Leones artísticos en un viejo Reino. ¿Conoces todos los que hay en la capital leonesa?

Un repaso a los numerosos monumentos a este animal, que cada vez está más presente por toda la ciudad

Gregorio Fernández Castañón
14/12/2025
 Actualizado a 14/12/2025
León de la alcantarilla de San Marcelo. | GREGORIO F. CASTAÑÓN
León de la alcantarilla de San Marcelo. | GREGORIO F. CASTAÑÓN

El rey de la selva, en León, conquistó puentes y rotondas, se elevó a las alturas de las peinetas para sostener los monótonos paseos del tiempo (tic, tac, tic, tac…) en un reloj mecánico y formó parte de diversos escudos heráldicos. Hay leones también buscando la luz de una plaza desde un óculo ciego, saliendo de una oscura alcantarilla o coronando el arco de una muralla y la puerta de una casa museo. De todo eso y más va esta sinfonía de letras que, además, no se esconde a la hora de alabar los ruidosos juegos de los niños. El caso fue que, aprovechando el último león coronado, prisionero de toda una legión de hormigas motorizadas que lo vigilan y hostigan sin dejarlo escapar, pensé que había llegado la hora de traducir, aunque fuera mínimamente, los fieros rugidos de un silencio atroz. León, esta ciudad (también provincia) que lleva en su bandera y escudo tan enorme y salvaje félido, recoge las anclas y eleva las velas para que, por encima de las aguas de dos de sus ríos (Bernesga y Torío), los navegantes de la vida terrenal, al cruzar los puentes, no se olviden de que, si salen de León o entran en ella, son vigilados por cuatro leones, dos en cada dirección.

Leones en el «Puente de la estación»

«Puente de la Estación» (del ferrocarril para más señas), sí, porque el ingeniero Eduardo Saavedra –director de las obras de la línea ferroviaria Palencia-León– fue quien lo proyectó (en 1863) buscando una vía de enlace directa con el tren que llegó pitando a León, por primera vez, el 23 de agosto de 1863, justo al otro lado del río Bernesga. Y ‘Puente de los Leones’ después de que, con un nuevo puente, con un mayor ancho en el tablero, se instalaran las esculturas cuatriplicadas del león (que pretendo destacar). Leones en piedra que fueron realizados en el taller del escultor Víctor de los Ríos, con la colaboración en el diseño y en la ejecución –en parte– del escultor leonés (es de justicia nombrarlo) Valentín Yugueros. Se instalaron en el año 1967.

León en el «Puente de la estación». | GREGORIO F. CASTAÑÓN
León en el «Puente de la estación». | GREGORIO F. CASTAÑÓN

Los cuatro leones de Puente Castro

Los leones de piedra de este puente «protegen» con su presencia a los que tengan a bien entrar o salir de Puente Castro –Castrum Judaeorum, el poblado que allí, a su lado, se asentaba hasta el siglo XI–. Son cuatro leones, situados a ambos lados de los pretiles del puente y cada uno de ellos porta un pergamino con inscripciones relativas a la construcción del mismo. Un puente espectacular, de origen romano, que facilita el paso a vehículos, transeúntes y peregrinos (del Camino de Santiago) por encima del río Torío. Su estructura actual (de 1778) está sostenida por diez bóvedas de cañón. Espectacular.

León de Puente Castro. | GREGORIO F. CASTAÑÓN
León de Puente Castro. | GREGORIO F. CASTAÑÓN

Los leones del Mercado

En este caso son dos los felinos pétreos que, día y noche, sin que les importe el sol, el viento, la lluvia o la nieve, hacen guardia a ambos lados de la iglesia Nuestra Señora del Camino, Antigua del Mercado (siglo XI). Cada uno de ellos, sentado y en silencio, sujeta con sus patas delanteras una cartela en la que se percibe, con total claridad, un búcaro con azucenas (flor que representa la virginidad de María y que además, en la Biblia, simboliza la elección y la providencia). Estos dos leones llegaron hasta este lugar procedentes de la Catedral, donde formaban parte del antiguo cerramiento de su atrio derribado en el siglo XVIII. Quiero por último destacar que estos leones vigilan atentamente y «se maravillan» de las rejerías románicas (siglo XII) que, con motivos espirales, protegen las ventanas de la iglesia que descansan a su vera.

León del Mercado. | GREGORIO F. CASTAÑÓN
León del Mercado. | GREGORIO F. CASTAÑÓN

Los leones de la Catedral

Esculturas en pináculos, procedentes de cerramientos diversos, altos y bajos relieves en escudos (como, por ejemplo, en la portada de la Virgen del Dado)… Los leones que, en la actualidad, se pueden admirar en el claustro catedralicio son de tal volumen (hay que ver y admirar especialmente aquel que posee uno de los pináculos que reposa en su patio) que yo, la verdad, me quedo justo con el que aparece en el escudo de la entrada (mal iluminado, por cierto, como se percibe en la foto y «condenado» a «no verse», por cuanto el armazón de la portería le aprisiona de tal manera que proyecta en él, digámoslo así, más sombras que luces.

