La lectura del mes nos lleva a una casa que está viva y que a través de sus paredes nos contará una historia. ‘Carcoma’, la primera novela de Layla Martínez, es el gran éxito de la editorial independiente Amor de Madre, que cuenta ya más de 50 reimpresiones de esta obra que ha sido traducida a más de una decena de idiomas y llegado a 15000 lectores. Martínez es, además de escritora, editora en su sello Levanta el fuego, uno de los presentes en la última edición de FEE.
La casa como ente vivo nos ha dejado grandes historias firmadas por mujeres. Autoras ya clásicas como Shirley Jackson en ‘Siempre hemos vivido en el castillo’ (1962); maestras del relato reciente como la argentina Samanta Schweblin con sus ‘Siete casas vacías’ (Premio Ribera del Duero 2015 y National Book Award 2022); y autoras patrias como Pilar Adón con su ‘De bestias y aves’ (Premio de la Crítica 2022 y Premio Nacional de Narrativa 2023) nos han mostrado de formas distintas cómo una casa puede inquietar y aterrorizar pero sobre todo servir para explicar vidas, muertes o violencias sufridas por mujeres.
En ‘Carcoma’, Layla Martínez recoge la historia de su abuela y la utiliza para escribir un relato que habla de abusos, patriarcado y también de venganza. En ella las voces te llaman y arrastran en una casa llena de sombras, que define mejor que nadie una de las dos narradoras, diciéndonos muy pronto que «no es un refugio, es una trampa. Nadie sale de aquí nunca y los que se van siempre acaban volviendo. Esta casa es una maldición, mi padre nos maldijo con ella y nos condenó a vivir entre sus paredes».
Desde este presupuesto crea Layla una mitología que combina en su construcción elementos mágicos y espirituales y se levanta sobre la memoria de las mujeres de la familia, sobre sus odios, su dolor y su miedo. Y en el ambiente encontraremos niebla, oscuridad, armarios que esconden secretos, fantasmas, muerte y mucha inquietud.
No queremos desvelar demasiado de lo que narra ‘Carcoma’. Creemos que es preferible dejarse sorprender por esta historia que juega con elementos de lo sobrenatural para llamarnos la atención sobre la vida de las mujeres de la novela, que podrían ser tantas otras. De lectura tremendamente ágil, el ritmo lleva a necesitar llegar al desenlace para conocer el destino de los personajes, pero también a disfrutar de un envoltorio que parece terror sobrenatural pero que encierra una realidad tremendamente dura.
Con este libro nos despedimos hasta septiembre, aunque nos llevaremos como deberes algunas lecturas de verano que os propondremos el mes que viene.