Una leonesa artesana de vidrio en su faceta más tridimensional

María Tascón es partidaria de una técnica muy poco habitual, el ‘casting’, que dota a sus piezas de un mayor volumen más allá del arte vitral hegemónico

Camino Díez Llamazares y Laura Pastoriza
25/04/2025
 Actualizado a 25/04/2025
https://youtu.be/r1VRrGLq_Ac

María Tascón deforma con sus manos el vidrio hasta convertirlo paradójicamente en formas tan específicas como un corazón, un plato o piezas emplomadas de las que se respiran aires de arte urbano. Su taller es buena muestra de su artesanía, que llena estantes, mesas, cajones de un garaje por el que la joven, invitando a entrar, pide disculpas. Pero es que no hay artista sin un lugar de creación desordenado. «He ido pasando por etapas», confiesa a modo de prólogo para reflejar en sus palabras su recorrido de la mano del arte vitral. «Al principio me interesaba mucho la pintura, luego el ‘fusing’, y ahora me estoy decantando un poquito más por el ‘casting’ por esa tridimensionalidad que puedes conseguir, que igual con la vidriera plana o la vidriera clásica no se puede», continúa. 

Antigua estudiante de la Escuela de Arte y Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de León en su grado de pintura sobre vidrio, no fue hasta que salió de las aulas cuando descubrió la técnica que menciona. «El ‘casting’ consiste en crear un positivo a partir de un objeto real y, con cera o barro, hacer un contramolde de escayola», describe sobre un proceso al que seguiría el vaciado de ese barro o cera. Para esta última se recurriría al método de la cera perdida; «es decir –en palabras de la artista–, se pondría el molde de escayola boca abajo y dándole calor con vapor de agua, la cera iría cayendo hasta que el molde quedara completamente limpio».

Ahí es cuando el vidrio que tanto manipula la joven entra en juego. «Se hace un cálculo del vidrio necesario, que es bastante más grueso del habitual, y se mete dentro de una maceta de barro hasta que vaya cayendo», sigue: «El vidrio va colando –es vidrio por colada– y entonces salen las piezas». Y señala uno de los frutos de su técnica, que tiene forma de mano; una que, estirada, bien abierta, deja leer en su palma «fuck rules» como dando cuenta de un esbozo de la personalidad de su dueña. 

María se pasea de un lado al otro enseñando algunas de sus piezas. Postrado junto a una de las paredes del garaje, un horno se erige inmenso reinando en el espacio. Es parte esencial en el proceso para crear esas obras en las que la leonesa nacida en Asturias invierte su tiempo; a las que dedica horas y esfuerzos en su aprendizaje constante. Obras que son el fruto de una curiosidad desbordante de su creadora, que se topó con sus puinitos en la técnica bien lejos de estas tierras leonesas. 

Algunas de las piezas elaboradas con la técnica ‘casting’ por la joven artesana leonesa reposan en el horno, parte esencial del proceso.MAURICIO PEÑA
Algunas de las piezas elaboradas con la técnica ‘casting’ por la joven artesana leonesa. | MAURICIO PEÑA

«El ‘casting’, como tal, en León no se enseña porque donde puedes estudiar vidrio es en la Escuela de Arte, pero se estudia vidriera clásica, emplomada, Tiffany, pintura sobre vidrio...», avanza: «Yo aprendí esta técnica porque tuve la oportunidad de hacer un Erasmus y me fui a Italia con la artista Silvia Levenson». Conocida por su posturas reivindicativas y su destreza en el manejo del material, la vidrierista Levenson, natural de Buenos Aires, recibió en 2004 el Premio Nacional de Arte en Vidrio de Italia, uno de los países más activos en este tipo de corriente creativa. María menciona también República Checa. «Allí también se trabaja muchísimo el ‘casting’, pero aquí, en España, en pocos sitios», apunta: «En Barcelona hay un taller que también lo hace, pero no es algo habitual»

Y es que la técnica a la que la joven artesana profesa devoción es una muestra tangible de que este arte va mucho más allá de su planicie hegemónica. La luz que atraviesa las vidrieras en las iglesias y catedrales no es la única que irradia el material, que encuentra tantos moldes como imaginación tenga el artista. Tascón, fiel devota de esta práctica, no deja a un lado aun así otros procesos como la transferencia de imagen. Las numerosas piezas que reposan sobre su mesa de luz en una quietud traspasada por fotones lo corroboran. 

Y, aun embarcada en la creación de sus propias elaboraciones, la leonesa saca tiempo para impartir clases en diferentes enclaves de la provincia. «Lo que estoy haciendo es llevar este proyecto alrededor de los pueblos de mi zona, esperando llegar a León también para acercar un poco lo que es la vidriera tradicional a la gente y enseñarles cómo pueden hacer ellos mismos una», relata: «Desde cortar el vidrio, pulirlo, pintarlo o grabarlo hasta luego emplomarlo o, con la técnica Tiffany, que sería pegando». 

María Tascón abre una ventana con sus redes sociales (@Artdextase) para que todo el que lo desee pueda atisbar parte de su trabajo, así como contactar con ella para obtener información sobre sus cursos. También, a modo de escaparate de una creadora a la que se pueden hacer encargos. «Quiero que la gente imagine una idea y yo transformarla a vidrio», zanja. La luz de su mesa le refleja en la cara mientras lo explica. Le quiere robar el protagonismo a ese vidrio que guía el pulso de la joven que lo atesora como si de oro se tratara. Y es que lo trata con el cuidado que se merece no sólo por su delicadeza; también por su capacidad de alumbrar esas formas sinuosas que firma la artesana.

Entre esas formas se queda María. A ella acompaña un ímpetu formativo y formador constante. Y junto a él dibuja prestándose a esa luz y ese calor que distorsionan el vidrio hasta llenar su taller de una belleza acristalada.

Lo más leído