León de la Catedral. | GREGORIO F. CASTAÑÓN
León de la Catedral. | GREGORIO F. CASTAÑÓN

Leones en el Hospital de Regla

Es justo decir que este hospital posee en sus piedras el alma y la vida de un palacio barroco, con influencias renacentistas que, en el siglo XVII, a duras penas mantenía el brillo en otro lugar de nuestra geografía leonesa –Renedo de Valdetuéjar–, pero, a pesar de sus achaques, «vivía». Y con toda certeza se puede añadir que los escudos con los leones que están repartidos por las fachadas del hospital pertenecen al mismo palacio. Eran, entre otras, sus señas de identidad. 

León del Hospital de La Regla. | GREGORIO F. CASTAÑÓN
León del Hospital HM Regla. | GREGORIO F. CASTAÑÓN

El obispo Almarcha, al comprar todo el conjunto de piedras «interesantes», en 1954, y traerlas para León, nos «vendió» a los leoneses que «si no hubiera sido por mí, el palacio de Renedo de Valdetuéjar (declarado Bien de Interés Cultural en 1949) habría desaparecido». Como así fue. 

El escudo que corona la calle Los Cubos

Sin alejarme demasiado del espacio anterior, me detengo para presentar… un escudo con un nuevo león hecho en piedra. ¿Uno más de los muchos existentes? Pues no. Siento decepcionar al que así piense. Este escudo, que corona el arco peatonal por el que se accede o se sale de la calle Cien Doncellas a la avenida de los Cubos, y viceversa, tenía que estar en esta selección por… justicia. Y aquí está. No es un escudo cualquiera. Fue realizado por José Andrés Seoane, de la familia Seoane (padre y hermanos), que tanto trabajó por conservar y salvar nuestro patrimonio artístico (Catedral o San Isidoro, entre otros monumentos). 

Escudo. | GREGORIO F. CASTAÑÓN
Escudo de la calle Los Cubos. | GREGORIO F. CASTAÑÓN

Reconozco tanto la gran labor hecha por esta familia que, en su honor, «me quito el sombrero». Punto y seguido (y a ello voy, cambiando de escenario).

León de la fuente de San Isidoro

Esta fuente neoclásica (de 1787), obra de Isidro Cruela, estaba situada en el centro de la plaza. En 1965, «para que nada enturbiara la belleza de la basílica», la familia Seoane fue la encargada de desplazarla hacia el lugar que hoy ocupa. Bien, pero todavía hay más y me lo cuenta José Andrés Seoane: «el león encumbrado de dicha fuente lo hizo mi padre, sustituyendo la escultura realmente muy deteriorada, original de Mariano de Salvatierra». Su padre, Andrés Seoane Otero, fue la misma persona que, con su actuación, logró, de milagro, que la Catedral, nuestra Catedral, no se derrumbara a causa del pavoroso incendio de 1966. Pero eso es otra historia. Bien se sabe y es de justicia pregonarlo a los cuatro vientos.

León de San Isidoro. | GREGORIO F. CASTAÑÓN
León de San Isidoro. | GREGORIO F. CASTAÑÓN

Leones de la calle Serranos

Si no fuera por el polvo y el abandono, estoy convencido de que el rugido de estos leones traspasaría el horizonte de la máxima indiferencia. Son cuatro, aunque dos casi ni se ven, pero los que actúan de soportes al escudo o blasón, a falta del grosor de uno de los pelos de sus frondosas cabelleras –es un decir–, son más que relieves; son, yo así los veo, dos esbeltas esculturas sujetas a la pared frontal de un edificio renacentista perteneciente, inicialmente, a Álvaro de Quiñones Osorio y Lorenzana, caballero de la Orden de Santiago y marqués de Lorenzana, desde 1642; título otorgado por Felipe IV. Dos leones, en definitiva, que actúan como soportes de un escudo de armas cuartelado con el distintivo de los Quiñones, la banda de los Tovar, los dos leones tumbados de los Lorenzana y los dos lobos pasantes de los Osorios. Dos leones, sí, que son y están, ¿hasta cuándo su abandono?

