Sobre el origen de la muestra, que podrá visitarse hasta el 31 de marzo con entrada gratuita de martes a sábado de 10:00 a 14:00 horas y de 16:00 a 19:00 horas y los domingos de 10:00 a 14:00 horas, permaneciendo el lunes cerrado al público, su director Luis Grau comenta que la exposición surge de un proyecto que no pudo llevarse a cabo en 2019 coincidiendo con la conmemoración del 150 aniversario de la apertura del Museo de León. «En aquel entonces nos planteamos hacer una exposición de historia del museo. No se puso hacer por diversas circunstancias, porque se entrecruzaron otros proyectos y porque la vida de los museos a veces es más ajetreada de lo que parece. Con el paso del tiempo fuimos modificando esa idea con el fin de llevarla a cabo y este es el resultado, una exposición que habla en parte de la historia del museo, que sí que es verdad que recorremos esa historia, pero lo hacemos de una forma mucho más sintética y sobre todo centrándonos en estampas, convirtiéndolo en una especie de álbum de fotos familiar. Por eso el título, ‘Imágenes, una biografía de museo’. Hemos convertido esa exposición en un recorrido fundamentalmente imaginero en el cual la gente puede recordar a través de esas ilustraciones lo que ha sido no solamente la vida del museo sino la vida de la ciudad de León y de la provincia a partir de esas ilustraciones. Y además hemos querido que esa exposición no sea solamente una biografía institucional, una biografía seria o muy acartonada, como suele uno asociar a la idea de museo, sino que enlace con la biografía de la gente del museo, que no es solamente los que trabajamos en él o los que de alguna manera recurrimos al museo en alguna oportunidad, todos los investigadores, la gente interesada que nos llama o que consulta en el museo, sino también y simplemente quienes lo visitan, que al final son sus propietarios, porque los museos, aunque los gestionen las administraciones, me refiero a los museos públicos, los propietarios finalmente de lo que hay en los museos son los ciudadanos, que son por otra parte quienes lo financian con sus impuestos. Por eso la sección más importante se dedica a hablar de esas gentes de museo. Hay un audiovisual muy importante y extenso donde se recorren las fotografías que tenemos y se pide ayuda a los ciudadanos para que tengamos más fotografías de esa gente que participa del museo. Luego, hay una sección importantísima que se dedica a esos visitantes más especiales que han traído al museo parte de su propiedad donándola o depositándola para el bien público», sostiene el director del Museo de León, consciente de que la idea de la exposición es primar el factor humano sobre la propia relevancia de las piezas expuestas.En este sentido Luis Grau asegura que más que una historia se ha pretendido hacer una evocación. «Por eso cuando hablamos de cada una de las etapas de la historia del museo, lo hemos hecho a partir de imágenes, imágenes en que muchas veces hay personas y hay escenarios que seguramente evoquen más que digan, porque a veces incluso no los hemos identificado con la típica cartela de museos, que resulta un tanto fría, sino que hemos dejado que el público los reconozca. Más que la datación lo que nos interesa es que retraten un momento, retraten un paisaje temporal. Y luego, en el caso de los visitantes, de la gente que se relaciona con el museo, hemos querido que haya un poco de calor», reitera Grau, para quien la ubicación del Museo de León en el Edificio Pallarés ha significado «la bisagra de la historia del museo, por eso la exposición además se divide en dos salas y la primera de ellas habla de antes de Pallarés y después de Pallarés. Desde los años sesenta en que el edificio del convento de San Marcos se convierte en el parador de lujo que todos conocemos, el Museo de León sabe que no tiene futuro en esa ubicación, primero porque queda reducido a tres salas que en total son 350 metros cuadrados y hablamos de un museo provincial que ahora tiene más de 5.000. Imaginaros lo que podía haber sido. Por otra parte, es un museo que tiene en aquella instalación muy pocas posibilidades, no está bien climatizada, no está bien comunicada... Desde que se decide que el edificio va a ser parador en los años sesenta el museo busca sede. Esa búsqueda ha pasado por prácticamente todos los edificios que puedas imaginar. De hecho hay un pequeño recorrido por la hemeroteca de algunos periódicos leoneses donde se habla de la búsqueda de esa sede. Los dos proyectos que llegaron más lejos fueron la instalación del museo en el Palacio episcopal, que se cedía al Estado por medio de un cambalache de edificios, y la construcción de un edificio de nueva planta en el solar que todavía hoy es un parking en la calle Santa Nonia. Ambos fueron proyectos del arquitecto Alejandro de la Sota, ambos llegaron a una definición proyectual importante y ambos se frustraron en un momento dado dejando al museo en los años noventa en un callejón sin salida. Si no hubiera sido por Pallarés seguiríamos teniendo la mayor parte del patrimonio leonés en manos públicas guardada en almacenes y seguiríamos teniendo un museo absolutamente chico, pequeñito, cuando el resto de las provincias españolas cuentan con un museo provincial importante. La posibilidad de instalarnos en Pallarés, materializada en el año 2007, finalmente convierte al Museo Provincial de León en uno de los mejores museos provinciales del país. Esa es la diferencia», argumenta.
