Las tablillas mesopotámicas y el calendario el Taco

Por José Javier Carrasco

27/06/2023
 Actualizado a 27/06/2023
Tablilla de arcilla con la escritura cuneiforme.
Tablilla de arcilla con la escritura cuneiforme.
Predecir el tiempo es tan importante para programar las salidas del fin de semana como para desencadenar una operación militar.  La meteorología es la ciencia que trata del estudio de los  fenómenos atmosféricos o meteoros, teniendo en cuenta al menos seis factores: la temperatura del aire, la presión barométrica, la velocidad  y dirección del viento, la humedad, las nubes y las precipitaciones. La necesidad de predecir los cambios atmosféricos ha estado siempre presente. Numerosas tablillas de barro babilónicas, donde se ofrecen toda clase de proverbios referentes al tiempo, lo atestiguan. En una de ellas se lee: «Cuando un anillo rodee el sol, caerá la lluvia».

La necesidad de estudiar la naturaleza de los vientos y sus cambios estacionales de cara a la navegación marítima siempre tuvo un interés relevante. En 1686, Edmond Halley publica el primer mapa de vientos terrestre. También el descubrimiento de nuevos instrumentos de medición como el termómetro, anemómetro, barómetro e higroscopio, hizo que a mediados del siglo XVII se creyese posible descubrir la regularidad con la  que se producían los fenómenos atmosféricos y determinar de ese modo las leyes que los regían.  A partir de 1780, la Academia de Mannheim realiza una serie de registros atmosféricos, desde distintos puntos de observación, que se alargarían hasta 1795. La llegada al poder de Napoleón supuso  la supresión de las Academias del Antiguo Régimen y como consecuencia, Lamarck se vio obligado en 1804 a abandonar la publicación de su ‘Anuario Meteorológico’ y la esperanza de encontrar unas leyes climáticas. Los servicios de meteorología y los modernos instrumentos puestos a su servicio estaban aún lejos. Con ellos, la Armada Invencible habría corrido  mejor suerte.

En una  ocurrente adivinanza publicada por el Taco se pregunta cómo es que un hombre tiene en  ocasiones que subir andando desde el piso quinto hasta el quince donde vive y en otras puede hacerlo en ascensor. La explicación es su tamaño, un enano, que alcanza el botón de su piso  gracias a un paraguas los días de lluvia. En el folleto ‘Climas de España’, de José María Soroa, ingeniero agrónomo, publicado por el Ministerio de Agricultura, Sección de Publicaciones, Prensa y Propaganda, a principios de los años cuarenta del pasado siglo, el clima que correspondería a León, según el gráfico desplegable del mapa de España incluido en la publicación, se encuadraba en su mayor parte en el área de las zonas secas, así que nuestro hombre de la adivinanza, si viviera en León, tendría que subir hasta casa, casi todos los días,  por las escaleras. Lo que contribuiría a mejorar su salud, a no ser que, además de enano, fuera  asmático. La zona geográfica más húmeda de la provincia, de clima mediterráneo templado frío, corresponde a la Cordillera Cantábrica y los Montes Aquilanos, con precipitaciones entre 1100 y 1900 mm y con un periodo seco de solo uno o dos meses; la más seca, la zona del Bierzo y  meseta, de clima mediterráneo templado, con un periodo de tres a cinco meses secos y una pluviosidad entre 400 y 900 mm. Datos que quizá tendrían que ser actualizados pues están sacados de ‘La Enciclopedia de León’, publicada por La Crónica 16, en 1996, cuando las consecuencias del «cambio climático» – nuestra actual contienda a nivel global –, cada día más evidentes, como en el pasado año,  solo apuntaban en el horizonte.
Archivado en
Lo más leído