Leones de la calle Serrano. | GREGORIO F. CASTAÑÓN
Leones de la calle Serranos. | GREGORIO F. CASTAÑÓN

El león del edificio Oscus

Un escudo de León en la calle Dámaso Merino. Un león sencillo, diminuto, sin valor artístico alguno; una excepción. Lo sé, pero creí conveniente traerlo hasta este apartado de leones para pintar, con la voz de las palabras, lo que fue el edificio donde se encuentra. Una casa del año 1900, considerada –no me preguntéis la razón– la única de estilo «gótico» de todo León (relacionada en parte, eso sí, con la construcción de Botines). Un edificio, conocido por Oscus (Obra Social y Cultural Sopeña), ya que allí estuvo la sede de esta asociación a partir del año 1970 y durante unas décadas más. Durante la guerra civil –lo digo por curiosidad–, en este mismo edificio se encontraba en pleno funcionamiento la sede del Instituto Nacional de Previsión. 

León del edificio Oscus. | GREGORIO F. CASTAÑÓN
León del edificio Oscus. | GREGORIO F. CASTAÑÓN

Los leones que sostienen un reloj

A pesar de ser tan espectaculares, salvo excepciones, pasan desapercibidos. Y es una pena, porque… son únicos. Se encuentran en la peineta, eje central, del edificio denominado «El Mirador del Concejo» o «Consistorio», de la plaza Mayor, de León. Un edificio de 1677. El reloj, sin embargo, corresponde al siglo XIX y está en este lugar después de hacer sido sustituidos los escudos que, en la actualidad, forman parte del Consistorio de la plaza de San Marcelo. Escudos que también poseen algún león que otro. Curioso, ¿verdad?

Leones en el reloj. | GREGORIO F. CASTAÑÓN
Leones en el reloj. | GREGORIO F. CASTAÑÓN

«El león de la alcantarilla»

Ni se te ocurra ponerte a la altura de sus ojos, porque lo enfurecerás todavía más. Y su rugido llegará a cruzar el bosque de la indiferencia para formar parte del eco que habita en el centro de la ciudad. Nació así de regordete, con trescientos kilogramos de carne de bronce, el 8 de octubre de 2020. De pronto, el pueblo –que es soberano– lo acogió como «suyo» y, sin tener en cuenta a sus padrinos (SALEAL), lo rebautizó con el nombre de “El león de la alcantarilla”. Sus dioses creativos fueron Juan Antonio Cuenca y Alejandro Sáenz de Miera, quienes utilizaron, para tal fin, un boceto inacabado del también escultor asturiano Kiko Miralles. ¡Ah! Y que nadie saque conclusiones erróneas de lo que quiere representar. Son tantas las letanías que yo he escuchado que, dejando al margen cualquier cuestión política y/o religiosa, yo me quedo con «la fuerza y el poder; la lucha permanente contra la adversidad». Si quieres puedes; lucha con garra y lo conseguirás.

León de la alcantarilla de San Marcelo. | GREGORIO F. CASTAÑÓN
León de la alcantarilla de San Marcelo. | GREGORIO F. CASTAÑÓN

El león de Gaudí

Que me perdonen los que al mirar de frente este «palacio de nieve» dibujan en su piel blanca un dragón, utilizando las pizarras del tejado como escamas y la puerta y determinadas ventanas para alimentar el fuego que emana por sus ojos y boca. Yo quiero pensar que Gaudí escogió la bandera que representa al viejo reino y dejó que fuera el viento el que llevara a los cuatro puntos cardinales la semilla que alimenta nuestra nobleza y poder; nuestro coraje, valentía y realeza. León. Sí, un león permanece a la vista de los que, como yo, quieren ver una pieza artística, sin igual, capaz de levantar los ánimos que desembocan en la máxima admiración.  

León de Botines. | GREGORIO F. CASTAÑÓN
León de Botines. | GREGORIO F. CASTAÑÓN

Un león –ya veis– muy distinto a todos los que he presentado hasta ahora, diseñado en forja por el genio, en colaboración con Juan Oños y el leonés Bernardo Valero. Con colmillos y garras amenazantes, ruge instalado en el cuadrilóbulo superior de la puerta por donde se accede al Museo Casa Botines de Gaudí. Espectacular. Único. 

El león de un Reino

Ahí está, en la rotonda de la avenida Fernández Ladreda, un león que, con cinco metros de altura, se alimentó de chapa oxidada para hacer realidad un recuerdo lejano: León, en 2010, celebró el 1.100 aniversario de la fundación de su reino (910), Reino de León. La silueta de este enorme felino reproduce la imagen del logotipo oficial de aquella conmemoración, según dibujo realizado por el artista e ilustrador Toño Benavides. A su alrededor, por si hubiera alguna duda, se ha utilizado la misma voz de chapa para dejar al viento fresco tan magno acontecimiento: «Reino de León 910-2010».

