la VI edición de los Títeres del Hidalgo.

El director de Teatro Corsario, cuyos montajes
‘Traidor’ y
‘Mujeres del Siglo de Oro’ ya han pasado por la capital mientras ultima los preparativos de
‘Retorno a Celama’ inspirado en el universo literario del autor lacianiego
Luis Mateo Díez, subraya que tratándose de una compañía que acomete con enorme respeto los textos de los grandes referentes del teatro clásico, como
Lope de Vega, Calderón, Tirso de Molina, etc, a la hora de afrontar un espectáculo como ‘Celestina infernal’ prescinden prácticamente del texto para poner el acento en la puesta en escena, donde destaca la manipulación por parte de los actores de los impresionantes muñecos de proporciones humanas, la luminotecnia, los efectos de sonido, etc. «Es una puesta en escena bastante compleja y sofisticada, donde los actores que manipulan las marionetas de proporciones considerables desaparecen detrás de ellas para crear una ilusión. En este sentido se podría decir que es casi un espectáculo de magia porque el espectador va a asistir a una obra de teatro en la que va a tener dificultad para entender lo que está pasando. Cómo se mueven esos muñecos es difícil de comprender. Pero todo obedece a dos razonamientos. Uno que los actores-manipuladores han desarrollado una técnica muy especial para desaparecer, por una parte, y luego que la forma en la que se dirigen las luces en el espectáculo hace que se vean los muñecos pero no los manipuladores. Hay algunas técnicas que se parecen, como la empleada por el
Teatro Negro de Praga, pero en este caso no se utiliza la luz negra sino la luz normal, y esa es una de las características más asombrosas de esta puesta en escena, pues con esa luz normal se ve lo que se tiene que ver y desaparece lo que tiene que desaparecer. Hay cuatro personas en el escenario pero se tiene la sensación de que hay muchas más. Esas cuatro personas mueven los títeres, les dan voz, mueven las escenografías, con lo cual acaban bastante exhaustos después de la representación. Este es el cuarto espectáculo que hacemos de títeres y siempre han estado dirigidos al público adulto», concluye Peña.