Ledicia

Orquesta correcta e impersonal. Pese a su antigüedad, el espectáculo de esta formación orensana carece de aspecto alguno a destacar, con un repertorio plano y con voces y músicos correctos pero que no lucen grandes cualidades

Por Alfonso Martínez Y Daniel Martín
13/08/2016
 Actualizado a 11/09/2019
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Ha sido una de las pequeñas decepciones de la temporada de verbenas. Es una orquesta fundada en 1975, de gran tradición por tanto en el mundo festivo, y se esperaba algo más de ella, pero lo cierto es que Ledicia es una orquesta que pasa desapercibida.

Lleva un espectáculo correcto, pero sin ningún tipo de alarde, ni musical ni de montaje, y eso le lleva a ser una orquesta sin personal, sin nada que consiga atrapar realmente al público.

Lo único que llama un poco la atención es la entrada de la delantera de Ledicia, formada por tres cantantes, una femenina y dos masculinos, y por dos bailarinas. Todos ellos bajan de sendos arneses de lo alto del escenario, algo que resulta llamativo, pero que ya está muy visto en el mundo de la verbena, sobre todo si nos referimos a las formaciones procedentes de la comunidad gallega.

Tienen ese afán de darle a todas las canciones este toque latino, de cumbia, que puede quedar muy bien en caso de que los músicos y los cantantes tengan un nivel superior, algo que no parece ocurrir en el caso de los actuales integrantes de Ledicia. Lo habrán podido comprobar todos aquellos que les vieran en las fiestas de Veguellina de Órbigo el pasado mes de julio. Tiene por tanto un repertorio plano, en el que ningún tema llama la atención de manera poderosa. Además de la delantera, cuenta con una formación clásica, es decir, trío de metales (trompeta, trombón y saxo) y cuarteto de ritmo (guitarra, bajo, batería y teclado). En definitiva, Ledicia es una orquesta que no molesta, correcta, pero de la que resulta complicado enarbolar alguna de sus facetas. Es un show plano, sin grandes voces, sin grandes músicos y sin un repertorio que sirva para generar realmente un ambiente de verbena, algo que resulta fundamental para que una orquesta sea un gran referente.
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