León de un Reino. | GREGORIO F. CASTAÑÓN
León de un Reino. | GREGORIO F. CASTAÑÓN

Los leones de San Marcos

Me detengo brevemente en la peineta, de estilo plateresco, de la fachada principal del Convento de San Marcos. Lo hago porque, tras añadir determinados elementos barrocos (siglo XVIII), se puede admirar su belleza con exceso de detalles labrados en piedra, en los que se incluyen, de ahí mi interés, los escudos de armas de Santiago y los del Reino de León. Escudos que, de una forma u otra, incluyen determinados leones como estos, tan espectaculares, que reposan en la base. Leones que, aquí, llevan su mirada con dirección a Galicia, indicando, tal vez, la dirección idónea para continuar con el Camino de Santiago.

Leones de San Marcos.| GREGORIO F. CASTAÑÓN
Leones de San Marcos.| GREGORIO F. CASTAÑÓN

El león procedente de México

Quiero pensar que el avión que lo trajo desde tan lejana tierra amiga se balanceaba con cada rugido que emitía este poderoso rey de la selva. Y quiero creer que la luz que iluminaba su jaula llevaba con ella rayos y truenos de sana fiereza procedentes de los dos lugares distantes que se iban a hermanar: el León, en el estado de Guanajuato (México), y nuestro León.

El león procedente de México ubicado en Eras de Renueva. | GREGORIO F. CASTAÑÓN
El león procedente de México ubicado en Eras de Renueva. | GREGORIO F. CASTAÑÓN

Una escultura que, realizada y donada por el escultor mexicano Carlos Terres y por Fortino Caballero Licerga, en 2001, descansa en el barrio de Eras de Renueva, justo en la rotonda que une las avenidas de los Reyes Leoneses y General Gutiérrez Mellado. Una escultura, en fin, que, realizada en terracota, con pátina en bronce, posee un detalle que se ha de destacar como se merece: al final de la cola de tan monumental felino (de 3,50 metros de altura) su autor, así, como no quiere la cosa, buscó las cosquillas de una serpiente azteca para representar la deidad prehispánica, que viene a representar la unión del cielo y la tierra. 

Un león para soñar y jugar

Hay que tener mucha imaginación, como la tienen los niños, para descubrir en la piel de estas chapas doradas… un «fiero animal en nuestro viejo reino». Y ahí está, con más de seis metros de altura, el «león –me aseguran– más grande de atracción infantil a nivel mundial». Y yo no lo dudo. De lo que no tengo certeza es de que el personal infantil, adolescente, adulto, anciano y… hasta «medio pensionista» se imagine que esos tubos verdes que lo rodean sean un campo de juncos «diseñados para crear un gran conjunto de juego». Y jugando, jugando, ahora sí, los pequeños diablillos de 3 a 12 años consiguen desarrollar su poderosa imaginación con la ayuda de cuerdas, trepas, arañas, puentes colgantes, hamacas y catenarias. ¡A disfrutar! 

León de la Explanada de los Pendones Leoneses. | GREGORIO F. CASTAÑÓN
León de la Explanada de los Pendones Leoneses. | GREGORIO F. CASTAÑÓN

El león ‘transparente’

Este «león rampante», obra de Fernando Ortiz, ha sido el último en llegar a la ciudad (diciembre de 2025). Obligado –es un decir–, fue subido a un pedestal y «plantado» en la nueva rotonda del Puente de los Leones. Un «desacierto», según el criterio de muchos de los habitantes que lo rebautizaron ya con el nombre de «El león trasparente». Y no les falta razón, por cuanto para hacer (y escoger) la fotografía que aparece en este apartado tuve que dar vueltas y más vueltas (y retocarla más de la cuenta) para que luciera mínimamente. Cuando no se fundía con los edificios de la plaza de Guzmán, lo hacía con los del otro extremo, con las nubes grises o con la vegetación.  Los semáforos y los diversos cables (de las luces navideñas, que tuve que borrar) también parecían cubrir de telarañas su estilizada figura de 3,2 metros de alto y 197 kilogramos de peso. En mi modesta opinión, creo que este «León rampante», que no debería competir con el espacio de los leones pétreos del puente, necesita otro lugar para ser admirado como se merece.

León transparente. | GREGORIO F. CASTAÑÓN
León transparente. | GREGORIO F. CASTAÑÓN

Un león más, nada menos, para una ciudad que se vanagloria de llevar hasta la piel de «su selva histórica» al rey león, aunque no está de más recordar que «León», el nombre de la ciudad, procede o se deriva del latín Legionem, clara referencia a la Legio VII Gemina (Séptima legión «gemela») que, tras la conquista de Roma, se asentó en esta zona en el año 29 antes de Cristo.  Tengo que decir, para terminar, que los leones que aparecen en este trabajo solo forman parte de una selecta muestra. Por el camino, como es fácilmente comprensible, quedaron otros muchos guardando silencio. 

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