Lloran las panderetas

Marucha, una de las activas y entusiastas Pandereteras de Casares, todo un referente en la música popular, falleció este martes a los 79 años y este miércoles será enterrada en su pueblo

Fulgencio Fernández
08/01/2020
 Actualizado a 08/01/2020
Marucha falleció este martes en León después de un tiempo hospitalizada y este miércoles será despedida en la iglesia de su pueblo, Casares. | MARIO GONZÁLEZ
Marucha falleció este martes en León después de un tiempo hospitalizada y este miércoles será despedida en la iglesia de su pueblo, Casares. | MARIO GONZÁLEZ
En la primavera de 2019 Las pandereteras de Casares recibieron en su tierra, en Villamanín, un homenaje de las gentes de la música tradicional. Después de muchas actuaciones tocaron ellas y en un momento dado otro músico de la tierra, El Jilguerín de Casares, dijo: «Habrá que ir acabando que Las pandereteras estarán cansadas». Rápidamente reaccionaron: «Nosotras no nos cansamos nunca, de tocar se entiende».

Cierto. Increíble la pasión de estas cuatro mujeres por la pandereta, por llevarla a cualquier rincón, por tocar en cualquier cocina... Por eso las panderetas están de luto, lloran, pues una de ellas, Marucha, que tantas veces llevó la voz cantante, apagó su voz y esos dedos que bailaban sobre la pandereta. Falleció a los 79 años, camino de los 80, en León donde estaba hospitalizada desde hacía una temporada y esta tarde (a las cuatro) le dirán una misa en la iglesia de su pueblo, donde tantas veces tocó y cantó.

- ¿Y dónde estudiasteis pandereta?

- En el filanderu; decía Marucha entre risas en ese medio castellano medio asturiano de su comarca de la Tercia y Arbas, fronteriza con el Principado, lo que les permitía ampliar sus fronteras musicales y cantar las canciones tradicionales de León mezcladas con tonadas y asturianadas. De hecho aparecieron en un buen número de programas de la Televisión del Principado (TPA) dedicados a la música tradicional, como ‘Camín de cantares’, que conducía el popular Xosé Ambás. «En la mitad de las canciones hablan del mar... y nosotras no lo vimos hasta que nos llevaron de excursión a Gijón, ya de mozas».

- ¿Y cuántas canciones sabréis?

- Uff. Cientos.

Marucha —como Cilinia, Ángeles y Nieves— eran hijas musicales de los filanderos del invierno, pero también sabían muy bien lo que eran los trabajos del campo y la casa, «lo peor era el mes de la hierba, en esos días trabajaba hasta el perro... pero la hierba segada a guadaña y recogida a forca y rastro. Pero también sabemos lo que es cuidar las vacas y las ovejas».

Y después del trabajo, en la cocina o en el salón de los mozos, la música, hecha pasión con el tiempo, tanto que Marucha llegó a ir a clase en la Escuela de Música de León y mostraba feliz el disco que grabaron.

- ¿Y cómo llevas lo de ser famosa ahora, ya de vieja?

- Nació Pedro tarde para cabrero; repetía siempre en una expresión tan suya como lo era su pandereta.
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