Los personajes del tío Ful: 'Paulino'

"Con 6 años mi padre me ponía una moruca... y a pescar". Y desde entonces no abandonó el río, de pescador y guarda. Miguel Delibes le dedicó un capítulo de un libro

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
19/05/2018
 Actualizado a 12/09/2019
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Pocos pueden presumir de haber sido ‘retratados’ por Miguel Delibes,Paulino es uno de ellos. «Con sus patillas de hacha y su bigote bien poblado, con su sonrisa blanca y su elocución expansiva, se encuentra uno a Paulino tomándose unas tapas en el bar de Sandalio».

La definición valdría para hoy cambiando el bar de Sandalio, que ya no existe, por el de Guisatecha, Vegarienza, Riello... «Es lo que hago, a mi edad... Tomar unos vinos con los amigos, charlar... Y fumar, que no debía, que ya pasé un cáncer y tenía que dejarlo».

A su edad va camino de los 90. Sigue viviendo a la orilla del Coto del Castillo, donde tantos años fue guarda —«treinta y tres, hasta que me jubilé»—, sigue hablando de pesca y sigue sabiéndolo todo del río. «Es que con seis años mi padre me ponía una moruca en el anzuelo y a pescar. Y ya pescaba, siempre se me dio bien».

- ¿Cuál es el secreto del pescador.
- Nacer junto al río ayuda pero lo fundamental es que haya truchas, no te engañes. Yo en los 10 kilómetros de este río veía cómo desovaban 50.000 truchas, y ahora... la contaminación, yo qué sé.

Se muestra orgulloso Paulino Gutiérrez de su etapa de guarda en este río de Omaña. «Cuando llegué era un desastre, no había guarda... y fue el mejor coto de León, lo decía mucha gente que sabe de pesca».

- ¿Gracias a tí?
- Yo puse mi parte, que pasé muchas noche en vela, levantado, vigilando, que los furtivos sabían que no valían las bromas conmigo... Pero también fueron buenos años.
- ¿Miguel Delibes pescaba bien?
- Miguel disfrutaba mucho en el río, pero era mejor cazador.
- ¿Y cómo fue para que le dedicara un libro?
- Porque primero se reía de mis teorías pero se dio cuenta de que eran verdad. Un día me llamó desde el río Rudrón de Burgos para decirme: ‘Paulino tenías razón que si hay sapinas... adiós pesca. Las he visto y no me entra ni una’. Y es que los sapos copulando espantan a las truchas».
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