Manuel Martínez: "Era una época mucho más brutal que la medieval"

El programador de software del Incibe y escritor vocacional presenta este viernes su segunda novela ‘El gran festín’ (Adarve) en la Sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés de León, una aventura histórica ambientada en la Alta Edad Media y en el escenario de unas Galias oscuras y salvajes

Joaquín Revuelta
02/03/2023
 Actualizado a 02/03/2023
El ingeniero informático y escritor Manuel Martínez.
El ingeniero informático y escritor Manuel Martínez.
La Sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés de León (sexta planta) servirá de escenario este viernes a las 19:30 horas a la presentación de ‘El gran festín’ (Adarve), segunda novela del autor leonés Manuel Martínez, con la que este ingeniero informático de profesión nos ofrece una aventura histórica que traslada al lector a los tiempos más oscuros, salvajes y violentos que marcaron el nacimiento de Francia como nación. El autor estará acompañado en la presentación por la historiadora, profesora y política Margarita Torres Sevilla y por el médico, psicólogo y escritor Manuel Cortés Blanco.  

– Su profesión es la de ingeniero informático, trabajando en la actualidad como programador de aplicaciones software en el Departamento de Desarrollo Estratégico del Incibe. ¿De dónde le viene su vocación literaria y si tiene algún tipo de antecedente familiar al respecto?
– En mi caso es una inclinación que no guarda ningún tipo de relación con mi profesión. Esta es mi segunda novela publicada y en mi blog personal se pueden encontrar multitud de relatos, reflexiones, fábulas, ensayos y escritos misceláneos sobre los temas más variopintos. Como se suele decir, todo escritor es porque ante fue un gran lector. En mi caso no tenía ningún tipo de vínculo familiar. Igual que Cervantes decía que leía todo lo que caía en sus manos, incluso los papeles que encontraba en el suelo, a mí de niño me ocurría igual y con el tiempo fui madurando mi afición literaria hasta convertirla en un par de novelas.  

– Me llama la atención que haya ubicado ‘El gran festín’ en la Francia de los merovingios del siglo VI d.C. y no en la España de los visigodos, con Leovigildo como máximo exponente de aquel periodo histórico. ¿Cuál ha sido el motivo de esta elección?
– Es una pregunta que me suelen hacer con frecuencia. La razón principal es que hay bastante más información de ese periodo en Francia que de los reinos godos en España. Los francos merovingios de los que hablo en la novela eran similares en su cultura y en su sociedad a nuestros visigodos, de los que hay aún mucha menos información. Esta es la Alta Edad Media, que antes era conocida como la Edad Oscura, entre otras cosas, por la poquísima información existente. Hay siglos incluso en los que ni siquiera estamos seguros qué reyes ni qué reinos había en la propia península ibérica. Y es por eso básicamente que la historia ocurre en los reinos francos.  

– ¿Cómo concibe la novela histórica. Le gusta ser muy prolijo en cuando a la incorporación de datos históricos o prefiere que la narración tenga una más fluidez de cara a captar la atención de un público mayoritario?
– Es una disyuntiva muy interesante. Por un lado, es cierto que en una novela histórica la documentación es fundamental, pero la forma en la que eso se refleje en la propia novela no tiene por qué estar muy detallado. En este caso concreto, aunque efectivamente la documentación para llevarlo a cabo ha sido muy exhaustiva, de muchos libros y durante varios años, en la historia en sí, más que los detalles concretos que pudieran desorientar al lector, se ve más bien en la mentalidad. A la hora de escribir me basé sobre todo en lo que se llama la Escuela de los Annales, una escuela de historiografía que se basa sobre todo en la mentalidad colectiva. Aunque para mí era importante mostrar la época, más que detenerme en los detalles concretos del periodo y en los sucesos históricos, me importaba más mostrar la mentalidad y la forma de pensar de los personajes. Por eso, aunque hay bastante documentación por detrás, no es una novela que contenga conceptos muy extraños o muy alejados. Es más bien como una mezcla entre lo familiar que puede comprender el lector y lo exótico.  

– También choca un poco el lenguaje que utiliza en la novela, un lenguaje llano y directo, donde no excluye las expresiones malsonantes. También está el tema de la violencia, que es bastante explícita, acorde a la época tratada.
– Ese es otro tema que me han comentado mucho. Por un lado, la descripción de la violencia explícita es algo a lo que estamos muy acostumbrados en esta sociedad con la televisión. Era muy necesario mostrarlo en esta historia, no por razones de explotar y regodearse en la violencia, sino por mostrar cómo era la vida diaria de la gente de aquella época. Al contrario que en otras épocas, en ésta las crónicas mencionan directamente cosas como los sesos o las tripas. Los pocos escritores que venían de un ambiente eclesiástico, monástico, incluso ellos mismos hablan de eso. Era una época incluso mucho más brutal que la medieval, que vino después. Por eso era necesario la violencia. En cuanto al lenguaje malsonante, curiosamente en nuestra época eso se tolera peor que la propia violencia a la que estamos más acostumbrados con la televisión. El lenguaje malsonante choca más a la gente, pero me pareció necesario incorporarlo a la novela, aunque suscite incomodidad y molestia en el lector. Me pareció necesario para mostrar lo ruda, lo brutal y lo salvaje que era la vida en aquellos tiempos.  
   
– ¿Podríamos decir que la novela está concebida a modo de guion cinematográfico?
– Podría ser. Se acercaría a lo que es un guion cinematográfico porque es muy directa y se centra más en los diálogos y los acontecimientos que en las descripciones. Pero no es tanto por haberla concebido de forma cinematográfica como por querer transmitir lo directa, lo primaria que era la vida en aquella época. Las personas de aquella época apenas tenían vida interior y muy raramente estaban solos. No tenían tiempo para reflexionar y su vida se basaba más en el instinto. Los impulsos tanto agresivos como defensivos ante agresiones externas.La violencia era un hecho cotidiano. La  guerra era algo anual, ocurría todos los años una o incluso varias veces. Pocas personas estaban exentas de tener el cuerpo lleno de cicatrices y un arma a mano todos los días. Era un mundo extremadamente directo y violento y eso he intentado reflejarlo narrativamente en la propia historia.

– En la presentación va a estar acompañado por una reconocida medievalista como es Margarita Torres Sevilla, pero sorprende algo más la presencia del médico, psicólogo y también escritor de cuentos Manuel Cortés Blanco. ¿Su presencia se debe a su condición de psicólogo o a una cuestión más personal?
– Efectivamente es más por una relación personal, porque nos hemos acompañado en varios actos literarios anteriores. Pero más allá de lo personal, la razón de incorporarlo a la presentación es que sus historias son precisamente el polo opuesto a la novela. Manuel Cortés tiende a escribir cuentos o relatos más familiares, más humanísticos, mientras que esta novela tan violenta y tan oscura en tantos aspectos es un estilo diametralmente opuesto al suyo.  

– Por lo que me dice tiendo a pensar que ‘El gran festín’ es muy diferente a su primera novela ‘Familiaris’
– No es fácil circunscribir mi primera novela ‘Familiaris’ a un género, pero venía a ser una especie de ucronía, es decir presente alternativo, aderezado con elementos de ciencia ficción psicológica. Y con la forma de un diario. Era un estilo muy diferente conceptualmente a esta novela aunque narrativamente no tanto, porque también era una novela muy basada en el diálogo y poco en las descripciones.
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