La ‘joya’ de la exposición
De entre las piezas que se exponen en la muestra ‘Imágenes. Una biografía de museo’ hay una especialmente llamativa que para Grau tiene una enorme relevancia. «Hay algunas piezas extraordinarias que se han donado o depositado en los últimos diez años, que es el límite temporal que nos hemos puesto para exponerlas. En concreto hay una pieza digna de figurar en el Museo británico, en el Louvre o en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Es una joya prehistórica de hace aproximadamente unos 3.500 años de la Edad del Bronce Final Atlántico que en más de medio kilo de oro forma una especie de torque o brazalete, no sabemos muy bien, porque la forma que tiene actualmente no es la que tuvo seguramente en su día, pero que es una joya de primera magnitud y además de procedencia externa. Sabemos que ese tipo de joyas se producen en la Costa Atlántica de Gran Bretaña, Irlanda y Francia y que si llega a esta zona de la Península es por una importación, porque viene fuera. Es una obra hallada en los años cuarenta en Lucillo y donada por los herederos de su descubridor, Gaspar Prieto Criado, que nunca se había expuesto anteriormente y que inmediatamente después de que se cierre esta exposición temporal se incorporará a la exposición permanente para que pueda ser vista en cualquier momento», destaca el director del museo. Uno de los más recientes hitos de la historia del Museo de León fue la exhibición puntual de una de las obras maestras de Rubens que forma parte de la pinacoteca del Museo del Prado, hablándose entonces de la posibilidad de que el Museo de León recibiera en depósito algunas piezas del citado museo. Luis Grau explica que en aquel momento hubo cierta confusión respecto a ese planteamiento. «El Museo del Prado habitualmente no deposita obras en otros museos porque estos depósitos vienen de cuando el Museo del Prado los hacía básicamente entre finales del siglo XIX y principios del XX. No hay más que registrar o echar un vistazo a los catálogos del Museo del Prado que se refieren a esos depósitos y ver cómo la mayoría de ellos son muy antiguos. De hecho el museo está ahora recogiendo en parte esos depósitos cuando se aprecia que no están cumpliendo su función. Por otra parte hay que decir también que esos depósitos cuando se realizan se hace con bienes que tienen relación con la provincia o el museo y que por lo tanto tienen un sentido. No se depositan cuadros por que sí y mucho menos se hace además con obras de primera fila. Los depósitos que se realizan muchas veces son de cuadros que podrían parecerse a los que se están exponiendo ya en este propio museo. Por otra parte, el Museo de León, que no tiene depósitos en este momento, no los tiene porque en su momento, cuando se realizaron esos depósitos que acabo de mencionar, no contaba con una infraestructura suficiente. Ahora sí la tiene. Seguimos en contacto con el Prado para que nos realice un depósito, lo que pasa es que ha habido ya dos opciones y las dos se han rechazado por distintos motivos y porque además exigen también una inversión importante. Tampoco la historia de la pintura en León da juego para ello, porque, por ejemplo, la pieza más importante de la zona leonesa que está en el Museo del Prado es una pieza que no cabría en este museo, que es el Retablo de Nicolás Francés que hay en la zona de medieval. Esa es una pieza que cualquier museo la querría tener y es una pieza relacionada íntimamente con León. Pero es que además esa pieza no la prestan, no sale del museo», concluye Grau.