Luismi vuelve a ejercer como autor y director en ‘Barataria’ y desdeña voluntariamente su concurso como intérprete aun cuando el personaje de Sancho Panza le hubiera ido como anillo al dedo. Pero son tantas las obligaciones en las que se vio comprometido que decidió alejarse del escenario para insistir con rigor y detalle en el proceso de construcción de un espectáculo que, en sus palabras, «ofrece una mirada muy particular al Quijote y retrata esa pequeña utopía que todo el mundo tiene». A lo largo de su historia, Teatro Corsario dio muchas vueltas de tuerca a las lecturas que siempre hizo de los clásicos y ‘Barataria’, un montaje que se nutre de las claves íntimas de la comedia, sigue esa línea al combinar escenas del Quijote con escenas bastardas del siglo XVII que muy bien pudieran pertenecer al tiempo actual. Como se asegura desde la compañía: "a la manera del carnaval medieval, se pone el mundo del revés". El Quijote mantiene intacta su vigencia ("Cervantes creó un lenguaje nuevo", asegura García) y su universalidad le sigue sirviendo de aval. A Corsario en general y a Luis Miguel García en particular le fascina la obra cervantina a causa sobre todo de su fondo inabarcable. "Es la primera gran novela. De ahí salen todas las demás".

"El Quijote y Sancho hacen a Cervantes", asegura García convencido de que los dos personajes universales son las dos caras de una misma moneda y son también depositarios de los muchos entresijos de la biografía de su creador. "Su vida estuvo plagada de sueños y de necesidades". Luis Miguel García ha sido relevante en el tricotado de ‘Barataria’ pero ahora ya, liberado sobre el escenario, ha dejado de pertenecerle. "Ahora es de los actores". Julio Lázaro, Borja Gutiérrez Semprún, Jesús Peña, Carlos Pinedo y Anahí van der Blick forman el elenco actoral que participa en la representación del montaje y a cuya caracterización se han sumado también la leonesa Eugenia Navajo como escenógrafa y figurinista, Juan Carlos Martín como músico, Cristina Calleja como coreógrafa y Xiqui Rodríguez como iluminador.
Luis Miguel García, en su doble faceta de dramaturgo y director, anda inmerso en un proceso de aprendizaje denso y exigente que le tiene atrapado y también fascinado. "A cada instante te encuentras con algo que aprendes. Componer una forma de hacer es difícil pero siempre está abierta". El espíritu del que hace gala Corsario le ha facilitado las cosas. "Somos una compañía y eso significa muchas cosas: compartir, reír y desesperarse juntos...". La puesta en escena que él ha ideado para ‘Barataria’ se cifra sobre todo en el ejercicio actoral que se desarrolla en un escenario casi desnudo. "Lo que realmente vale es si el actor está, si es capaz de transmitir... Ellos han de hacer una doble pirueta para reivindicar que son el escenario. Sin actores no hay teatro. Deben vivir el teatro con intensidad pero siempre con los demás actores. No sirve de nada hacerlo solo, sin tener en cuenta a los otros». «Los actores, una buena idea, un sorprender continuo... son ingredientes fundamentales para el teatro", concluye Luismi que, a pesar de los tiempos tan crudos que vive el teatro, conserva sin fisuras su vocación. "Si no sé hacer otra cosa...".