Llamazares, la cueva que guarda el misterio de la luz

La llamada cueva de Coribos en Llamazares volverá a abrir sus puertas con nueva dirección, la de la joven leonesa Sandra Fernández, que le está dando los últimos toques para una visita sorprendente

Fulgencio Fernández
24/04/2016
 Actualizado a 05/09/2019
José Vicente Casado le explica a Sandra Fernández cómo se puede "ver con claridad" que realmente se trata de dos cuevas en una. | MAURICIO PEÑA
José Vicente Casado le explica a Sandra Fernández cómo se puede "ver con claridad" que realmente se trata de dos cuevas en una. | MAURICIO PEÑA
La joven leonesa Sandra Fernández es lo que ahora se llamaría una emprendedora, aunque responde más a lo que siempre ha sido una inquieta, a una de esas personas que siempre le están hirviendo ideas en la cabeza y muchas de ellas las hace realidad.

Bromea con los clientes del negocio familiar, La Venta de la Tuerta, para de repente cortar la conversación con una pregunta:«¿Tú crees que sería posible...».

Ha creado un bosque animado con los árboles de la Venta, ha ampliado y creado nuevos espacios, se suma a iniciativas artísticas como el proyecto alcayata hasta que...

- ¿Conoces la Cueva de Llamazares?

- Sí.

- ¿Yqué te parece?

Su padre, o su hermana, pasan por detrás y te aclaran:«Se ha hecho empresaria de cuevas, las va a reabrir y si ésta se empeña...».

Y era verdad. Tan verdad que ya está en la recta final, dando los últimos retoques a esta cueva del Curueño, llena de historias y belleza, de leyendas y realidades de piedra, que mira desde lo más alto (la entrada está a 1475 metros de altura) a uno de los valles más espectaculares y bellos de la provincia.

Con todos ingredientes espera Sandra Fernández que lleguen nuevos tiempos para esta cueva que llaman de Coribos, que iba cogiendo nombre gracias al boca a boca de quienes la visitaban pero no acababa de arrancar. Ya ha cambiado la iluminación, ha acondicionados el recorrido, prepara paneles para quienes la visiten... Y hace unas semanas se puso en contacto y trabajó codo con codo con un experto en cuevas, el espeleólogo (y mil cosas más) leonés José Vicente Casado, quien pasó varias jornadas en la cueva y, como primera idea, animó Sandra Fernández a seguir adelante. «Vamos a ser sinceros, estas cosas no son fáciles, pero ella está muy dispuesta y la cueva realmente ofrece muchas posibilidades, no es la Cueva de Valporquero pero hay en ella otras cosas que también la hacen única».

Y señala José Vicente Casado dos aspectos fundamentales que entroncan además con las dos ideas de desarrollo de iniciativas de la nueva responsable de la cueva:«Tiene dos cosas única:El entorno geológico es impresionante, único;y la segunda es un verdadero hallazgo, para mi fue una verdadera sorpresa pues no lo había visto en ninguna otra cueva y he estado en mucha:la luminosidad de muchas estalactitas, he podido comprobar que muchas de las que cuelgan de su techo son fluorescentes, no son grises como aparentan sino de colores intensos, verdes sobre todo, que con una iluminación adecuada componen una estampa impresionante por su belleza y que, además, no se puede ver en otras cuevas y absolutamente naturales».

Recuerda Casado la sorpresa que fue para él cuando las iluminó con luz ultravioleta, como hace siempre, y se encontró con aquel «misterio de la luz», que cree que deben aprovechar como un gran reclamo en el recorrido por el interior de la cueva.

Yel otro aspecto que destaca José Vicente Casado es la riqueza geológica de todo el entorno de la cueva. «Las rocas de todo el pueblo, Llamazares, son impresionantes, muchas de ellas son del cámbrico; es decir, estamos hablando de 500 millones de años y las de la cueva también son muy interesantes, en este caso estaríamos hablando de unos 320 millones de años».

Incide Sandra Fernández en la importancia del entorno pues su planteamiento es que la cueva sea el eje central, el gran atractivo, de una ruta de no gran dificultad que llevaría a los visitantes hasta los casi 1500 metros de la entrada pero después de haber disfrutado de una localidad, Llamazares, y un valle del Curueño que «debería de ser el valle del Río del olvido».

En esta cueva conocida como de Coribos o Coribus siempre se ha hablado de su origen marino, de formaciones coralinas, una expresión que Casado matiza: «Es evidente que la roca madre se formó en un fondo marino, pero no las galerías ahora visitables. Lo que sí es cierto que la especial belleza de algunas de sus estructuras es la que ha provocado el calificativo de estructuras coralinas; y también existen restos fosilizados».

La parte que en una primera etapa se va a mostrar a los visitantes es la de más fácil acceso y las estampas más atractivas y sorprendentes, alrededor de 700 metros de recorrido, que es una longitud importante y a lo largo de la cual el visitante irá encontrando algunos paneles que le ayuden a entender la cueva y que complementarán las explicaciones del guía, que buscará compatibilizar la información, con la amenidad, el anecdotario, las curiosidades... como el hecho de que «aunque estamos siempre hablando de la cueva en realidad es una evidencia que son dos cuevas, una superior y otra inferior, con su historia propia... como otras muchas que encierra cada metro del recorrido.

Quedan pocos días para que la visita ya pueda ser una realidad, desde luego lo será por el verano pero la inquieta emprendedora insiste:«Si pudiera ser antes».
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