Adaptados para el teatro por Enric Benavent y Carles Alfaro, los cinco cuentos que articulan el montaje, "son pequeños relojitos perfectamente construidos", se revisten de un talante humorístico y confieren a la función una serie de rasgos propios y exclusivos a través de los cuales se propone una reflexión sobre la circunstancia humana. "Desde luego, cualquiera se puede identificar con esos personajes. Y eso da cuenta de la grandeza del teatro de Chéjov. Se mantiene vigente, permanece a través de los tiempos y permanecerá", reconoce Malena Alterio, quien ya, anteriormente, había tenido oportunidad de medirse con el teatro del dramaturgo ruso en sendas versiones de ‘La gaviota’ y ‘Tío Vania’, a cargo de Daniel Veronese y el propio Alfaro, respectivamente. "Chéjov es uno de mis autores favoritos porque lo entiendo, porque me emociona, porque me gusta su poesía y los subtextos que maneja, porque es inteligente... Es un autor donde yo me reconozco".
Carles Alfaro ha servido de guía a todo el proceso de elaboración de un espectáculo, "su dirección ha sido exquisita", que se beneficia de un trabajo actoral especialmente cuidado, riguroso y detallado. "El cuerpo, el alma y la voz son nuestros y esa ha sido nuestra aportación a un trabajo que parte de una partitura fantástica, los cinco cuentos. Somos todos un equipo y vamos todos a una".

"El teatro es algo más artesano y donde uno es más dueño de su trabajo. Además, la exhibición diaria te permite rectificar. Tener el público frente a ti es un vértigo placentero que te obliga a caminar sobre una cuerda sin saber cómo vas a salir parado", asegura Malena Alterio a propósito de un arte teatral que contrasta con el cine y la televisión, donde ella, confiesa, también se siente muy a gusto. "Yo voy donde me lleva el viento, donde la gente me llama y donde yo piense que puedo crecer un poco más como actriz y como persona". Actriz versátil, tal y como desvela su biografía artística, el gran público la reconoce sobre todo por su facilidad para la comedia. Aun así, de ella se ausenta cualquier amenaza de encasillamiento dada la variedad de registros en los que se mueve. "Es cierto que a nivel popular se me conoce por determinados papeles, pero yo sé que puedo hacer otras cosas y que me llaman para hacerlas. Lo que realmente me daría miedo sería no trabajar. Soy una privilegiada. Con la cantidad de paro que hay en el sector y los malabares que hace mucha gente para llegar a fin de mes, que te sigan llamando es un lujazo. Aun así, una siempre está con ese temor de que no te llamen". Comedia o drama. La eterna cuestión. "La comedia es gratificante cuando funciona porque el resultado es inmediato. La carcajada está ahí, tú la sientes. Hacer reír es gloria para mí, pero el drama es igual de satisfactorio. Una cosa se nutre de la otra y viceversa. El drama requiere otro tiempo, otra forma, otras pausas, otros silencios... Aunque podamos ser ubicados más en un género que en otro, somos por encima de todo actores. Poder hacer de todo es fantástico".
En ‘Atchúusss!!!’ coincide sobre el escenario con una de las mejores actrices de su generación, Adriana Ozores, miembro como ella, hija del gran Héctor Alterio y hermano del ya citado Ernesto, de una generación de artistas. Ello no le supone ahora mismo ningún inconveniente o le ha suscitado responsabilidades añadidas. "Puede que al principio de mi carrera hubiera algo de eso, pero actualmente me guío por mi propia exigencia. No tengo competencias con nadie. Mi papá es mi papá y para mí es un gran referente y un faro. Es un ser incomparable y especial. Sería absurdo medirme ahí. El es él y yo soy yo".