- Tenía una personalidad arrolladora. No podía ser domesticada por nadie; añade Montserrat Blanco, nieta de Celia y realizadora de un modesto documental, fruto de un taller, pero que se convierte en un impagable testimonio de una mujer y una raza de mujeres.
Celia fue minera en Villamartín del Sil, su pueblo. "Entró primero en el lavadero pero como, por su situación personal y familiar, necesitaba más ingresos para el sustento de la familia pasó a ser vagonera, un trabajo mucho más exigente en lo físico pero la abuela era muy fuerte".
La situación personal y familiar de Celia, como la detantas mujeres de su generación, estuvo profundamente marcada por la guerra y las condiciones de vida de la época. "Su madre tuvo que emigrar a la Argentina después de quesu maridofuera asesinado por un grupo de falangistas cuando ella tenía solo nueve años, yCelia se quedó sola en el pueblo. Se casó muy joven y su esposo tuvo un grave accidente en la mina por lo que estuvo postrado en una cama mucho tiempo y fue ella quien lo cuidaba».

Y a la salida de la mina tenía que atender a su esposo, postrado por la enfermedad, sin olvidar el trabajo que con las condiciones de la época suponía cuidar de cinco hijos. De ahí que las vecinas repitan con frecuencia aquello de "Celia era muy trabajadora y muy competente para la vida".
Reconoce su nieta que lo más gratificante del documental ha sido comprobar el excelente recuerdo que las gentes de Villamartín del Sil guardan de Celia la vagonera. Pero junto a estos excelentes recuerdos también se cuelan otras historias que hablan de la dura vida que llevaban y las condiciones de trabajo en aquella mina. "De un lado están los emotivos testimonios de cómo las mujeres se apoyaban mutuamente conscientes de la necesidad de hacerlo, en las casas, en los trabajos; pero también recuerdan otros comportamientos muy hostiles hacia ellas, y se habla de la brutal violencia que ejercían en muchas ocasiones los capataces, en una mina donde las jerarquías eran casi sagradas". Y todo esto ocurría en una comarca de montaña, "donde las condiciones de vida eran bastante duras, donde trabajaban a la intemperie con temperaturas que muchasveces eran de varios grados bajo cero, sumado a laescasez de alimentos, de ropas de abrigo o adecuadas para aquellos trabajos...". Y muchas mujeres que conocieron a Celia rematan: "pero no había otra cosa".
Señala Montserrat Blanco que lo que más le sorprendió "pese a la represión y las muertes vividas son las tremendas ganas de vivir y la ilusión por un futuro mejor que transmiten las mujeres" por ello "he querido que este documental sea un homenaje a todas las mujeres mineras que de tan invisibilizadas parece como si la historia se las hubiese tragado y olvidamos que realmente fueron ellas las que, tragando el polvo del carbón, hicieron historia".