Eescribe la poeta vasca Eli Tolaretxipi que «el mar ya no es una raya verduzca en el horizonte», sino «una franja oblicua que cae del cielo fría y movediza» como «un pedazo de otras aguas grandes». Escribe la poeta unos versos que hace suyos el fotógrafo guipuzcoano afincado en León, Gonzalo Hervás, para presentar el tríptico bautizado ‘Marea’.
«Siempre he tenido una conexión con el mar», confiesa un creador aficionado que lleva la mayor parte de su vida residiendo en las tierras secas de la provincia leonesa. «Me gusta el mar y todo lo que puede generar en el subconsciente de cada uno», añade.
De ahí el título de las tres piezas que se hacen una desde la pared del Camarote Madrid, donde se mantendrá la obra durante las próximas dos semanas. «Todas las personas cercanas a la costa saben en todo momento cuándo sube y baja la marea y es algo con lo que tienen que convivir y de lo que tienen que estar muy pendientes», apunta el fotófrago. Y, aunque su ‘Marea’ se plasma gráfica ante el espectador, lo cierto es que el término puede entenderse también como una metáfora siguiendo esa estela que es el «juego con el espectador al que puede llevar la intencionalidad de la foto».
Hay, entre los asistentes a la inauguración, quienes perciben serenidad y tranquilidad. Hay, también, quienes esperan a la tormenta después de la fotográfica calma. Hervás observa, mientras tanto, poco acostumbrado a ser el único protagonista de una exposición; las suyas suelen ser colectivas y se conjugan con el resto de integrantes del colectivo Diafragma. Por eso, agradecido, el creador –que se define «amateur»– no esconde su alegría al apreciar ese tríptico que ahora ilumina el Camarote con «esa franja oblicua que cae del cielo» como «un pedazo de otras aguas grandes» que es la luz de su ‘Marea’.