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Bernesga el conocido y apreciado pintor lacianiego, afincado en tierras vallisoletanas,
Manuel Sierra, con una serie de obras creadas en su gran mayoría a lo largo de este último año en las que refleja, en su peculiar estilo, las montañas de su tierra, los árboles, las casas al lado del agua, todo ello en la mayor parte de sus cuadros tapizado por una incipiente nevada que tiñe de blanco esos paisajes, aunque deja traslucir el verde de los prados, el amarillo otoñal de sus árboles y los colores de las casas de sus pueblos. Siempre ha dicho que le costó mucho trabajo pintar la nieve, pero una vez logrado el efecto de esa aparente contradicción de frío y calor le resulta muy emotivo, lleno de vitalidad y poesía.
Manuel Sierra ha estado trabajando durante todo el año en esta muestra tras pasar un tiempo con problemas de salud y como él indica el pintar le ha ayudado mucho a pasar el bache. «Esta exposición llega en un momentos difícil para todos y para mí en especial porque tuve un tropiezo de salud y esta exposición acredita que la pintura tiene virtudes terapéuticas. El poder construir esta exposición de cero a lo que vemos aquí indica que la pintura me ayudó a salir de mis momentos difíciles».

Con respecto a otras exposiciones anteriores. No hay muchas novedades porque sigue pintando en lienzo sobre bastidor de madera, aunque también hay pintura sobre tabla. Tal vez una novedad material sean los rondos o piezas circulares que son los recortes de una exposición de desnudos que tuvo en la Haya y allí se quedaron las piezas. Como dice: «lo único que me quedó de aquella exposición fueron las tablas para hacer más desnudos. No volví sobre ello y me han venido estupendamente, porque yo entiendo que el paisaje tiene algo que ver con los desnudos y el formato circular permite ocultar una parte, que en el paisaje, con la presencia de la nieve ocurre algo similar, porque la nieve y el frío te convocan a querer llegar a casa, al calor de esa luz que se ve al fondo». Y eso es algo que tanto se puede ver como ocultar, y eso es lo que le interesa denotar en sus cuadros.Manuel no suele situar figuras humanas en sus paisajes «porque son paisajes que pretendo hacerlos para que quien los vea se meta en ellos y diga: ‘yo quisiera habitar aquella casa que está a la orilla del agua o al pie de aquellos árboles o cerca de este carro o en esa casa con esa luz que alumbra y está tan al borde del agua, que está en el agua’. Son paisajes para ser habitados por quien los ve, en esa dialéctica que debe haber entre quien disfruta la pintura y la pintura misma».El cuadro termina en cuanto el autor lo firma y lo cuelga, entonces la pieza inicia otra andadura, sea un cuadro, una escultura, un poema o una pieza de danza o teatro, musical, que son más efímeras. Aunque no haya figuras humanas hay motivos que son marca de Manuel, como el carro rojo y los pájaros tricolores que en esta ocasión aparecen en varios de sus cuadros, sobre todo porque con la nieve los colores se apagan, se desvanecen, y un fogonazo de color les viene muy bien. Es interesante contemplar los cielos de los paisajes con nieve, tanto los nocturnos como los diurnos que se diferencian perfectamente.

Además de sus paisajes nevados Manuel Sierra incluye varios bodegones con objetos cotidianos de la vida babiana, y siempre, tras la ventana se ve el paisaje de su tierra que también aparece en estas obras de interior como un referente continuo.
La obra de Manuel Sierra es singular y su estilo es único e inconfundible pues al tema de sus montañas y bodegones aplica una geometría que bebe de las fuentes del cubismo pero adaptado a un estilo muy propio, personal y diferente que nadie ha podido ni imitar ni igualar.
Manuel Sierra es un referente en la pintura babiana, leonesa, nacional e internacional y regresa puntualmente a su tierra donde se pueden ver muchas de sus creaciones, no solamente en los pueblos babianos, sino lacianiegos, en las calles de León y de muchos otros pueblos y ciudades. Por eso disfrutar de la pintura de Manuel Sierra, de sus líneas contundentes, de la frescura de su color, de sus extrañas e intensas formas donde se ve y se adivina el interior del paisaje, es imbuirse un poco del alma de nuestra montaña leonesa y vivir lo que lleva consigo el carácter de nuestros pueblos, porque la nieve es el invierno, el calor del hogar al lado del agua, de los árboles, de las praderas, de todo aquello que refleja nuestro paisaje.
La exposición de Manuel Sierra se podrá disfrutar en la sala Bernesga hasta el próximo 15 de diciembre. No conviene perdérsela para conocer su obra y deleitarse en su contemplación y disfrute.